Este foro no pasa de una exaltada y arbitraria –pero no por ello menos honesta– recomendación de algunas películas tanto para involuntarios insomnes, como para quienes sólo buscan en la pantalla chica el preludio del sopor y la somnolencia del imaginario onírico en el que nos adentramos cada noche.
Desafiando las ínfulas del título de esta columna –mendaz como pocos– y sus vanos fastos, aquí se encontrarán recomendaciones que irán de lo camp o kitsch (la coca Sarli es una habitué pero también algún día aparecerán Ed Wood y Jorge Polaco) o la patriotera y oportunista reivindicación del nuevo cine nacional, a las altas cumbres de maestros de la talla de I. Bergman, A. Tarkovski u O. Wells, pasando por los clásicos del tiempo en el que Hollywood hacía que el latiguillo "industria de los sueños" fuera algo más que una torpe etiqueta, sin olvidar por cierto algo que podríamos llamar –como en el campo de la música algunos denominan world music– world movies, que incluiría a cineastas como Kiarostami o Tsai Ming Liang.
Dichas recomendaciones están dedicadas a aquellos que hacen justicia colgándose del cable –y por ende, no tienen cómo saber qué demonios se ofrece cuando se sientan frente a la tele–, a quienes, pagando las excesivas tarifas, se niegan a abonar unos pesos extras por la impresentable revista que se les entrega, y por último, a aquellos que, teniendo ese pasquín en sus manos –pero perteneciendo a esa vasta fauna de televidentes forjados a golpe de imbecilidad del peor cine de Hollywood (me refiero a quienes les resulta igual La dolce vita que la última de Matt Damon, o lo que es peor, la última de Mel Gibson, quien para colmo se cree director)–, de vez en cuando perciben que deberían ver algo "como la gente".
Primera advertencia al lector. Trate de desconfiar de todo lo que se recomienda en este foro. El ánimo de quien escribe, el sueño, la fiaca, la poca oferta de filmes "de culto" y la velocidad con la que se arma esta infamia, pueden llevarlo a recomendarle tanto bodrios absolutos como a pasar por alto grandes perlas. Junto a obras de A. Hitchcock, F. Truffaut o S. Kubrik pueden aparecer películas tales como Y tu mamá también, El faro o películas de Palito Ortega, filmes impresentables para cualquier cinéfilo digno de tal nombre. Por lo dicho, no sea ingenuo y sospeche de esta democrática lista.
Segunda advertencia al desconcertado lector. No son pocas las noches en las que, presos la abulia o el cansancio, corremos al televisor con el ánimo de encontrar "algo" que nos libere de ese estado autista en el que nos deja el día despiadado –y reconozcámoslo, lo hacemos porque no tenemos a "alguien" que nos rescate y no nos queda otra, de lo contrario ¿qué mierda estaríamos haciendo frente a la tele si tuviéramos a nuestro lado un cuerpo escultural que incita nuestros más bajos instintos o si tuviésemos una fortuna incalculable y todo el tiempo para derrocharla? Los que lo tienen, tanto una cosa como la otra, les aseguro, no miran películas de Bergman o de Fellini, sino pregúntenle a Pancho Dotto o al Sr. Constantini–; decía que prendemos el televisor un poco desesperados, leemos esta lamentable columna para orientarnos entre la maraña de imbecilidad televisiva y, descorazonados, nos encontramos con que los programadores de turno del cable decidieron proyectar cualquier cosa menos lo anunciado. Por ello –y atajándonos de injustificadas imprecaciones– la casa no se responsabiliza por los cambios en la programación de estos imberbes. En relación con dichos inconvenientes –y ante cualquier reclamo– antes de maldecir a este pobre cristiano que escribe, mejor robe la revista de su vecino o tírele unos mangos al portero para que se la deje primero a usted antes que al inmundo de al lado, apunte los números de teléfono correspondiente y rájele una puteada al Sr. Retro, Sr. Isat (con este último sea más amable porque últimamente, el programador que está a sus servicios, con un acto que hace descreer de sus capacidades intelectuales, ha elogiado esta columna infame) y toda esa yunta.
Tercera y última advertencia al –ahora cansado– lector. Esta columna está hecha "a las apuradas", en primer término, porque debo prepararla para cuando comienza el mes y quien aquí escribe recibe la revista el mismo día que Ud., cuando no después, ergo, la hago "a los pedos" matándome para que el muy señorito se siente el día 4, 5 ó 6 del mes y pueda saber qué corno mirar; y en segundo término, y no menos importante que lo anterior, a mí el Sr. interpretador.net, para quien trabajo, no me paga un mango por esta columna miserable –y bien que hace, pues no merece retribución alguna–, por ende, la hago "de onda" porque, la verdad sea dicha, me gano la vida de otra cosa. En un maratónico y nocturno rally escriturario que nunca excede las cuatro horas de trabajo –a veces cinco, cuando estoy muy entusiasmado con mis propias tonterías– y que no conlleva la consulta de ese degradado –para algunos mejorado– reemplazo de la Enciclopedia Británica borgeana que es Internet, la hago frente a mi computadora, unas veces con tres o cuatro mamantes, otras, con dos o tres libros enfrente para robar a gente que sabe y con ello, hacerles creer Uds., ¡oh, pobres ilusos!, que quien recomienda en este foro, sabe. Hechas estas salvedades, si encuentra algún error –a algún director se le adjudica una película que jamás realizó, un título está mal escrito debido a la dislexia de este marmota, etc.–, sepa disculpar a este servil amanuense amante del séptimo arte.
DÍA CANAL HORA DIRECTOR/ PELÍCULA
Antes que nada hacemos un LLAMADO A LA SOLIDARIDAD. Desde este humilde foro estamos juntando fondos para EUROPA EUROPA. Quien desee contribuir para que esta señal retome el dignísimo camino de otros tiempos, envíe su contribución a al casilla postal del interpretador.net. Los cinéfilos lo agradeceremos.
A propósito, ¿dónde quedaron esos tiempos en los que Europa pasaba –incluso 80 veces por semana– esos grandes directores del Este que tanto se extrañan: Tsabó, Jacsó, Tarkovsky, Mijalkov o Kieslowski? Era "el" canal para ver cine en serio. Bueno, a no quejarse que por suerte hay señales que han levantado y mucho su nivel, como Isat, Retro o Space (este último caso, soy sincero, lo incluyo porque tengo un amigo ahí, no por otra razón, ¡saludos, Manuel!). Ante este vacío, siempre me pregunto, ¿cuánto sale comprar los derechos de Salmo rojo de Jacsó o los del Decálogo de Kieslowski? Seguro no más que el alquiler de dichas películas en Blockbuster. Bueno, en Blockbuster no porque ahí seguro no las consigue. No es un buen ejemplo. Pero bueno. Ud. entiende.Reflexione.
Si Ud. quiere al buen cine, envíe su contribución. ¡Envíe ya!
Lun 8 EUR 22 C. Chabrol. EL INFIERNO. Todo romántico siempre debería recordar una linda y profunda idea de la tradición sufí. Según ésta, el peor sufrimiento del infierno es la ausencia del ser amado. Para dicha tradición, y para cualquier tipo que ame en serio, el mayor padecimiento consiste en la soledad de la separación del amor. Bueno, pero basta de cosas melosas que aquí la cosa viene por otro lado.
"Es la historia de una obsesión "sin fin" privada de otra clave de lectura que no sea la que proporciona la evidencia de los hechos representados. Chabrol se limita a poner en escena con inquietante objetividad lo que sucede: en la realidad cotidiana de ese hotelito a la orilla del lago, en las relaciones entre los personajes, en la cabeza del protagonista. Su película no esconde metáfora alguna y no carga a los personajes de complejas ambigüedades psicológicas". Todavía no sabemos –y será cuestión de ver la película para sacarnos la duda– si con estas palabras, Aldo Vigano, crítico gallego responsable de un libro sobre Chabrol el cual saqueo sin miramientos y con asiduidad, elogia o defenestra a este enfermo del cine que realizó como 50 películas.
Pasando a lo realmente importante, no se puede creer lo linda que está aquí Emmanuelle Béart, casi tan linda como cuando fue la modelo de ese torturado e hinchapelotas pintor de La bella mentirosa de J. Rivette. ¿Cómo olvidar aquella película en la que disfrutábamos de Emmanuelle, esa ánfora etrusca que cada día se preserva mejor, durante casi cuatro horas y en pelotas? Y ojo, que toda esta baboseada nuestra tenía una estricta justificación estética: ella interpretaba, como ya dijimos, la modelo del pintor, así que debía posar para él a toda hora, en todo lugar y con las poses más ridículas o sugerentes. Nosotros, por supuesto, chochos de la vida.
Volviendo al Infierno, si con ella estamos confinados a los lares de Satán, entonces, ¡qué razón tenían los Redondos cuando decían: "este infierno está encantador"!
Lun 8 CCA 23,45 M. Scorsese. CASINO. Los directores no sólo se destacan, entre otras cosas, por su mano maestra en la dirección de actores, en la composición de los planos, en el montaje; también lo hacen por algo previo: la selección de actores. Lo sabemos, la elección de actores es capital. Si no me creen, pásense por un festival de cortos (no se los recomiendo, hay torturas mejores) y verán cómo cualquier pelafustán malogra buenas ideas. Aquí la elección es más que feliz, es perfecta. No sólo se luce la pareja protagónica, R. De Niro y Sh. Stone, que están soberbios, sino también un actor de reparto estupendo, uno de los mejores: Joe Pesci. Esto último no representa un dato menor. Me lleva a escribir una idea; que no es poco che. Pesci en Casino –y en Toro salvaje también, haga memoria– como el inolvidable Peter Lorre en tantas películas (¿se acuerda del freak de ojos saltones de Casablanca?, a él nos referimos), es de esos personajes secundarios que, sin competir con el protagonista, brillan tanto o más que ellos y aportan al filme un balance perfecto. En esa sólida pareja que conforman Sam, su jefe, caraterizado por un imperturbable R. De Niro, y Nicky, su mano derecha y puente con los verdaderos jefes (los que están detrás de Sam, y ahí recuerdo: "¿qué Dios detrás de Dios la trama empieza?", decía nuestro Borges refiriéndose no a la mafia, tema olímpicamente ignorado por él, sino a otra cosa pero que nos viene al pelo), encarnado por Pesci; aunque a primera vista lo parezca, este último, Nicky, no es el Robin del dúo dinámico o el Engels del otro dúo dinámico, el marxista; él es un protagonista más. Presten atención al crescendo en la increíble actuación de Joe Pesci y verán a qué me refiero.
Ahora dirijámonos propiamente a la película. Con un montaje perfecto y continuos movimientos de cámaras (e incluyamos aquí los zooms que en otras manos, incluso las de Visconti, son una grasada), Scorsese ofrece una dinámica radiografía de aquel antro de perdición que, tras esquilmar a decenas y centenas de incautos, supo ser fuente de inspiración de algún genio desengañado como Dostoievski. La constante voz en off que en otras películas es más bien un estorbo, un énfasis innecesario o un "perrito faldero" de las imágenes, aquí intensifica el vértigo y genera un magnetismo con el que quedamos prendados de cada una de las escenas de este exhaustivo retrato de ese submundo fascinante. Y esto es así. La fuerza hipnótica de Casino es tal que, a menos que lo interrumpan con cortes publicitarios, uno no puede levantarse del sillón o de la cama ni siquiera para agarrar un chocolatín o para bajar a recibir los helados que su descerebrado hijo le encargó a Pérsico.
Un capítulo aparte merece el tratamiento de la luminosidad. Todo aquí se nos muestra radiante, más o menos como en las pelotudeces de Suar que mete foquitos en todos lados para hacerse el "moderno". Pero no, no va por ese lado. Aquí estas imágenes, luminosísimas todas –preste atención–, están perfectamente justificadas. La intensa luz cenital que pende sobre cada personaje no es otra cosa que la metáfora de ese panóptico certeramente instalado para controlar todos y cada uno de los resortes de esa monstruosa máquina de hacer dinero. O mejor aún, esta luminosidad tan marcada es el símbolo de éstas, las dos caras que muestra Casino, la visible y radiante, y la oculta o en penumbras. Porque aquí, si bien todo se nos muestra esplendoroso, todos y cada uno esconden mezquindades varias, muchas debilidades y un vacío insondable; así como el casino, que se nos ofrece con un glamour y brillo deslumbrantes, representa un sistema legal y de una civilidad digna de nutridos elogios pero cimentado sobre bases espúreas y criminales.
Casino es un vuelta más sobre el tema que obsesiona al cine norteamericano: el poder. Y más que nada, y por eso quien diga que es la Citizen Kane de nuestro tiempo tendrá razón, es el retrato del ascenso y caída de un hombre poderoso. Hombre poderoso que, en este caso particular, si bien no es miembro del núcleo la mafia, es su Ganímedes, su servidor más fiel y eficiente. Pero a diferencia de lo que ocurría en Citizen Kane, aquí no hace falta descubrir su "rosebud". Este hombre de mirada marcial tiene un punto débil, está perdidamente enamorado de Ginger, interpretada de manera magistral por Sharon Stone quien, bajo la mano de este turro de Scorsese, está deslumbrante siempre, preciosa hasta cuando estalla desbocada o sucumbe abatida.
Dos recomendaciones librescas para el "visionado" (¡así llaman al simplote acto de ver una peli en la Academia!, no, si hay que hacerle caso a Baby Etchecopar, Patti, Hadad y cía, hay que cerrar las universidades o prenderlas fuego, no perdemos nada): el lunes a la nochecita empiece a leer El jugador de aquel místico y nihilista ruso, Dostoievski. Aunque no tiene nada que ver con la mirada de Scorsese, más ética, menos psicológica o metafísica, cuanto menos le sirve para ponerse en tema. Mejor aún, si se dispone a leer, a engrosar las filas de los devotos de la palabra impresa, léase de cabo a rabo –es cortita– La experiencia sensible de Fogwill que sitúa su acción en un hotel-casino de las Vegas como es el de esta película. Igualmente –y más si se trata de esta película de reventados–, siempre es bueno leer a un reventadito como Fogwill.Para terminar, un agradecimiento como colofón. Debo el entusiasmo para volver a ver Casino, una de las pocas películas que vi tres o cuatro veces en mi vida, la cual vería otras tantas, y el ánimo para encarar este extenso comentario a nuestro Macedonio, sí, al ya famoso Diego Cousido, que es un amante del cine de Scorsese.
Mar 9 VOLVER 22 D. Burman. ESPERANDO AL MESÍAS. Según un reconocido escritor (nunca revelaré quién afirma lo que aquí viene), hay algunos, como Marcelo Birmajer por ejemplo, que juegan a ser "judíos profesionales". Esa etiqueta no es muy digna que digamos. Hay sólo unos pocos que saben llevarla con honores, como son Philip Roth o Isaac Bashevish Singer; quien entre paréntesis y dicho sea de paso, es uno de los escritores de quien "ha aprendido" Birmajer (aclaremos que las comillas tienen su razón de ser ya que, vale aclararlo, el pobre Marcelito no aprendió nada, pero absolutamente nada del célebre autor de El amigo de Kafka o En el tribunal de mi padre, si así fuera no escribiría como escribe: pésimo).
Alguno podría decir que el Burman de Esperando al mesías –no así del de El abrazo partido, que si bien vuelve sobre la misma temática, lo hace con una solvencia narrativa envidiable y con una mirada más "sociológica"– es también un "judío profesional". Sea o no esto cierto, y poco importa cuando se trata de un buen escritor o director, Burman es uno de los grandes directores del nuevo cine argentino a quien lamentablemente, y hay que decirlo, hemos perdido con la anodina Derecho de familia, que bien parece filmada por Campanella. Esperemos que vuelva a la buena senda.
Ya que lo mencionamos, hasta nos burlamos de su impericia literaria y también "olvidamos" arteramente decir que fue el coguionista de El abrazo partido, aprovechemos para decir algo con todas las letras: Birmajer, sea judío profesional o no lo sea, como guionista es muy bueno pero como narrador es el peor escritor de su generación. Y la másssima de las másssimas es que el tipo se cree bueno, buenísimo. Peor que peor. Hace unos días por radio lo escuché decir que "mal que les pese a los críticos argentinos que no me reconocen nunca, yo llegué a ser tapa del suplemento cultural del New York Times. Con eso estoy hecho" (sic.). Hacete hervir Birmajer. No, mejor no. Mejor lee más a Singer y aprendé a escribir como él hermano. Con eso nos basta.
Mie 10 VOLVER 23 A. Carri. NO QUIERO VOLVER A CASA. Primer largo de la joven directora de Los rubios, ese filme que parte aguas en la relectura de los tiempos de la última dictadura y de Geminis, película con la que confirmó su solidez como narradora.
Mie 10 ISAT 23,15 Lars Von Trier, BAILARINA EN LA OSCURIDAD. Trier cosechó, en igual medida, denuestos y elogios por este filme en el que Bjork y C. Deneuve –ambas impecables, aunque para lograrlo la exótica Bjork haya tenido que pelearse a muerte con el director, con el que no filmará jamás, según dijo; pero que bien valió la pena ya que obtuvo la palma de oro en Cannes– protagonizan un melodrama musical fuertísimo, arrollador. Para grabar y sumar a la videoteca.
Juev 11 CCA 22 F. Coppola. PERDIDOS EN TOKIO. Película, a mi modesto entender, no de mayor talla que Vírgenes suicidas, su ópera prima, pero con mayor reconocimiento –quizá desmedido– de la hijita de Coppola, quien se ve que acompañando al viejo en los sets de filmación aprendió a filmar en serio. También vale verla por B. Murray que está estupendo.
Vie 12 EUROPA 20,05 P. Miro. EL PERRO DEL HORTELANO. Si hubo un tipo popular en el Siglo de oro, ése fue Lope de Vega. A diferencia de Cervantes, Góngora y Quevedo, y dejando de lado algún que otro réprobo que lo odiaría (Lope era oficial de la Santa Inquisición y hasta presenció autos de fe, y del lado de los que quemaban, no del otro), él era amado por todos. Este dramaturgo impar, autor de cientos de obras, entre otras, El caballero de Olmedo, la famosa Fuente ovejuna, la candorosa y graciosa (así seguimos con la rima y nos vamos aclimatando a los versos que vendrán) La niña boba y su poética en verso El arte nuevo de hacer comedias; en este caso retrata el amor irrefrenable de Diana, la condesa de Bellaflor, enamorada de su secretario. Pilar Miro lleva a cabo una transposición impecable que respeta el texto al pie de la letra. Pero, volviendo a Lope, les cuento. Dicen que tenía una facilidad para el verso envidiable, y no justamente porque era un versero. Incluso, agregan algunos que seguro quieren quitarle mérito a su genio arguyendo que su destreza era hija de dotes innatos, que hasta hablaba en verso. Para ir acostumbrando el oído a la rima de este versificador magnífico y para que constate Ud. mismo aquella increíble habilidad versificante, transcribo un delicioso pasaje de ésta, la obra que verá por Europa Europa:
Marcela: |
“¡Qué mal que finge amor quien no le tiene!
¡Qué mal puede olvidarse amor de un año,
pues mientras más el pensamiento engaño,
más atrevido a la memoria viene!
Pero si es fuerza y al honor conviene,
remedio suele ser del desengaño
curar el propio amor, amor extraño;
que no es poco remedio el que entretiene.
Mas ¡ay! Que imaginar que puede amarse
en medio de otro amor es atreverse
a dar mayor venganza por vengarse.
Mejor es esperar que no perderse,
que suele alguna vez, pensando helarse,
amor con los remedios esconderse.”
|
|
Lope de Vega, El perro del hortelano
Vie 12 EUROPA 22 R. Altman. GOSFORD PARK, CRIMEN DE MEDIANOCHE. Si le gusta el policial clásico, esta es una película que debe ver. Si no le gusta nada, mire la primer mitad de la película. Con eso basta. Es imperdible el retrato "coreográfico" –sí, aunque suene raro– de las diferencias de clase en una mansión de la aristocracia británica.
Dom 14 CCA 00,30 (sábado a medianoche) T. Malick. LA DELGADA LÍNEA ROJA. Como primer medida y como se debe, empecemos por el final. Malick acaba de estrenar una película y según dicen no es muy buena que digamos. Como es un director de culto al que uno tiene entre los mejores que ha dado la historia del cine, mejor volvamos a ver esta maravilla antes de ir al cine a ver cómo una leyenda viviente chapotea en el pantano haciendo pelotudeces.
Como La patrulla infernal de Kubrik, hay filmes que el mote de "película antibélica" les queda chico, porque ellas son algo más que un alegato, una declaración política. En este caso Malick, con un ritmo acompasado y melancólico, situado en el teatro de operaciones de una guerra, reflexiona, entre otras cosas, sobre una de nuestras mayores canalladas: la destrucción no sólo del prójimo sino de nuestra casa, nuestro propio mundo. ¡Im-per-di-ble!
Dom 14 VOLVER 22 Desanzo. EL AMOR Y EL ESPANTO. Funes el memorioso, El Aleph, su vida entre los libros, su "mamitis" aguda y su antiperonismo visceral; todo ello en una de las pocas transposiciones dignas de la vida y obra de Jorge Luis Borges. Entre paréntesis, ya que esta película lo retrata muy bien, debemos pronunciarnos sobre el antiperonismo borgeano. Digamos solamente que bien merecido se tiene el cargo de "inspector de gallinas y corrales" con que supimos honrar a aquel ilustre hombre que no pudo entender al peronismo y que incluso malogró su pluma para denostarlo. ¿Hace falta decir que el cuento que intenta ser una feroz invectiva contra el peronismo, "La fiesta del monstruo", es el peor que haya escrito en su vida? Y no me le echen la culpa al pobre Bioy, con quien lo escribió. Con él supo escribir muy buenas cosas, entre ellas, el guión de Invasión filmado por el gran Hugo Santiago. Si no vio esta película, alquílela ya mismo. Es una gloria.
Perdonemos a Borges. Después de todo, no fueron pocos los que no entendieron el peronismo –entre ellos don Ezequiel Martínez Estrada cuyo ¿Qué es esto?, Catilinarias siempre será no más que una pálida sombra de aquella mente brillante–, pero sólo hubo un genio entre todos esos necios: Georgie. Por eso, solo por eso –porque sos un genio–, te perdonamos Georgie.
Dom 14 CCA 23,55 M. Scorsese. LA ÚLTIMA TENTACIÓN DE CRISTO. Sé que es muy pero muy grasa citar a Saramago, pero cuando leí El Evangelio según Jesucristo –cuando era un adolescente, che– no me pareció tan mal. Además ahora viene al caso para comentar una película que repara en el Cristo hombre más que en el hijo de Dios.
En esa novela, entre otras cosas, al autor –y en esto, sólo en esto, es deudor de Voltaire– profundiza en las injusticias y calamidades de este mundo que ponen en duda la misma existencia de Dios juedeocristiano, incluso, dan por tierra con esta vana creencia. Al margen de recordar el pasaje en el que se recrimina a Dios por todos los inocentes muertos para aniquilar al niñito Jesús –pasaje que recuerdo con intensidad, con la misma intensidad con la que recuerdo las palabras de Voltaire frente al terremoto de Lisboa–, rescatemos algunas citas: "no me gustaría verme en la piel de un dios que al mismo tiempo guía la mano del puñal asesino y ofrece el cuello que va a ser cortado" [...] "verdad es que a Job lo compensó Dios restituyéndole en doble lo que simple le había quitado, pero a los otros hombres, a aquellos de quienes nunca se escribió ningún libro, todo es quitar y no dar, prometer y no cumplir." [...] "que Dios, si de algo sabe, es de hombres, e incluso así no de todos, que sin cuenta son los que viven como burros, o aún peor, y Dios no se ha cuidado de averiguar y proveer. "
Pero lo más importante en relación con este filme es que aquí, en esta olvidable película de Scorsese, como en alguno de los Evangelios apócrifos, se repara más en el Cristo hombre, en sus deseos, en sus pecados, y con ello se apunta al repudio del cuerpo que esta religión siempre ha profesado y que, entre otros, ha sido analizado por el viejo Rozitchner (no el que hace papelones junto a Grondona, ojito, no confundir) y M. Onfray. El sacrílego de Saramago escribe: "Dios, que está en todas partes, estaba allí, pero, siendo lo que es, un puro espíritu, no podía ver cómo la piel de uno tocaba la piel del otro, cómo la carne de él penetró en la carne de ella, creadas una y otra para eso mismo, y, probablemente, ya ni allá se encontraría cuando la simiente sagrada de José se derramó en el sagrado interior de María, sagrados ambos por ser la fuente y la copa de la vida, en verdad hay cosas que el mismo Dios no entiende, aunque las haya creado. Habiendo, pues salido al patio, Dios no puedo oír el sonido agónico, como un estertor, que salió de la boca del varón en el instante de la crisis, y menos aún el levísimo gemido que la mujer no fue capaz de reprimir."
En vez de ver la película, mejor cómprese el libro de Saramago, uno de sus buenos libros, entre los que también podemos recomendar Historia del cerco de Lisboa y el dedicado al heterónimo de Pessoa (¿cómo se llamaba?, ¿El año de la muerte de Ricardo Reis?, más o menos así, no me acuerdo y no pienso ir a buscarlo a la biblioteca porque después del nobel a don Saramago lo confiné a los lugares más recónditos de ella para dejarlo reposar, para retomarlo cuando baje el boom, cuando deje de ser tan mediático y se ponga a escribir como en otras épocas).
Lun 15 F & A 22 A. Ripstein. ASÍ ES LA VIDA. La Medea de Eurípides, aquella que también adaptó Lars Von Trier con una puesta excepcional cuando sólo era un muchachín, ahora en clave de melodrama mexicano. Una verdadera joya a la altura de Principio y fin. Para grabar y llorar por la pobre Medea, que, entre paréntesis, de pobre no tiene ni un pelo. La desalmada no tuvo empacho en –y disculpen la vulgar aliteración– "despachar" a los hijos al infierno para vengarse de su cuchi-cuchi. Mejor no la grabe, a ver si todavía viéndola nuevamente se copa con la mitología griega y, reescribiendo otro mito –es que son todos medio parecidos: una salvajada tras otra, y a uno se le mezclan–, le cocina los pibes crudos a su marido como escarmiento porque ayer a la noche, cuando Ud. estaba Con ánimo de amar, al muy taimado –y no a Ud. como siempre le recrimina– "le dolía la cabeza".
Lun 15 SPACE 23,50 A. Bo. CARNE. Este mes Space se viste de gala para homenajear a un valuarte de nuestra cinematografía: la Coca Sarli. Podrá ver desde ésta, quizá su obra más célebre, la cúspide de su producción, hasta el brillante tributo kitsch realizado hace no mucho tiempo por Jorge Polaco en La dama regresa, película que si no vio, le aviso que debe ver sí o sí.
Antes del "nuevo cine", nuestra cinematografía solía ser redundante: siempre lo que se expresaba en imágenes había que refrendarlo con un engolado discurso del actor/actriz de turno. Bo nunca incurrió en este pecado mayúsculo patrimonio de giles con aire de directores de cine. Aunque este título lo desmienta –redundante de por sí: una película que se llama Carne, situada en un frigorífico e interpretada por la mejor carne de exportación de nuestro cine–, él va a los bifes con mucha sutileza, sin subrayados innecesarios.
Esta es "la" película, esa que no debe perderse de la Coca. Apoteótica, descomunal, imperdible. No alcanzan los calificativos para este filme en el que nuestra bomba sexual es acosada en un frigorífico y, presa de ese rechazo tan suyo que era en sí una invitación a todo el género masculino para "partirla en 8", termina despatarrándose en medio de las reses.
Mar 16 SPACE 23,55 A. Bo. FUEGO. Vamos a definir nuestra inveterada vindicación de esta descomunal figura de nuestra cinematografía (era descomunal, pura carne, nada de siliconas, push up y plástico). La Coca es al cine erótico lo que Derrida a la filosofía, Zefirelli al cine de autor o Eco a la Literatura con mayúscula, una grasada sin nombre querible, bien entrañable. Pero, a diferencia de estos impresentables, la Coca permite el goce irónico de lo camp, algo que ni con todo el esfuerzo del mundo podremos lograr con aquellos.
Antes de abandonar esta gloria del cine nacional y a propósito de otre filme de nuestras tierras, hago pública una pregunta que todavía no he podido contestar. Hace poco tuve la "suerte" de ver La fiesta de todos, nefasta película sobre el mundial del 78 en nuestro país filmada durante aquellos años. Aquí va la pregunta: ¿vi bien o entre Félix Luna, el gordo Muñoz, Calabró y otros tantos que no me extrañan que estuvieran allí, estaba el mismísimo papá del gordo Bonadeo, ese insomne defensor de los derechos humanos y de lo políticamente correcto? Si alguien puede confirmarlo, por favor envíe un mensaje para odiar con más saña a este censor intragable.
Por último, ya que denostamos a un "groso" de la filosofía en nuestro comentario de la película, conviene que justifiquemos nuestras desmedidas palabras. Derrida, ¡Dios te tenga en la gloria y no te suelte! De tus obras sólo se salvan De la gramatología, Márgenes de la filosofía y no muchas más. Después, ¡sos una mentira, Cachafaz! Digámoslo con todas las letras: un chanta que te escribe libros con dos o tres ideas, las cuales no se olvida de repetírtelas 80 veces, eso sí salpicadas con algún que otro término el alemán, otro en griego y, cómo no, alguno en franchute, y si es posible que se preste a un juego de palabras, mejor.
Mie 17 EUROPA 22 L. V. Trier. DOGVILLE. Trier sigue torturando en sus filmes a mujeres desdichadas que soportan un destino trágico. Bueno, digamos que en el plano de la realidad no hace otra cosa, si no pregúntenle a las actrices que han trabajado bajo su tutela, Bjork y a la ex de Cruise, por ejemplo, ellas han terminado su labor con más ganas de arrojarse a las primeras vías de tren que de seguir trabajando.
Volvamos a la película, que vale la pena. Escapando de unos gangsters la pobre Kidman llega a un pueblito de yankilandia en busca de refugio. El pueblo, en un principio, será un lugar acogedor para ella, un vergel, pero luego se transformará en un infierno peor a una cárcel. A pesar de que aquí la cámara tiene movimientos bruscos como en algunas del "dogma", en Dogville Lars dejó de obnubilarse con pelotudeces que se resumen en "¡ah, hagámonos los locos filmando sin luz artificial y sin música incidental!, ¡oh!, ¡qué locos somos!" y seriamente montó un set preparado en detalle para la sesión tortura de Nicole que, usado brechtianamente, por momentos nos distancia de sus pesares y nos permite ver las cosas con más juicio.
Juev 18 FOX 22 G. Lucas. STAR WARS: EPISODIO I – LA AMENAZA FANTASMA. En ésta, la primera de la saga (aunque le advierto que puedo equivocarme porque yo no sólo vi la saga "de atrás para adelante" como todos sino que la vi a veces salpicada de zapping, otras entredormido en el cine; ergo, no confíe en las tonterías que vengan de aquí en más), repare en algunas interesantes similitudes entre "el elegido" y el mismísimo Jesucristo. Sí, no estoy mamado. Si cree que miento, mírese Rey de reyes (no se lo recomiendo) y pase luego a Lucas entreteniéndose con el jueguito de las diferencias. Va a ver que tengo razón. Además –porque Lucas no sólo recurre las religiones como fuente e intertexto–, repare en la lucha entre la República, el Imperio y toda la bola y, con eso, ¿no me diga que no le hace acordar a los tiempos de Augusto, Cicerón, Nerón, Calígula y esos macanudos? Ahora bien, si quiere hacerla completa (como ya se vio Rey de reyes) y desea antes refrescar algo de historia para no perderse ningún guiño, le hago una ferviente recomendación: los Anales de Tácito (y en este caso, una recomendación sobre la recomendación, consiga este tomo aunque sea robándoselo a un latinista amigo y lea con qué prosa única describe este animalito de la literatura el incendio de Roma –Libro XV, pasaje 38–, según se dice, perpetrado por el mismísimo Nerón para luego llevarse toda la gloria con la reconstrucción) o algún librote de Plinio el viejo, no el Plinio pendex que, como tal, se dedicaba más a las minas y la birra que a la escritura. Creo que estas literaturas incluso serán más entretenidas que las pelis de Lucas. Es más, yo ni en pedo vería Star Wars si tuviera esos libros en mi mesita de luz. ¡Ya sé! Gracias que Ud. tiene El código Da Vinci. ¡Ma, sí! Mire la película, entonces. Antes que leer esa bazofia, mejor, Lucas, che.
Juev 18 TNT 22 S. Jonze. ¿QUIERES SER JOHN MALKOVICH? ¿Se acuerda La doble vida de Verónika, la maravilla de Krzysztof Kieslowski? Bueno, nada que ver. Mejor dicho, algo: el titiritero. Nada más.
Con un prometedor comienzo kafkiano, esta película, que este cristiano que escribe desatinadamente recomendó alguna vez, termina desinflándose y convirtiéndose en un cachivache posmo. Sé que voy a irritar a varios devotos de este filme (y para eso escribo estas líneas, ¡qué se cree!), pero digamos que es sólo entretenida. No más que eso.
VIE 19 SPACE 22 W. Friedkin EL EXORCISTA CON ESCENAS NUNCA VISTAS. En su ensayo Por qué leer a los clásicos, el gran Italo Calvino decía que cuando uno lee un clásico por primera vez ya lo conoce. Y esto es porque él ya pertenece a la memoria de la tribu. En el caso de El exorcista, ¿quién no escuchó hablar sobre esta película, la de Linda Blair contorneándose en la cama semoviente y vomitando Alba Latex verde? De modo que cuanto menos, por esta razón, el filme de Friedkin ya es un clásico. Pero mejor dejemos en paz a Calvino (que en paz descanse, sobre todo, por la trilogía Nuestros antepasados y por Si una noche de invierno un viajero, si no las leyó, pégese un tiro o consígalas, ¿qué espera?), seamos honestos a la verdad y digamos que El exorcista quedará en la historia del cine por su carácter revulsivo –más en ésta, la versión que contiene muchas escenas que no estaban en la del 73– y por su herética iconografía que parece ideada por el turrito de Nietzsche, quien, dicho sea de paso, metió la cola ya que tiene uno de su prole en los créditos, un tal J. Nitzsche.
Basado en un best seller, a su vez tomado de un caso real, esta provocadora obra, centrándose en una adolescente poseída por el Diábolo, retrata la ancestral lucha entre el Bien y el Mal que viene reeditándose desde Caín y Abel o desde el muchacho Zoroastro y los ejércitos de la luz y de las tinieblas.
La escena inicial –que cobra sentido como en tantas otras películas al final del filme (así que aguante)– nos sitúa en el norte de Irak, donde se asentaba la milenaria ciudad de Nínive. La cuestión es que, inmersos en medio de un esfuerzo arqueológico ciclópeo, encontramos a decenas y decenas de tipitos desenterrando ruinas del tiempo de los Asirios (pobres, hoy vemos vana tal empresa ya que en sólo unos decenios un tal Bush se encargará, más por ignorancia que por maldad, de destruir todo aquello con una prolijidad envidiable). En ese marco se encuentra un cura de ceño fruncido, el gran Max Von Sydow, que ve el desafío del eterno e ígneo villano del tridente en cada chirimbolo rescatado. El tipo no está loco, cuanto menos no por esto. Van a ver.
Dejamos el Cercano Oriente y nos instalamos en la anodina vida de una actriz que comparte algunos momentos con su hija, un angelito encantador. Al correr de las escenas la pendejita –Linda Blair, reconocidísima por ese papel– empieza a dejar su cándido semblante angelical para convertirse en una posesa de las más bravas. Es tan brava que la muy impúdica (que entre paréntesis se llama Regan, como el presidente, ¿ya Friedkin lo veía como un demonio?; ¡y eso que no conociste a Bush!), luego de decirle todo tipo de barbaridades a cuanto macho se le cruzaba, llega al broche de oro ¡clavándose un crucifijo en la vagina! Por ello, ante tamañas escenas, yo advierto. Devotos, abstenerse. En este sentido, como vemos, por su violencia y por sus imágenes sacrílegas, la película bien puede catalogarse como una de las más herejes de la historia, y, en una fantasía contrafáctica, de haberse proyectado en el Medioevo, seguro que iba al Index de cabeza.
La madre, como cualquier mujer sensata, recurre en principio a la ciencia, encarnada en este caso por unos médicos que no dan pie con bola y, ante el desconcierto, el de los médicos por supuesto, éstos le recomiendan que a su vez recurra a algún sacerdote cristiano que cree en la "sugestión de las palabras" (sin saberlo el médico la estaba mandando a un analista, ¿no decía Freud que toda la confianza en la terapia y en la cura estaba en la sugestión por la palabra?) y que el que te dije cura haciendo exorcismos como si estuviera en la época de Torquemada. Ahí va la pobre madre y cae con otro cura, éste más joven que el gran Max, que anda con algunas duditas de fe y un problema groso, se siente culpable porque su vieja murió en un sanatorio de mala muerte y él no pudo estar a su lado en aquel fatídico momento (conflicto con el cual, con dolor, me siento muy identificado ya que viví –y aún padezco– una situación similar). El curita joven tampoco puede atrapar al Luzbel escondido en el cuerpo de la ahora cada vez más monstruosa Linda Blair. Bueno, ¿y ahora?, ¿quién podrá ayudarnos? No, el Chapulín colorado, ni en pedo. Se caga todo ante Luzbelito, el demonio de Los redonditos de ricota, que es el mismo que está –y disculpen la expresión– "metido" en el cuerpito gentil de Linda, que a su vez, de linda a esta altura ya no le queda nada. Hay que llamar a alguien que sepa de demonios en serio, que no sea un sanatero ni un pelotudo como el Chapulín. Está bien que los dos visten de colorado, que quizá por esa nimia coincidencia se sienten a tomar unos tragos y a hablar sobre esto de estar siempre disfrazados por la vida, y en una de esas el diablo, medio en pedo, se olvida que es diablo y deja en paz a la pobre chica. Pero no. Pues si se trata de luchar contra el Mal, ¡contra el Mal, la Hormagaaa Aaatómica! No, la Hormiga Atómica tampoco, esto es algo serio. Pero serio, serio. Una hormiguita de mierda ¿qué puede hacer? Entonces, como último recurso, ¿a quién pueden llamar sino a aquel que, desafiando al abominable Sr. Muerte con una partidita de ajedrez de morondanga en El séptimo sello de Bergman, gozándolo a más no poder, tirándole las piezas, chicaneándolo durante toda la película, logró cuanto menos postergar su propia muerte algunos días? Sí, a Max, a Super Max Von Sydow. Es lógico, si logró boludear a la Muerte en la peli de Bergman, ¿por qué no podría incluso vencer al demonio en ésta? Ahí llega Super Max, un poco demacrado por los años, pero es Super Max, caracterizado en una de las últimas escenas como si fuera un detective de la serie negra; y agua bendita va, agua bendita viene, un salmódico recitado de la Biblia por aquí y otro por allí, objetos que vuelan por la habitación, levitación de por medio y el demonio... Ni en pedo les cuento la inesperada y deslumbrante secuencia final que bien vale la celebridad que tiene esta película. Hay que verla sí o sí. Vale la pena. Si no lo convencí con estas largas parrafadas, ¡váyase a cagar, quiere! O vaya a ver a Tinelli. Por más exorcismo que le hagamos, Ud. ya es irrecuperable.
Sab 20 CCA 19,55 R. Linklater. ESCUELA DE ROCK. Dedico este comentario a Mariano Rodríguez, un rockero de alma.
En El libro del desasosiego de Bernardo Soares –uno de los tantos heterónimos de Fernando Pessoa–, aquel melancólico poeta tenía estas palabras piadosas para con su jefe, el ya célebre patrón Vasques.
En los parágrafos 7 y 8 escribe:
"El patrón Vasques. Siento, muchas veces inexplicablemente, la hipnosis del patrón Vasques. ¿Qué es para mí ese hombre, salvo el obstáculo ocasional de ser el dueño de mis horas, durante un tiempo diurno de mi vida? [...] Esté donde esté, recordaré con nostalgia al patrón Vasques, a la oficina de la Calle de los Doradores, y la monotonía de la vida cotidiana será para mí como el recuerdo de los amores que no tuve o de los triunfos que no habrían de ser míos. [...] Creo que hay un símbolo. Creo o casi creo que en alguna parte, en una vida remota, ese hombre fue en mi vida algo más importante que lo que es hoy.
¡Ah, comprendo! El patrón Vasques es la Vida. La Vida, monótona y necesaria, dirigente y desconocida. Este hombre trivial representa la trivialidad de la vida. Él lo es todo para mí, por fuera, porque la Vida lo es todo para mí por fuera.
Y, si la oficina de la Calle de los Doradores representa para mí la Vida, este segundo piso mío, donde vivo, en la misma Calle de los Doradores, representa para mí el Arte. Sí, el Arte, que vive en la misma calle que la Vida, aunque en un sitio diferente, el Arte que alivia de la Vida sin aliviar de vivir, que es tan monótono como la misma Vida, pero sólo en un sitio diferente."
Tratándose de una comedia que tiene al rock como protagonista, Ud. se preguntará por qué comienzo con estas palabras de tamaña galanura poética. Lo hago porque, a pesar de mi insistencia y luego de fatigar entre las páginas en esta grata relectura de este libro inagotable, no logro dar con algunas palabras que hoy rastreo en vano y que tanto tienen que ver con este filme. No importa. Nunca está de más rememorar otras del gran Pessoa, cuanto menos en la versión de Ángel Crespo. Más o menos recuerdo que en algún recodo de este libro, Soares decía:
"Todos tenemos patrón Vasques, visible para unos, invisible para otros".
En el marco de este filme, esta sentencia pessoana será clave para comprender que el rock tiene menos que ver con una banda de drogados y alienados –que los hay como en todo ámbito de la cultura, ni más ni menos– que con verdaderos adalides en la lucha contra El demonio que nos gobierna, o dicho de otro modo, como reza en esta película, contra "El Hombre", léase "El Jefe".
Sí. Ya se dieron cuenta. Soy un rockero irredento, y rockero en serio no "a lo Irrokuptibles". Si Padeletti decía que cuando escuchaba a Bach, recién ahí, estaba cierto de que Dios existe, yo soy de esos que agregaría al prolífico creador de los Conciertos brandemburgueses (¡compuso más de mil obras el muy animal!, ¡y encima todas geniales!) al inmortal Ozzy, a Zeppelin, a Hendrix, Purple, Floyd, Maiden o los Pistols, también. Sé que esto es una demasía. Pero bueno, che, Padeletti será todo lo genio que sea –tengamos presente, junto con Juanele era uno de los poetas preferidos de nuestro querido Juani Saer– pero exageró un poquito. ¿Por qué yo no puedo hacer lo propio tratándose de algo tan querido y loable como el rock? Veamos por qué puede ser loable esta música denostada y hasta sitiada por todos y cada uno de los padres del mundo.
Tratándose del director de las falsamente profundas Antes del amanecer y Después del amanecer (o del atardecer, poco importa y no pienso chequearlo; Ud. ya sabe a qué me refiero, y si no sabe, no se pierde nada), y anoticiados de que se trata de una comedia, uno puede sospechar que esta película será un mero divertimento con algún que otro recóndito momento de "profundidad". Error. Es una maravilla. Una de las pocas películas que, trabajando con pre-adolescentes y con recursos nada arteros –sin caer en golpes bajos o escenas vergonzantes como algunas de Valentín o Kamchatka– demuestra cuál es el verdadero espíritu del rock.
Primero veamos "de qué va" la película (y a propósito, odio cuando los críticos de cine se refieren al filme en estos términos; ¿por qué?, simplemente porque demuestran que la pobreza del lenguaje llegó también a una comarca –el antes ilustrado y pertrechado cenáculo crítico– que parecía resguardada de este flagelo): Un gordito gilún, apasionado del rock y guitarrista empedernido, es despedido al unísono de su banda (y con ello no sólo se queda afuera del grupo sino también de una competencia de bandas de rock) y ultimado a pagar el alquiler en breve. Se le ocurrirá hacerse pasar por su hermano, ex-rockero devenido insulso profesor de la elementary school, e ingresar como docente a un colegio. Allí "matará dos pájaros de un tiro": se ganará los mangos que le salven la vida y formará una banda. No contemos más porque el final es delicioso. Esta es una de las pocas películas en las que vale quedarse a disfrutar hasta el último de los créditos.
Como en toda gran obra la anécdota es lo de menos. Aquí Linklater, gracias a un guión perfecto –una verdadera pieza de relojería– y a un actor histriónico y genial en el protagónico como es J. Black, nos muestra el verdadero espíritu del rock, aquel fuego primigenio que algunos han perdido hoy día: la rebeldía.
En tiempos en que se discute si el mundial entra o no a la escuela, bien vale ver Escuela de rock para darnos cuenta de que muchas más cosas de las que nos imaginamos pueden ingresar a los sacrosantos recintos del saber escolar (¡vean, paleolíticos directivos de colegio!), y tengámoslo en cuenta, no será en perjuicio de la educación sino en su provecho.
Para cerrar, recodemos siempre, rememorando bien las palabras de Bernardo Soares, bien esta película o bien tarareando alguna estrofa de rock, que "todos tenemos patrón Vasques, visible para uno, invisible para otros". Y mantengamos siempre el rebelde espíritu rockero para sobreponernos a esa cruel verdad.
Como cantaba Dio, ex-cantante de Black Sabbath: ¡Long live rock´ n´ roll!
Sab 20 EUROPA 22 O. Iosseliani. CAZANDO MARIPOSAS. Única oportunidad de ver "gratarola" a este maestro del cine.
Sab 20 ISAT 22,05 C. Nolan. MEMENTO. ¿Vio cuando Ud. le dice a su marido/esposa, hijo/a que tiene la cabeza en el culo porque se olvidan todo? Bueno, no se queje. Todo puede ser peor. Al mamerto protagonista de esta película se le olvida todo, pero todo, a los cinco minutos. La cuestión es que al tipo le violan y matan la esposa y está con esto del olvido casi instantáneo. Un imbécil. ¿Qué se le ocurre? Pues lo que a cualquiera de nosotros se le hubiera ocurrido (¡?): tatuarse para recordar más fácilmente. Pues el muy salame termina todo tatuado tomando nota en su piel como en el anotador de la heladera. Ojo, la peli está bárbara, más porque está contada como un rompecabezas. Así que hay que grabarla y verla nuevamente, de lo contrario no va a poder entender un joraca.
Sab 20 CCA 23,45 S. Coppola. PERDIDOS EN TOKIO. Película, a mi modesto entender, no de mayor talla que Vírgenes suicidas, su ópera prima, pero con mayor reconocimiento –quizá desmedido– de la hijita de Coppola, quien se ve que acompañando al viejo en los sets de filmación aprendió a filmar en serio. También vale verla por B. Murray que está estupendo.
Dom 21 VOLVER 22 F. Bielinsky. NUEVE REINAS. Algunos pensaron (yo en parte) que Bielinsky había hecho un gran trabajo con esta película –en la que, entre paréntesis, ama hasta el plagio a Casa de juegos de D. Mamet–, desde la cual rescataba al cine industrial argentino, que venía siendo vergonzante en los últimos años, hasta situarlo en un lugar más que digno. Además, con el estreno de El aura, su segundo filme, aquellos que nos veíamos timoratos frente a la perfecta factura de aquel filme desconfiando porque sólo era "un buen producto de la industria", no podemos menos que sucumbir ante la evidencia de que estamos ante un realizador genial (la escena final de El aura, ya queda como una de las mejores de la historia del cine argentino). Bravo por Bielinsky y también, de paso, por Zifrón, dos directores que dejan muy bien parada a nuestra industria cinematográfica, no como Campanella que cada vez es más previsible y de una sensiblería barata y de zapatos de goma, como reza el tema. M..., me quedé pensando, no era "sensiblería barata" sino filosofía barata, según escribió Charly, pero hablar de filosofía frente a las pelotudeces de Campanella es injuriar a la comunidad filosófica toda desde Heráclito en adelante hasta... Savater, ¿¡Savater!? Bueno che, es que hablando de mequetrefes en el cine se me trabucó otro en la filosofía. Perdóneme, se los pido.
Dom 21 SPACE 23,45 F. Fellini. GINGER Y FRED. Maravillosa, tiernísima y reflexiva obra del maestro. M. Mastroianni y G. Masina están inolvidables. Vea esta película para sacarse la cabeza ese lugar común que ubica a Fellini solo como el maestro carnavalesco de los freaks o el director onírico, demiurgo de mundos grotescos y sexuales. Esto es otra cosa. Para darnos cuenta en serio leamos a alguien que sabe:
"Ginger y Fred nos ofrece grandes novedades estilísticas pero supone –temáticamente– una sorpresa: la vuelta de la ternura. La representación, aún en sus momentos de mayor delirio visionario, sigue siendo severa. La escenografía prosigue en la línea de contención iniciada en el filme anterior (Y la nave va). Pero aquí, cosa que Fellini no hacía desde Amarcord, todo el aparato del film se pone al servicio de dos personajes, los desdichados bailarines que se reencuentran tras muchos años para volver a danzar juntos en un show televisivo. De la coralidad absoluta de sus últimas películas pasa al retrato amoroso y detallado de dos caracteres (resueltos en una doble autoproyección) interpretados por sus dos actores emblemáticos: Giulietta Masina y Marcello Mastroianni. Lo viejo y lo nuevo se suman. Reaparece, cuando ya parecía imposible, el viejo Fellini de los "humillados y ofendidos". Y se suma al nuevo Fellini del rigor expresivo y la frialdad figurativa. El resultado es sorprendente: frío y calor al mismo tiempo. Lo asombroso de Ginger y Fred es el dominio absoluto de la técnica, la habilidad para montar imágenes de múltiples significados, la forma en la que la historia de los dos pequeños bailarines se inscribe en un discurso sobre la incultura de masas actual simbolizada por la TV sin perder su intimidad ni su acento tierno. Sólo Fellini, en el cine actual, puede montar una formidable y lúcida diatriba contra la televisión a través de una parábola tan personal y conmovedora. Film de gran producción, rico en decorados elaboradísimos (especialmente el plató del show televisivo) y aprovechamiento espectacular de exteriores "fellinizados" (los andenes y el gran vestíbulo de la estación Termini), conserva un tono antiespectacular y recogido, tal vez por la primacía dada a la imposible historia de amor entre los protagonistas." Carlos Colon Perales. Fellini o lo fingido verdadero.
Antes de despedirnos de este comentario, como muestra de la crítica de Fellini a la sociedad de masas contemporánea, repare en un momento del filme donde se representa por TV la Divina comedia y vea al patético títere que encarna a Dante recitar las famosas palabras del primer canto de aquella obra única:
|
“Del camino a mitad de nuestra vida
encontréme por una selva oscura,
que la derecha senda era perdida.
¡Y cuánto en el decir es cosa dura
esta selva salvaje, áspera y fuerte,
que en el pensar renueva la pavura!”
|
|
Lun 22 EUROPA 22 C. Chabrol. NADA. Para financiar la revolución el "Grupo Zero" secuestra en una casa de citas al embajador americano en París y pide un rescate de diez millones de dólares. Chabrol narra una vez más un caso de estupidez humana. Esta frase, dicha por uno de los personajes ¿será prueba de ello?: "El terrorismo de Estado y el de izquierda son dos dientes del mismo cepo". Después de la carta de Del Barco, y atendiendo sus ideas más que ninguneándolas o tachándolas de inocua moralina, bien vale volver reflexionar sobre estas cosas.
Lun 22 VOLVER 22 J. J. Jusid. ASESINATO EN EL SENADO DE LA NACIÓN. Recomendación más literaria e histórica que cinematográfica: vale la pena ver esta película para recordar a don Lisandro de la Torre y a la obra más querida por Viñas, Lisandro.
Aviesamente extraemos algunas palabras dichas por Lisandro en aquel texto hoy inconseguible, las cuales cada tanto son reeditadas por algún portavoz de izquierda que no olvida reprochar al pueblo su necedad por no comprender que los únicos que pueden sacarnos de este "mundo feliz" son los "iluminados" de la izquierda clásica:
"- Si estoy sentado aquí, señor diputado, es porque mi tarea principal consiste en la fiscalización de los actos de gobierno... y aunque en este caso concreto se trate de un gobierno de origen popular, debo decir que las mayorías no se glorifican por el triunfo del número sino por el triunfo de la razón."
Antes de seguir citando y ganando enemigos, mejor ganemos otros sin tomar palabras prestadas. Desde aquí enviamos todos los tsunmais de chanes posibles para la editorial Interzona, la cual en vez de reeditar un libro inconseguible y mayúsculo de David Viñas, reeditó otro que Ud. mismo puede ir a comprarlo por dos mangos en cualquier librería de viejo: Hombres de a caballo. Yo sé que es "la" editorial estrella del momento y que habría que tirarle flores antes que marcarle algún que otro "error de cálculo". Pero desde aquí no podemos menos que decirles que se equivocaron de libro, muchachos. El que había que reeditar era Cuerpo a cuerpo, editado por Siglo XXI e inhallable hace dos décadas, o cuanto menos Lisandro, como dijimos, la obra más querida por Viñas y hoy también imposible de encontrar en el mercado. Bueno, por suerte la pegaron con Los pichiciegos de Fogwill. Algo es algo.
Lun 22 SPACE 23,45 A. Bo. FURIA INFERNAL. Continúa el ciclo dedicado a la gran Coca.
Uno con las pelis de la Coca (puede, es más, debe usarse el apócope; llamarle "películas" o más aún, "cine" a lo que hizo la dupla Bo-Sarli ya sería una demasía) tiene el goce irónico de los espectadores de esas películas de cenáculo que son los filmes de serie B. Incluso con aquellas uno puede experimentar esa sensibilidad camp definida por Sontag en "Notas sobre lo camp". ¿O acaso en las películas de la Coca no hay una "delicada relación entre parodia y autoparodia" tan propia del camp? Al respecto – no sobre la Coca sino sobre el camp– la crítica recientemente fallecida, la del mechón canoso, afirmaba que "lo camp es arte que quiere ser serio pero que sin embargo no puede ser tomado enteramente en serio porque es demasiado". Díganme si lo de la Sarli, no es too much.
Mie 23 RETRO 22 P. Clifton. LA CANCIÓN SIGUE SIENDO LA MISMA. En este mes en el que hacíamos una defensa del hoy perdido espíritu del rock, no viene mal volver a ver esta gloria que es La canción sigue siendo la misma y aprovechar para disfrutar de uno de los componentes de la santísima trinidad del rock pesado cuyos otros dos integrantes son (y no eran porque son inmortales) Black Sabbath y Deep purple: Led Zeppelin.
Mie 23 VOLVER 23 E. Sapir. PICADO FINO. Junto con La ciénaga y La libertad, este filme –hecho por uno de los mejores cámaras de nuestro país (hacer la cámara de una peli no es fácil, y, según dicen, Sapir es uno de los más diestros en este arte, por algo lo llamaron otros amigotes del nuevo cine para trabajar en sus respectivos filmes)–, conforma la "santísima trinidad del nuevo cine argentino", trinidad, a diferencia de la antes mencionada, erigida sólo por mí, ojo. Si Ud. es de esos viejos que sigue pensando que el cine argentino es una bosta, si todavía cree que siguen filmando basuras como las de los ´80, tiene que ver cualquiera de estas tres películas para no seguir perseverando en ese mayúsculo error. Empiece con Picado fino, un filme de un director suerte de Godard, Bresson, Vertov y Einsestein de estas tierras.
Como Pizza birra, faso en el campo del neoneorealismo, Picado fino (1994) –ópera prima de Esteban Sapir que previo a su estreno comercial en 1998 ya se había ganado un lugar "de culto"– marca un hito dentro del nuevo cine argentino. Este "monstruo" (en palabras del propio director) narra una historia convencional (un joven judío del conurbano bonaerense con su novia embarazada, desconcertado y con anhelos de fugarse al Norte, se va a la ciudad donde su amante le ofrece un arriesgado trabajo con un dealer) pero con un formato de carácter fuertemente vanguardista. De una marcación actoral que hace explícito el borramiento de toda expresión emocional, con una poética de raros encuadres, y, por sobre todas las cosas, que rompe con las reglas de la sintaxis cinematográfica convencional, la de Sapir –egresado del Centro de Experimentación para la Realización Cinematográfica– configura una estética que abrió una línea de fuga en el nuevo cine.
Vale tomar sólo un aspecto –en este caso tomaremos los planos– para mostrar la radicalidad de su obra. En Picado fino hay planos detalle de manos que vienen, que van, que piden dinero, que lo dan, que se despiden. Planos estáticos –de registro fotográfico– sin perspectiva y con personajes petrificados ante la cámara. Planos detalle de señalizaciones que hacen las veces de separadores. Planos cortos (todos), que no superan los cuatro minutos, que pasan rápido, muy rápido. Planos cortados, que rebanan caras, cuerpos y objetos. Primeros planos que, mientras el actor habla a cámara, ocultan su boca. Planos insólitos: los personajes, en más de una oportunidad, hablan de espaldas a cámara. Todo se sucede con la hipnótica rapidez de un video juego que acumula 1.500 planos en sólo ochenta minutos de película; algo poco habitual, como es sabido.
Una verdadera joya del nuevo cine argentino. Para verla y grabarla
Juev 25 TNT 22 F. F. Coppola EL PADRINO III. Un cierre a toda orquesta de la célebre trilogía. Aquí Coppola vincula la mafia nada más ni nada menos que con la Iglesia.
VIE 26 SPACE 23,50 A. Bo. UNA VIUDA DESCONOCIDA. La Coca hizo películas con capitales nacionales o en coproducciones (como fue La diosa virgen, coproducción ¡argentino-sudafricana! en la que nativos africanos rescataban del mar a una joven blanca y, creyendo que era una enviada de los dioses, la entregaban a Makulu, el brujo de la tribu, quien le daba vida eterna; ¡vida eterna a la coca Sarli y A. Bo!), películas de aventuras con safaris y todo, alegatos sociales, dramas desgarradores, filmes de suspenso, transposiciones de novelas del gran Roa Bastos y por qué no, policiales.
Tratándose de la Coca uno puede sospechar cuál será el nudo dramático de esta maravilla que es Una viuda desconocida. Si en Desnudada en la arena, cuyo título era redundante y anticipatorio como pocos, uno podía prever que la Coca sería la que aparecerá en pelotas en la arena, aquí podemos anticipar que la viuda será ella misma y que lo que menos querrá hacer es mantener el luto.
Dom 28 SPACE 22 W. Friedkin EL EXORCISTA CON ESCENAS NUNCA VISTAS. En su ensayo Por qué leer a los clásicos, el gran Italo Calvino decía que cuando uno lee un clásico por primera vez ya lo conoce. Y esto es porque él ya pertenece a la memoria de la tribu. En el caso de El exorcista, ¿quién no escuchó hablar sobre esta película, la de Linda Blair contorneándose en la cama semoviente y vomitando Alba Latex verde? De modo que cuanto menos, por esta razón, el filme de Friedkin ya es un clásico. Pero mejor dejemos en paz a Calvino (que en paz descanse, sobre todo, por la trilogía Nuestros antepasados y por Si una noche de invierno un viajero, si no las leyó, pégese un tiro o consígalas, ¿qué espera?), seamos honestos a la verdad y digamos que El exorcista quedará en la historia del cine por su carácter revulsivo –más en ésta, la versión que contiene muchas escenas que no estaban en la del 73– y por su herética iconografía que parece ideada por el turrito de Nietzsche, quien, dicho sea de paso, metió la cola ya que tiene uno de su prole en los créditos, un tal J. Nitzsche.
Basado en un best seller, a su vez tomado de un caso real, esta provocadora obra, centrándose en una adolescente poseída por el Diábolo, retrata la ancestral lucha entre el Bien y el Mal que viene reeditándose desde Caín y Abel o desde el muchacho Zoroastro y los ejércitos de la luz y de las tinieblas.
La escena inicial –que cobra sentido como en tantas otras películas al final del filme (así que aguante)– nos sitúa en el norte de Irak, donde se asentaba la milenaria ciudad de Nínive. La cuestión es que, inmersos en medio de un esfuerzo arqueológico ciclópeo, encontramos a decenas y decenas de tipitos desenterrando ruinas del tiempo de los Asirios (pobres, hoy vemos vana tal empresa ya que en sólo unos decenios un tal Bush se encargará, más por ignorancia que por maldad, de destruir todo aquello con una prolijidad envidiable). En ese marco se encuentra un cura de ceño fruncido, el gran Max Von Sydow, que ve el desafío del eterno e ígneo villano del tridente en cada chirimbolo rescatado. El tipo no está loco, cuanto menos no por esto. Van a ver.
Dejamos el Cercano Oriente y nos instalamos en la anodina vida de una actriz que comparte algunos momentos con su hija, un angelito encantador. Al correr de las escenas la pendejita –Linda Blair, reconocidísima por ese papel– empieza a dejar su cándido semblante angelical para convertirse en una posesa de las más bravas. Es tan brava que la muy impúdica (que entre paréntesis se llama Regan, como el presidente, ¿ya Friedkin lo veía como un demonio?; ¡y eso que no conociste a Bush!), luego de decirle todo tipo de barbaridades a cuanto macho se le cruzaba, llega al broche de oro ¡clavándose un crucifijo en la vagina! Por ello, ante tamañas escenas, yo advierto. Devotos, abstenerse. En este sentido, como vemos, por su violencia y por sus imágenes sacrílegas, la película bien puede catalogarse como una de las más herejes de la historia, y, en una fantasía contrafáctica, de haberse proyectado en el Medioevo, seguro que iba al Index de cabeza.
La madre, como cualquier mujer sensata, recurre en principio a la ciencia, encarnada en este caso por unos médicos que no dan pie con bola y, ante el desconcierto, el de los médicos por supuesto, éstos le recomiendan que a su vez recurra a algún sacerdote cristiano que cree en la "sugestión de las palabras" (sin saberlo el médico la estaba mandando a un analista, ¿no decía Freud que toda la confianza en la terapia y en la cura estaba en la sugestión por la palabra?) y que el que te dije cura haciendo exorcismos como si estuviera en la época de Torquemada. Ahí va la pobre madre y cae con otro cura, éste más joven que el gran Max, que anda con algunas duditas de fe y un problema groso, se siente culpable porque su vieja murió en un sanatorio de mala muerte y él no pudo estar a su lado en aquel fatídico momento (conflicto con el cual, con dolor, me siento muy identificado ya que viví –y aún padezco– una situación similar). El curita joven tampoco puede atrapar al Luzbel escondido en el cuerpo de la ahora cada vez más monstruosa Linda Blair. Bueno, ¿y ahora?, ¿quién podrá ayudarnos? No, el Chapulín colorado, ni en pedo. Se caga todo ante Luzbelito, el demonio de Los redonditos de ricota, que es el mismo que está –y disculpen la expresión– "metido" en el cuerpito gentil de Linda, que a su vez, de linda a esta altura ya no le queda nada. Hay que llamar a alguien que sepa de demonios en serio, que no sea un sanatero ni un pelotudo como el Chapulín. Está bien que los dos visten de colorado, que quizá por esa nimia coincidencia se sienten a tomar unos tragos y a hablar sobre esto de estar siempre disfrazados por la vida, y en una de esas el diablo, medio en pedo, se olvida que es diablo y deja en paz a la pobre chica. Pero no. Pues si se trata de luchar contra el Mal, ¡contra el Mal, la Hormagaaa Aaatómica! No, la Hormiga Atómica tampoco, esto es algo serio. Pero serio, serio. Una hormiguita de mierda ¿qué puede hacer? Entonces, como último recurso, ¿a quién pueden llamar sino a aquel que, desafiando al abominable Sr. Muerte con una partidita de ajedrez de morondanga en El séptimo sello de Bergman, gozándolo a más no poder, tirándole las piezas, chicaneándolo durante toda la película, logró cuanto menos postergar su propia muerte algunos días? Sí, a Max, a Super Max Von Sydow. Es lógico, si logró boludear a la Muerte en la peli de Bergman, ¿por qué no podría incluso vencer al demonio en ésta? Ahí llega Super Max, un poco demacrado por los años, pero es Super Max, caracterizado en una de las últimas escenas como si fuera un detective de la serie negra; y agua bendita va, agua bendita viene, un salmódico recitado de la Biblia por aquí y otro por allí, objetos que vuelan por la habitación, levitación de por medio y el demonio... Ni en pedo les cuento la inesperada y deslumbrante secuencia final que bien vale la celebridad que tiene esta película. Hay que verla sí o sí. Vale la pena. Si no lo convencí con estas largas parrafadas, ¡váyase a cagar, quiere! O vaya a ver a Tinelli. Por más exorcismo que le hagamos, Ud. ya es irrecuperable.
Dom 28 RETRO 22 P. Clifton. LA CANCIÓN SIGUE SIENDO LA MISMA. En este mes en el que hacíamos una defensa del hoy perdido espíritu del rock, no viene mal volver a ver esta gloria que es La canción sigue siendo la misma y aprovechar para disfrutar de uno de los componentes de la santísima trinidad del rock pesado cuyos otros dos integrantes son (y no eran porque son inmortales) Black Sabbath y Deep purple: Led Zeppelin.
Dom 28 VOLVER 22 L. Favio. JUAN MOREIRA. Díganme si no hay que compadecerse del maltrecho Moreira. Al pobre le pasan todas. Pero no me voy a detener en ello, baste decir que es un "renegau" como Fierro. Mejor hablar de Favio. Esta obra es parte de la trilogía épico-popular que le siguió a esa primer y magnífica trilogía compuesta por El aniceto y la Francisca, El dependiente y Crónica de un niño solo. Juan Moreira está interpretado por el mismísimo Bebán. Recuerden la escena final. Más de uno se ha reído hasta la carcajada con esta soberbia actuación. Para Uds, sólo resta interceder para que no sean enviados al infierno sin escalas.: ¡Dios (que también es peronista, como Favio, y todos en este país, y por qué no el mundo; ¿imaginan un mundo peronista? Qué quilombo ¿no?), perdónalos, no saben lo que hacen!
Lun 29 EUROPA 23,55 C. Chabrol. UN ASUNTO DE MUJERES. La loquita numero uno de Francia aquí haciendo nuevamente de loca. ¡Quién va a ser sino la mayúscula Isabelle Huppert! En este caso interpreta a una minita que, consciente de que "Dios ha muerto" hace tiempo como decía Nietzsche, está – parafraseando un título de este bigotudo demente y visionario– "más allá del Bien y del Mal" ya que profesa una ética muy particular. Fíjese si no: ayuda a abortar a alguien, le alquila una habitación a una prostituta y, para redondearla, engaña a su marido. Bueno, che, nadie es perfecto. Lo peor –no porque lo mencionado sea terrible, ¡vamos!, pasa en las mejores familias, para verificarlo ¿por qué no se da una vuelta por algún country cercano?– es que está basado en un hecho real. A la "amoral" la guillotinaron en 1943 luego de ser denunciada por su marido. Hoy, gracias a la prédica feminista, esto ya es imposible. Así que dele para adelante, haga abortos, alquile el bulo a una prosti y engañe a su marido sin culpas, hoy, ¡oh, mujer sojuzgada por la crueldad de la vida, nadie podrá guillotinarla!
Lun 29 AXN 22 S. Soderbergh. TRAFFIC. Excelente y políticamente incorrecto retrato del mundo de corrupción, muerte y adicciones que involucra tanto a los santos nenes del College como a las cúpulas dirigentes de los States.
Lun 29 RETRO 22 B. Edwards. LA FIESTA INOLVIDABLE. P. Sellers, aquí interpreta a un actor hindú –que tiene más de pelotudo que de actor y nada de hindú–, el cual termina armando un bolonqui padre en una fiesta de los capos de la industria del cine. Una maravilla imperdible desde la primer escena, la de la trompeta, esa que Ud. recuerda bien. Y si no la recuerda, no es la esclerosis, es que no la vio. Aproveche y véala.
Lun 29 SPACE 23,55 A. Bo. INSACIABLE. Aunque este lascivo título así lo sugiera, ésta no es ni una película erótica ni una porno. No es ni una cosa ni la otra, es esa "cosa indefinible" llamada coca Sarli, un género único (en USA no se consigue) que sólo puede apreciarse si uno se entrega al goce camp.
Ojo. Si queremos leer la serie-Coca a conciencia y establecer alguna correspondencia entre sus películas de su profusa obra, deberemos decir que Insaciable tiene mucho de Fuego, aquella obra en la que alguien –quién sino ella– tenía fuego en el cuerpo. Pero esta vez, a diferencia de lo que sucedía en otras de sus películas en las cuales la gorda hipnotizaba "sin querer" al concurso masculino solo con su voluptuosidad, aquí será ella la que, lejos de poner reparos y de escurrirse con esa sutileza tan suya que pedía a gritos que la mataran a besos y más, le da para adelante con los faroles.
Mar 30 SPACE 23,50 J. Polaco. LA DAMA REGRESA. Autobombo de la Coca y de su glamour, con una gran lectura carnavalesca de la Argentina y del peronismo incluida. Esta es una de las mejores películas kitsch de la historia del cine argentino, sino la mejor. En serio, no lo estoy jodiendo, es para verla. Para ejercitar la lectura camp.
Para cerrar este ciclo-homenaje de Space como se debe, sumamos otra medallita que supo colgar esta preclara figura, ahí, ¡dónde va a ser!, sobre sus generosos pechos. A principios de los ´60 la edición estadounidense de Playboy publicó por primera vez una nota con una figura que no fuera del ámbito local o europeo, dedicando cuatro páginas a una producción fotográfica que tituló "La bella salvaje de las pampas". ¡Aprendan mamarrachos que sólo llegan a Chile para hacer nada más que papelones! (Entre paréntesis, el de Jelinek diciendo que las chilenas son "casi latinas" es de antología, como mínimo merece el premio Guines.) Eso es llegar alto en el arduo y espinoso arte de mostrarse desnuda.
Mie 31 RETRO 22 M. Scorsese. TAXI DRIVER. Inolvidable película de Scorsese con un De Niro genial. Ya estoy cansado y no tengo ganas de escribir. Ud. ya sabe que es buenísima no me haga escribir al divino botón.
Mie 31 ISAT 23 T. Solondz. STORYTELLING. Aproveche para ver una película de un director a quien se le rindió tributo en el último Festival de Cine Independiente de Buenos Aires, sí, allí donde se hacen retrospectivas de directores que tienen 3 ó 4 filmes realizados (ya hicimos la de Rejtman, en cualquier momento se vienen las de Lucrecia Martel y Lisandro López, quienes con sus dos películas en su haber bien se merecen una extensa retrospectiva), como es este caso. Dejando de lado el cinismo, este tipo es un muy buen exponente del cine independiente yanki, pero del bueno, no del cine indi hecho por la Warner o la MGM para hacerse del nicho del mercado que les queda afuera. Una comedia negra sobre la sociedad norteamericana con un humor muy irónico.
Hernán Sassi