Aunque hizo varias películas, entre ellas El amor, primera parte y tuvo unas cuantas apariciones en televisión, Luciano Cáceres es básicamente un tipo de teatro.
Como actor, trabajó con Javier Daulte en Bésame mucho y en Nunca estuviste tan adorable. También participó de Bizarra, saga escrita y dirigida por Rafael Spregelburd. Y fue nominado a los premios ACE como actor del Off.
Su carrera como director incluye aciertos como Criaturas de aire, de Lucía Laragione, que fue muy celebrada por la crítica y Paraísos olvidados, de Rodolfo Roca. También hizo la puesta de Uraniburg, el eterno pelo de Ticho Brahe, del cineasta Cristian Martínez, para presentarla en la Semana de Teatro Argentino, Casa de América en Madrid.
Este año, entre otras cosas, participó del ciclo Cerocinco como director de la obra Cané, estudiantina. Y forma parte de la cooperativa que dirige ElKafka, teatro y espacio cultural creado por Rubén Szuchmacher.
Actuaste principalmente en teatro, también en cine y televisión y publicidad, ¿cambia mucho la manera de componer un personaje? ¿Dónde radica la diferencia? ¿Dónde te sentís más cómodo y por qué?
Mira, yo creo que todas estas formas son muy distintas, uno intenta hacerlas lo más verdaderas y emocionales que sean posibles. La diferencia está en el entorno. Igual creo que mismo en todas estas disciplinas también hay diferencias, hablo de estilos, géneros, que te fuerzan a actuar de determinada manera. En el lugar que me siento más cómodo es en el teatro, no digo que me sea fácil, pero es mi territorio.
En cine, estoy aprendiendo a disfrutarlo y en TV, todavía no le encuentro la vuelta, pero me interesan todos estos lenguajes como lugar de crecimiento también.
En este momento hay cuatro obras en cartel dirigidas por vos. ¿Cuando empezaste a dirigir? ¿Qué tipo de materiales te interesa trabajar y por qué?
Justo en este momento, ya no hay ninguna. Se reponen el año que viene: Acercamientos personales II y seguramente algunas funciones de Cané, estudiantina que se armó para el Proyecto 05. Te cuento que esta semana comienzo los ensayos de 4.48 Psicosis de Sarah Kane, con la actuación de Leonor Manso.
Dirijo desde hace ocho años, con un actor y amigo Sergio Surraco nos elegimos mutuamente, montamos un espectáculo con dos obras de Chejov: El oso y Pedido de mano. El me dirigía a mí en El oso y yo a él en Pedido de mano. Se dio naturalmente lo de la dirección, había cosas que quería probar… y así comencé.
Elijo los materiales que me presentan un nuevo desafío. Todavía no me considero un director de un solo tipo de teatro o estética. Me despierta interés, curiosidad o simplemente hay una frase o imagen que quiero contar y ahí me embarco en estudiar la obra, en crear un mundo para ella.
¿Quiénes son tus maestros? ¿Dónde reconocés tus influencias? ¿Qué cosas te estimulan, inspiran, generan imágenes?
Mis maestros son muchos: Alejandra Boero, Lucero Aguilar y Eduardo Riva, cuando comencé en Andamio. Luego lo conocí a Pedro Asquini y me enseño muchas cosas. Después Javier Daulte, dramaturgia y el trabajo emocional del actor. Y Rubén Szuchmacher el tratamiento de la puesta en escena, y la relación texto, espacio y sonido. Todos estos, además, me transmitieron su amor al teatro. Pero mi mayor maestro es el trabajo mismo, el meterme en problemas constantemente.
Creo que todo puede ser estimulante y nada a la vez, según cómo se mire, según cómo se cuente. Soy muy inquieto y curioso, estoy siempre atento. Eso me inspira.
Tuviste tu propia sala y ahora trabajás en la dirección de El Kafka. ¿Cómo ves el panorama de la gestión cultural? ¿Cuáles son los desafíos? ¿Cuáles son las dificultades? ¿Cuáles las cosas que ayudan o se facilitaron?
Estoy muy contento de formar parte de Elkafka, somos una cooperativa y laburamos como tal, aprendo mucho del trabajo de equipo. El panorama es confuso, hay que estar atento a muchos temas burocráticos, papeles, habilitaciones, etc. Pero pese a todo, defendemos nuestro lugar, y trabajamos en dirección de una identidad propia como espacio. Las dificultades, por suerte son solo económicas, hay muchas ganas, talento, poder de resolución y sabiduría de Rubén como cabeza de equipo.
¿Qué proyectos tenés para el futuro?
Además de lo que conté con Leonor Manso, un intercambio con la "Compañía de la otra América" de Québec-Cánada y "Tinto" mi compañía actual.
María Bayer