el interpretador aguafuertes

 

diario

Bailando en este mundo gastado -2-

Martín Llambi

 

 

 

 

Nuestro fin de semana en un pueblo no pudo ser un fin de semana. Fue sólo un rato, porque por sugerencia mía habíamos viajado sin reservas de hotel.

Es mediodía. Cansados después de dar mil vueltas, almorzamos en un restaurante pejerrey a la plancha. Después vamos a una costanera y nos tiramos al sol. Hay unas barrancas y se ve un río. No hay nadie y me duermo. Me despierta la voz de un hombre contando chistes y unas criaturas que lloran y se pelean. Abro los ojos. Es una familia tipo. El lugar está plagado de familias tipo. En el acto, decidimos que nuestro fin de semana en un pueblo ha terminado. Cuando uno está de vacaciones, la familia tipo puede ser un problema.

El cielo está limpio. Me gusta manejar y ver los paisajes. El auto que nos prestaron no tiene radio. Mi mujer tiene los ojos cerrados. Varias motos nos pasan a toda velocidad. Poco después, las veo estacionadas en la banquina. Son unos seis motociclistas vestidos con camperas y pantalones de cuero negro. Algunos tienen panzas prominentes. Supongo que cuando uno viaja en moto tan rápido la comunicación es limitada. A lo sumo, uno puede hacer algunas señales como pulgar arriba y/o pulgar abajo. Calculo que por ese motivo estos tipos paran tan seguido... Me parece lógico que quieran charlar de cosas como la performance que tuvo cada máquina.

Me imagino a uno de los motociclistas, minutos antes de salir de casa, calzándose el equipo de cuero (pantalón, campera y guantes). Después lo veo mirándose por cuarta vez en el espejo metiendo panza, soñando con llevar algún día a una vedette en el asiento trasero de su “nena”. Cuando se encuentra con sus compañeros de viaje en alguna plaza del barrio, antes de arrancar, hace mucho ruido acelerando la moto a fondo. En la ruta empiezan con las señales (pulgar arriba y/o pulgar abajo). Después de dar vueltas toda la tarde y de ser feliz, el tipo llega cansado a casa y su mujer le dice que vaya a la rotisería de la vuelta a comprar un pollo al spiedo porque no tiene ganas de cocinar.

Sigo manejando y, poco después, llegamos. Estoy contento de estar en casa. Pedimos una pizza por teléfono. Creo que quiero una moto.


1/05/04

 

 

Hace unos meses, antes que dejara de verlo, mi padre nos regaló una tele vieja. Fuimos a una casa de electrodomésticos que quedaba en un shopping (programa siniestro) y compramos un aparato de DVD. Sin duda, debemos estar entre los mejores clientes del video-club del barrio.

Hoy a la tarde alquilamos una película. Hay una escena en la que la protagonista se quiere escapar del suburbio en el que vive con su marido. El marido sale desesperado a buscarla. Cuando la encuentra en la estación de tren, discuten. Ella está medio loca y contra la opinión de los médicos, quiere ir a vivir a la ciudad. Ella le dice: “You cannot find peace by avoiding life” (“No podés encontrar la paz evitando la vida”).

2/05/04

 

 

Hoy estuve todo el día metido en casa. Es bueno poder deprimirse sin tener la obligación de ir a trabajar. Leí “Otra vuelta de tuerca” de Henry James, escuché música, almorcé salchichas (tipo alemán) con ensalada de papas y dormí una siesta. Salí recién a las siete y media de la tarde. Ya era de noche. Fui a visitar a un amigo y llevé una de mis guitarras.

Ahora, acabo de salir de lo de mi amigo. Son las diez y media y hace frío. Cruzo una avenida. En la parada de colectivos hay un viejo medio encorvado y una chica que no para de mirarlo, aunque se mantiene a distancia. El viejo tiene olor. Es un linyera. Después de unos segundos levanta la vista del pavimento, me mira y me habla:

Linyera: ¿Qué es la música? (No modula del todo bien)

Yo: Perdón…

Linyera: Te pregunté ¿QUE ES LA MUSICA?

Yo: Ahhh… La música… La música… Es lo más lindo que hay (Aclaro al lector que puedo dar respuestas mejores)

Linyera: Nooooooo. La música es el arte de combinar sonidos y sus elementos son la armonía, la melodía y el ritmo.

Yo: Es una buena definición. ¿Qué instrumento tocabas?... ¿O tocás?

Linyera: Yo tocaba el saxofón tenor y la trompeta. ¿Sabés leer pentagramas?

Yo: Más o menos. Soy medio vago para estudiar. ¿Hace mucho que no tocás?

Linyera: Hace como mil años…

Llega el colectivo. La chica se apura y sube. El viejo se agarra de las manijas y hace fuerza para subir. Le pregunta al colectivero si lo lleva (gratis) a la otra punta de la ciudad. El colectivero contesta: “Bajate.” El viejo se da vuelta y me mira. Dos de ochenta, digo. El viejo se ríe. Su olor no me resulta gracioso. Una chica que está en la primera fila le deja el asiento. Me paro al lado suyo porque pasar con mi guitarra a través de la gente que está parada no es cómodo. El viejo empieza a hablarme de nuevo. Me dice algo como “Me sacaste el boleto porque sé lo que es la música”. No lo quiero escuchar más. Digo chau y me voy para atrás chocando con mi guitarra a casi todos los pasajeros.

Llego a casa y como con mi mujer. Me siento a escribir. Espero nunca ser ese viejo.

03/05/04

 

 

©Martín Llambi

 

 
 
el interpretador acerca del autor
 

 

               

Martín Llambi

"Tengo 31 años. Desde los 15 leo unos tres libros por mes. Mi madre estudió Letras. Durante 9 años trabajé en un banco. Cuando terminé de aburrirme, pedí un plan de retiro voluntario. Con esa guita pude tomar un año y medio sabático: le di duro a la guitarra, fui a ver dos mil películas y empecé a ir a un taller de escritura. Al cabo de dos meses, el taller no me resultó muy productivo y abandoné. Desde entonces escribo por mi cuenta, confiando en mi criterio. Las entrevistas a escritores y los textos donde explican sus trucos son fundamentales. Leo mucho e imito cosas de distintos autores. Hace un tiempo que escribo una especie de diario. Estuve tratando de adaptarlo para transformarlo en novela pero no hubo caso. Seguirá siendo un diario.

Desde que la plata del retiro voluntario se acabó, tengo distintos empleos. Ninguno es tan importante como para que logre angustiarme."

 

Publicaciones en el interpretador:

Número 8: noviembre 2004 - El regalo (narrativa)

Número 9: diciembre 2004 - La fiesta (narrativa)

Número 9: diciembre 2004 - Bailando en este mundo gastado -1- (aguafuertes)

   
   
   
   
   
 
 
 
Dirección y diseño: Juan Diego Incardona
Consejo editorial: Inés de Mendonça, Marina Kogan, Juan Pablo Lafosse
Corrección: Sebastián Hernaiz
 

Imágenes de ilustración:

Margen inferior: Max Ernst, Chaussettes (detalle) y Max Ernst, Fatagaga-Bild (detalle).