el interpretador ensayos/artículos

 

Mario Bellatin

La letra como anticipación

por Diego Rojas

 

 

 

 

I

Mario Bellatin posee una de las voces literarias más contundentes en este lado del mundo y en estos tiempos. Y este lado del mundo quiere decir Latinoamérica y estos tiempos significan eso, nuestra contemporaneidad. Si algunas décadas atrás tales coordenadas parecían sugerirle un destino al escritor, hoy esa configuración ya no existe. Y Bellatín es un impulsor de su desvanecimiento. De estadía en Buenos Aires para presentar La escuela del dolor humano de Sechuan, publicada por Interzona (cuyo texto de presentación leído en el Malba fue publicado en El Interpretador), el escritor se refirió a su obra literaria y a esa otra obra pulida con delectación de artista: su propia persona. "Cuando yo comenzaba a escribir", dice, "no había un Servicio Militar Obligatorio al que servir, pero sí existía un Servicio Escritural Obligatorio. Quienes leían mis textos sólo podían clasificarlos en dos grandes tendencias. Una, la del escritor comprometido. La otra, denigrada, la de la torre de marfil. Entonces si no percibían la política en esos textos, ya decían que pertenecían al experimentalismo, al formalismo, y yo estaba muy contento, aunque no podía asegurar con qué experimentaba formalmente aquello que yo escribía. Kafkiano, decían, y yo agradecido, pero creo que no. Claro que decidí no prestar el Servicio Escritural Obligatorio, y creo haber hallado un trazo personal para mi escritura. Por otro lado, estoy convencido firmemente que mi obra está atravesada por la política. Aunque, claro, no me considero un escritor comprometido latinoamericano, de acuerdo con la tradición de esa categoría". Bellatin nació en México, emigró a Perú luego, estudió cine en Cuba y vive ahora en el Distrito Federal. Su visita a la Argentina en ropajes de escritor novísimo –ya lo había hecho mucho antes con atuendos de mochilero- quizás cierre un periplo.

 

II

Si bien Mario Bellatin era conocido por algunos lectores argentinos iniciados, la edición local de sus obras tiene una historia muy reciente. Interzona, la editorial dirigida por Damián Ríos, publicó en 2004 Perros héroes, una novela extraña que se centra en la figura de un entrenador de perros belga malinois inmovilizado y las extrañas relaciones que mantiene con el enfermero y los perros, que le obedecen casi telepáticamente. Pero una versión del mismo texto había sido publicada en el catálogo de una muestra realizada en el MNBA, El final del eclipse, aunque no tenía las fotos del libro de Interzona. La novela con la que fue finalista del premio Medici, Salón de belleza –publicada en España por Tusquets- fue impresa en Argentina en sus clásicas ediciones rústicas por Eloísa Cartonera. La variedad de sellos editoriales y formatos en que publica su obra –y la profusión de sus textos- tienen una razón de ser. "Lo importante para mí es que la literatura circule, que lo que escribo se lea, tenga una dinámica, que no se inmovilice", dice el escritor. "Tal vez en eso me parezca a César Aira. De los autores argentinos que he leído, y debo leer a muchos más, creo que Aira y Fogwill tienen algo que ver con mi propuesta". En un periodo muy corto Bellatín realizó dos viajes al país. "Eso me sirvió para conocer al tout Buenos Aires", ríe. "Creo que una de las características más valorables de la intelectualidad argentina y de sus creadores es esa pasión por rescatar lo nuevo, ese ansia de descubrimientos y la apertura que poseen. En otros países esa actitud no se repite".

 

III

"Siempre he tratado de que mis textos funcionen en sí mismos, que no necesiten una referencialidad que los sustente –que no deban actuar como reflejo o representación-, y creo que muchas veces lo he logrado", dice el escritor refiriéndose a su obra. "Lo que me interesa es esa ausencia que se hace presente mediante la escritura. El espacio entre renglones, el espacio entre letra y letra. Aquello que puede ser repuesto, reconfigurado por el lector. Tal vez sea ese el espacio de la literatura", afirma. "De todas maneras, y a pesar de que considero que La escuela… logra afirmarse en sus propios estatutos, creo también que es mi novela más andina". Bellatin vivió en Lima durante los años más cruentos de la acción de Sendero Luminoso y el terrorismo de Estado que le hacía frente. "Uno de los episodios del libro tiene relación con un hecho de la realidad de aquellos años: en un poblado campesino donde había habido una delación, el castigo de la guerrilla fue la amputación de los dedos de todos sus habitantes".

 

IV

Las solapas de sus libros acusan sus estudios de Teología. "En realidad, nunca antes había sido una persona religiosa. Pero para acceder a la filosofía en la universidad de San Marcos, ése era el paso obligado. Una vez cursadas las materias que me interesaban dejé la carrera y emprendí el viaje a Cuba, donde estudié cine en San Antonio de los Baños en la escuela que creó García Márquez". Sin embargo, Bellatin hoy se ha convertido al islamismo. "Soy musulmán. Practico el islamismo sufi y cumplo todos sus rituales. Con esa religión he aprendido a levitar" dice y espera la sorpresa en el interlocutor. Luego ríe. "Es que uno de sus ritos consiste en una danza circular velocísima en la que llega un momento en el que la sensación de volar se hace tan presente". Y ríe. "Mi religión no tiene nada que ver con el odio fundamentalista. Es más, ha habido muchos mártires sufis en los países musulmanes debido a la prédica que realizaban. Es una religión de perseguidos", aclara. "Tal vez nunca pueda afirmar vehementemente que Dios exista o que no. Pero te aseguro que la experiencia de la práctica sufi ha cambiado mis conceptos y marca un corte radical en mi vida. Sé que esto tendrá una incidencia en mi literatura. Sé que a partir de ahora comienzo una nueva etapa".

 

V

"Yo creo en la letra como anticipación. La literatura tiene también un carácter profético. Mira mi novela Salón de belleza. Quince años después de escrita, los diarios relataban una historia de la realidad calcada en sus detalles de la narración que yo había escrito", dice sorprendido. "También sucede que algunos lectores me achacan una imaginación desbordante, pero la realidad me proporciona los materiales con los que luego formo mi escritura". Por caso, su última visita a Buenos Aires también sirvió para una intervención en el congreso sobre urbanismo organizado por Graciela Speranza. "Al finalizar mi espacio repartí entre los asistentes las fotos del inspirador de Perros héroes. Algunos pensaban que era un delirio imaginativo, pero allí estaban las fotos de ese entrenador postrado, las de sus perros. No era un monstruo construido por mi imaginación".

 

VI

"Sí, también creo que la experiencia es determinante a la hora de escribir. Yo conozco a ese sector social limeño, su burguesía, su clase alta. Un sector horrible, que se solaza en el desprecio por el otro. En el desprecio por los indios, por ejemplo. Yo creo que el protagonista de Conversaciones en la Catedral, de Vargas Llosa, se refugia en un silencio sobre su pasado porque tiene vergüenza de ese origen social. Y supongo que el médico perverso de Damas chinas proviene de allí, también". Mario fuma un cigarrillo. "La experiencia personal es determinante. Es horroroso que le pongan un brazo ortopédico a un niño de dos años. ¿Para qué? ¿Por qué ese sufrimiento? Entonces luego se escribe, pero yo tengo esa experiencia. Si crees que puedes escribir lo mismo, haz la prueba, córtate el brazo y escribe. Luego hablamos…" Antes su brazo ortopédico lo distinguía enormemente, mano de elegante titanio o simple garfio costumbrista. "Ahora ya no lo uso más. Lo he tirado en el mar. Reposa en el fondo de los océanos".

 

VII

La performatividad es una parte esencial de la propuesta bellatiniana. Hace unos meses organizó en París un encuentro de clones de la literatura mexicana. "Organicé un grupo de actores para que lean unos textos provistos por una serie de escritores que se prestaron gustosos. Entonces, en una sala, los asistentes podían elegir de un menú un nombre de un escritor. Pongamos, Margo Glantz. Y en ese menú, podían elegir un tema. Entonces el actor –porque el clon de Margo era hombre- decía el texto al visitante. Al principio era una sorpresa para los concurrentes porque se anunciaba como un encuentro de escritores mexicanos. Y ponía en cuestión la importancia del autor, ya que allí estaban textos escritos por ellos y sus clones. Estuvo todo muy divertido. Sólo hubo un problema con la esposa de un escritor que hubiera preferido acompañar ella a su marido a París en lugar de que viajara un clon", cuenta y ríe nuevamente. Otro de los motivos de su visita a Buenos Aires tiene connotaciones referidas al diseño de indumentaria. "He decidido usar un uniforme de escritor. Un uniforme, como usan los trabajadores, porque eso soy: un trabajador de la cultura. Claro que no debería ser como el mameluco de Brecht, por ejemplo. Eso estuvo bien en su momento. Yo quisiera algo más moderno, más de diseño. Por eso ahora tengo que ir a la casa de modas de Martín Churba a ver si acepta hacer mi uniforme de escritor". Ya es hora de que parta y el entusiasmo por la respuesta del modisto lo asemeja a un niño –entusiasmo que es imposible no compartir al leer sus textos, en los que el lector se vuelve como un niño frente a la literatura. "Ya me tengo que ir, dime, tú qué crees, ¿Martín Churba aceptará hacerme ese diseño?".

 

 

Diego Rojas

 

 
 
 
 
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Imágenes de ilustración:

Margen inferior: Portada de La escuela del dolor humano de Sechuán, Interzona (detalle).