Cercano oriente (La caja) es un despliegue de recursos actorales herederos del “under”. Cuenta con dos excelentes actores como son Luis Machín y Alejandro Catalán, que juntos encararon la tarea de la creación colectiva. Basada en la confianza de que el espectador completa el sentido, Catalán y Machín ponen todo lo que saben hacer sobre el escenario y a veces se les va la mano. No importa qué se cuenta, la obra es pura situación: dos actores improvisan con una caja de cartón. Quienes parecen haberla disfrutado más –reían constantemente– son los estudiantes de actuación sorprendidos por las ocurrencias de estos actores. Por momentos, un poco aburrida. Algo que no termino de entender es por qué se llama Cercano oriente y no La caja a secas. Esperaba más resoluciones por la vía del humor y en cambio me encontré con mucha baba y mucha máscara crispada. Lo mejor: la expresividad que logran con un mínimo de recursos. Un codo que se transforma en otra cosa o una mano que puede independizarse y cobrar vida ante nuestros ojos para luego desaparecer.
En las antípodas de esta concepción escénica podemos ubicar a Shultzundbielerundsteger. Ese nombre tan extraño es la coordinación en alemán de tres apellidos que dan origen a este policial negro, género poco frecuentado por nuestro teatro. Para ello, toma prestado el verosímil de películas como Nikita o más acertadamente algunos de los personajes de Tarantino: agentes secretos que deben hacer desaparecer un cuerpo, traiciones mediocres, pensamientos inconclusos...
La obra fue escrita y dirigida por una sola persona: un muy joven Matías Feldman. Las actuaciones no tienen nada que envidiarle a las de la otra obra: no sólo son muy buenas sino que además provienen de la misma escuela (la sombra de Ricardo Bartís cual fantasma del rey Hamlet se pasea en ambos escenarios). Sin embargo, aquello que se ve en el escenario descansa en una premisa diferente. Todo lo que vemos es representación, relato. Una misma escena que se repite una y otra vez con ligeros cambios. Y en ese juego de simulacros, se va organizando un entramado desopilante de relaciones entre palabra y representación. Lo que genera son paradojas y carcajadas del público. Una reflexión sobre las trampas de la memoria en clave policial pero que provoca risa.
De la creación colectiva al teatro de autor, dos formas opuestas de pensar el teatro pero que generan dos espectáculos para no perdérselos.
* Cercano oriente (La caja), dirección Omar Fantini. Domingos 21 hs. en El camarín de las musas, Mario Bravo 960.
* Shultzundbielerundsteger, dirección Matías Feldman. Sábados 23 hs. en Teatro del Pueblo, Av. Roque Sáenz Peña 943.
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El 29 de noviembre se presentó un nuevo número de la revista Funámbulos (Año 8, N° 22) en Elkafka, espacio teatral que dirige Rubén Szuchmacher. Los funámbulos dejaron de ser “los viudos de la certeza” para dedicarse a “la cultura desde el teatro”. Bajo el nombre “escenas del mal” se vieron fragmentos de varias obras: El hombre que se ahoga de Daniel Veronese, Un acto de comunión de Lautaro Vilo, 23.344 del mismo autor con dirección de Ciro Zorzoli, Bravo de Horacio Banega y Fragmentos de amores desesperados de Miguel Wahren.
Este número de la revista está dedicado a reflexionar sobre la categoría del “mal” y sus representaciones en la filosofía, la teología, el cine, la danza y, por supuesto, el teatro.
Los artículos citan mucho a Artaud y su teatro de la peste, mucha alegoría con la actualidad nacional y muchas entrevistas. También realizaron una encuesta preguntando sobre estos temas a teatristas. Respondieron algunos más lacónicamente que otros: Luis Cano, Alejandro Tantanián, Alejandro Catalán, Gonzalo Martínez y Lautaro Vilo.
Los artículos abrevan en reflexiones filosóficas acerca del concepto del “mal”, pero caen en el lugar común de ejemplificar con la masacre de Columbine. Las ilustraciones alternan entre imágenes religiosas y fotos de la película de Michael Moore, Bowling for Columbine.
Entrevistaron a Eduardo Grüner, Emilio García Wehbi, Rafael Spregelburd y a Luciano Cáceres. Como vienen haciendo en números anteriores, publicaron el texto de una obra en cartel, este número fue dedicado a Criaturas de aire de Lucía Laragione con la versión escénica de Luciano Cáceres. La revista apostó a un mayor lujo en la tapa y la edición de un CD con fragmentos del programa de radio con el mismo nombre. Excelentes las intervenciones de Carlos Belloso.
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Pasó por Buenos Aires el Festival de Tintas Frescas. Se realizó en la semana del 19 al 28 de noviembre. Se trató de un encuentro entre Francia y América latina con el objetivo de difundir el teatro contemporáneo de ambos. En Buenos Aires hubo doce producciones: cuatro espectáculos franceses, cuatro producciones propias de Tintas Frescas y cuatro espectáculos argentinos. Se organizaron también: lecturas, talleres de escritura, traducción y actuación, proyección de videos de espectáculos franceses, escuela de espectadores y encuentros con los profesionales que intervinieron.
El taller de escritura se llamó “La transmisión del oficio” y consistió en convocar a seis reconocidos dramaturgos para que hablaran de los distintos aspectos de la escritura dramática. El ciclo de clases magistrales fue abierto por Mauricio Kartún quien repitió con gracia y carisma los conceptos que suele verter en este tipo de eventos. El siguiente fue Marcelo Bertuccio. Las tres horas de su conferencia giraron en torno a la Filosofía hermética y cómo sus principios lo ayudan a escribir teatro.
El teatro colombiano estuvo representado por Víctor Viviescas, que además de dramaturgo, es un sólido académico. Reflexionó sobre la irresuelta crisis del drama y ejemplificó con la definición de “personaje”. Al día siguiente, Xiomara Moreno nos introdujo en el teatro venezolano y se centró en el concepto de la situación dramática.
El viernes le llegó el turno a Marco Antonio de la Parra. El dramaturgo chileno ejemplificó su propuesta de una “gramática del sueño” con una serie de cortometrajes muy interesantes. El ciclo se cerró con la participación de Ricardo Monti quien destacó el rol de autor teatral en el siglo XX. En una semana, resultaron seis aproximaciones muy diferentes a la tarea de la escritura. Quiero destacar que todo el ciclo estuvo muy bien organizado y fue muy interesante. Ojalá se repita.
Para quienes no pudieron ir a la Lugones esa semana, los videos con trabajos de Peter Brook, Patrice Chereau y Ariane Mnouchkine pasaron a formar parte de la mediateca de la Alianza Francesa (Córdoba 946) y se los puede ver en cualquier momento.
©María Bayer