A: Es oficial: el picaporte se ha desprendido, se ha alejado para siempre de su cobijo, su hueco, su agujero madre (La manija en su mano es como un miembro muerto.)
B: ¿Estamos encerrados? (Movimiento circular de ojos. Sudor frío. Algunos pensamientos obscenos cruzan el horizonte.)
C: Estamos en problemas (Houston…)
U: Estamos revolucionando el concepto de sobremesa (Sentada a caballo del bidet. Posición que abandonará en unos momentos, para adoptar la de flor de loto. Sin abdicar de su trono. Dice.)
B: ¿Somos revolucionarios? Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh (Más movimiento circular de ojos.)
C: Somos un movimiento…
U: Gastrointestinal (Cejas arriba, hermanos!)
A: No sé si este fue un acto de crueldad, de vandalismo o de liberación (Todavía sostiene el miembro en su mano.)
C: No sé de qué se trata, pero me opongo (Clap clap clap. La cosa está que arde, señores.)
U: Hermanos, si desean alcanzar la iluminación… no tienen más que estirar la mano: a la derecha de la puerta está el interruptor
B: Tu sabiduría me inunda
U: Quizás deba cerrar la canilla…
(Silencio sepulcral. Miradas culpables, culpantes, culposas. Escrúpulos, estúpidos, esdrújulos.)
A: ¿Para esto fuiste hecho? ¿Es este tu triste y solitario final? (Entre sus manos, su blandas manos, el miembro parece un arma descargada.)
B: Ustedes dirán que mi sentido de la oportunidad es inmejorable, pero… ¿adivinen qué tengo ganas de hacer? (Sonrisas colgate, brillantes, luminosas, cargadas de felicidad y buenaventuranza. Flash. Splash. Squash.)
C: ¿De hacer la revolución? (Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.)
U: De hacer el ridículo (Dice, sacando de quién sabe dónde un pomito de crema para el acné.)
A: De hacer el amor (U guarda el pomo y saca otro. Y luego otro. Y otro. Y una cámara de fotos. De quién sabe dónde, por Dios. A no larga el arma, la acaricia como si fuera el último recuerdo de un pasado borroso.)
B: (Las comisuras se estiran como chicle. La sonrisa amanece, que no es poco. Detrás de todo eso, de la cordialidad bien aprendida y las puteadas masticadas, asoma el placer, la perversión: el anticipo del triunfo.)
C: Hey, boludo, no dijiste nada! (La sonrisa ya es obscena: puede leerse como un papiro: millones de intenciones macabras cruzan la línea de sus labios: se contraen en una mueca precisa, sádica, aérea.)
U: La respuesta está en aire…
A: Como el amor (A se ensombrece. Nada de lo que pase a su alrededor lo toca. Todo lo roza con la levedad de una sombra.)
C: Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhh (La falta de ventanas amedrenta, amenaza.)
U: Precavidas las almas que supieron prever el fin del mundo, porque ellas estuvieron preparadas y, como una oveja ante la gran barca, bajaron la cabeza, y comenzaron a caminar por la rampa con su pareja. (Y a todo esto U saca un lindo cañito e intenta, infructuosamente, encenderlo. A la observa atontado. La palabra pareja lo ha dejado perplejo. Y se mira en el espejo. Las cejas. Los ojos. La juntura de los labios. La soledad de sus orejas. Tan lejos. Tan ajenas. Tan lejanas.)
B: (Mientras termina de sonreír y aspira triunfal el fruto de su esfuerzo, comienza a bajarse los pantalones.)
C: Lo va a hacer, Dios nos libre y nos guarde!
A: ¿Qué es esto que llamo cara? ¿Es el resultado de todo lo vivido, lo visto, lo olido? (Se toca las cejas con el recuerdo. Se recorre la frente, la dibuja de nuevo. Se construye una cara con lo que quisiera ser y no puede.)
U: Viva la revolución! (Aspira. A ser alguien. Alguien más. Otra que no sea ella. Mierda.)
B: (Los cuatro metros cuadrados le permiten, créase, tomar una carrerita y lanzarse al inodoro de espaldas, como un buzo se lanza al mar, como todos volveríamos, si pudiéramos, a la matriz.)
C: B, dejate de joder, no lo hagas, tené compasión…
B: (Hace fuerza)
C: Com-pasión, no con pasión!
(Flash. Splash. Squash.)
A: (Va cayendo lentamente sobre el lavatorio. Las palabras lo golpean como lanzas, como látigos, como lenguas viperinas, lenguas vespertinas.)
U: Que la fuerza esté contigo hermano. (Eleva el cañito a su derecha y saluda a la concurrencia [un pobre tipo abrazado a un lavatorio que le queda demasiado chico, un pobre chico abrazado a un pobre tipo que abraza un lavatorio y que no sabe por qué se siente tan pesado, por qué todo le cuesta tanto en la vida, caramba], viborea la mano por el aire, vuela, baila, se contonea.)
A: Este es el fin de una era (A de apocalíptico.)
U: Todo pasa, todo pasa… hasta esto (Y señala el polvo de sus restos entre los dedos.)
C: Por favor, no hagas promesas sobre el bidet (Se aferra a A como a un rencor. A acaricia el recuerdo como a una paloma imaginaria.)
B: Me quedaron unos restos entre los dedos… (U se lame. B la mira. Se mira los propios. Por un segundo, se estremece.)
A: (A levanta la mirada. Restos. Fósiles. Recuerdos. El pasado. Todo se agolpa en su pecho. La vida le galopa en un instante y todo lo entiende. Cuatro personas, un baño, y él que lo comprende todo, de repente, como si la verdad fuera esa pelusita que descansa en el fondo del bolsillo y que todos acarician esperando el colectivo, pero que nadie se anima a sacar.)
B: ¿Qué mirás, boludo? ¿Tenés papel?
U: (Le muestra la cajita de sedas vacía. Levanta los hombros. Descruza las piernas. Medita sobre las posibilidades de lograr que el agua finalmente salga tibia.)
A: (Lo mira enternecido, casi llorante. Estira los brazos y abre las manos: le ofrece un pedazo de sí, un despojo de su ternura pasada, de su libertad futura: una paloma de aire y humo)
B: ¿Qué me das, cabeza?
(A de anómico. A de agradecido. A de amor universal.)
B: ¿Cómo carajo querés que me limpie con un picaporte, boludo?
U: Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
(A, B y C miran a U.)
U: Salió tibia. (Explica, al final de su largo suspiro.)
Usted