el interpretador narrativa

 

columna mensual

Travestismo Trash -2-:

"Mamá era mala"

por Naty Menstrual

 

 

 

 

Mamá era mala. Siempre mala. Se esforzó por enseñarme a odiarla y a odiarme y eso fue algo que llegué a hacer sintiendo un placer exquisito.

Papá era bueno, o lo fue, hasta que dejó de serlo. Silencioso e inmutable, sólo se limitaba a observar lo que pasaba. Hasta que un día entendí que no era una cuestión de bondad, sino un acto de terrible cobardía. Un pacto silencioso entre los dos me tenía de exclusiva víctima. Y yo sufría. Era mi función en esa casa, donde era el único hijo. Y una casa -a esa altura y para un hijo- es algo tan grande como un único mundo.

Primero víctima de mamá, de sus injusticias, de sus arranques paranoicos y violentos cuando me acusaba de haber sido el causante de su infelicidad con su marido. Yo no había hecho nada más que nacer, salir de su vientre maldito.

Papá me tenía guardada una sorpresa que me iba a cambiar la vida y anular lo ínfimo de bueno que pudiera llegar a tener mi triste niñez. Él empezó a tocarme una tarde cálida de verano, cuando yo tenía sólo cuatro años. En el parque, sentado a upa con sólo un shortsito liviano puesto, de pronto sentí que se movía y ponía un gesto raro en su mirada. Su bulto estaba duro y yo no entendía nada, entonces me tiró al piso y ahí vi su pantalón mojado. Él me hacía pis encima desde que yo tenía uso de razón, y en ese momento me pareció normal ver éso. Es más, me sentí felizmente identificado. Me miró con odio y se metió adentro. Me había empezado a odiar él también ese DÍA (más que mi madre) pero con la única diferencia de que planeaba tomarse la venganza por mi nacimiento de una manera más personal y carnal, una manera que iba a ir creciendo obsesivamente con el tiempo.

Cómo iba a entender yo. Pensaba que, como demostración de amor y respeto, tenía que ceder ante ese abuso. Y el dolor seguía. Profundo. Secreto. No tenía amigos. Me tenían prácticamente encerrado. De casa al colegio. Y cuando llegaba el momento de quedarme sólo con él temblaba como una hoja y sentía el deseo irrefrenable de matarlo con mis propias manos en ese mismo momento para que dejara de hacer éso.

Cumplí doce años. Tenía problemas para relacionarme con los demás chicos y ya estaba tildado de marica en el colegio. Yo odiaba el colegio y el colegio me odiaba a mí. Todo era odio y yo no había echo nada más que sufrir en silencio.

No aguanté más. Esa tarde llego mamá de la casa de una vecina y llorando a mares le conté todo. Me miró con odio -con más odio que nunca- y me dijo que no abriera la boca nunca en la vida, que no se me ocurriera hablar de éso, que era un hijo de puta sin remedio:

-Un demonio hubiera sido mejor parir� un demonio� tenés el diablo en el cuerpo� que no te mato mirá� que te cortaría la lengua, pendejo�

Me dio una cachetada certera en el medio de la boca y me partió el labio. No conforme con eso, cuando me fui corriendo a llorar a mi cuarto, me corrió� me partió el palo de la escoba en la columna sin miramientos y me arrastró hasta el borde de mi cama dejándome ensangrentado en la alfombra. Me señaló desde la puerta sentenciándome:

-Y de ahí no salís pedazo de mierda, vas a aprender a seguir mintiendo�

Cerro la puerta con llave, me dejo adentro. Alma sola. Quieta. En silencio.

No se a qué hora me dormí pero me desperté en el hospital con la luz del sol, con el canto de los pajaritos que se escuchaban mejor a la hora de la siesta, cuando el mundo está en silencio. Me sentí liberado. Estaba solo por fin, sin miedo. Entró el médico y me acarició la cabeza:

-Vas a estar mejor� tenés que mejorarte para que sepamos quién te hizo esto. Lo miré con los ojos inyectados en lágrimas pero mantuve silencio.

-Tu madre te encontró en el patio de adelante� desmayado� de los golpes perdiste el conocimiento.

Mi madre me encontró. En su vientre me encontró. Y desde ese DÍA me castigó, me sentenció e hizo todo lo posible para hacerme sentir muerto. Supe que no había nada más que hacer. Que tenía que escapar de todo eso. Mi madre entró envuelta en lagrimas, se acercó a la cama, me abrazó y, mirando al médico, me apretó fuerte la espalda justo donde me había pegado. Esa noche no dormí, agarré mis cosas y escapé sin saber qué hacer ni a dónde ir. Nunca dieron conmigo, porque nadie me buscó, por supuesto. La cosa cambió. Y cambié yo.

Una puta en la estación de Caballito donde me había quedado dormido me llevó a su casa. Hoy todavía siento que ella fue mi madre. La que nunca tuve. En la casa se vivía en paz y con mucho silencio, pero era una mujer cariñosa y me trataba como si fuera su hijo o un nieto. No sabía nada de ella y ella nada de mí. No había espacio para las preguntas, era como si ella supiera que no tenía ni pasado ni futuro y que cada hora que pasaba era un bendito resto que Dios le daba a cambio de sufrir un poco menos. A veces teníamos comida y a veces no, pero siempre era dulce y buena y prefería pasar hambre de comida y no el hambre desesperado de alma que me hacían pasar en casa, aún teniendo el estómago bien lleno.

Una noche en que ella llegó con un tipo al cuartucho desvencijado en donde dormíamos, me quedé en un rincón en silencio y me excité. Ya había pasado casi un año. Cuando ella se quedó dormida miré al tipo de reojo y él me vio mirarlo con la pija dura en su mano. Se dio cuenta de que estaba excitado y se vino al revoltijo de frazadas donde yo estaba durmiendo. Me cogió. Y desde ese DÍA, supe que lo que quería era éso, que me cogieran por el culo con una mezcla de placer descontrolado y odio inmenso. Al terminar sentí asco. Cada vez que me la metían me revolvía de placer, pero al final�me levantaba y seguía con mis cosas como si no hubiera pasado nada. Nunca hablamos del tema de mi homosexualidad con María pero todo se sabía, y así como mi padre y mi madre en su momento hicieron su pacto de silencio, también nosotros hicimos el nuestro.

-Naciste en el cuerpo equivocado m`hijo� son cosas de Dios� viste.. Quién va a querer que pase éso.. si no�

Tenía razón y eso me hizo elegir otros caminos. Nació Sandra. La que soy hoy. Empezar de jovencita me ayudó, muchos tipos se mueren por los menores y yo aprovechaba la situación. Hice guita. Y pude devolverle a María todo lo que hizo por mí hasta que murió, sin tener que preocuparse por la comida o los remedios. Tengo dos departamentos, coche, un privado y algo más. Ahora el culo no lo pongo yo por guita, un grupo de putitos jóvenes trabajan para mí. La vida es un círculo siniestro�

Mañana cumplo 33, la edad de Cristo. Pero no pienso morir clavada, estar clavada es todo lo contrario para mí, es sentir que estoy viva.

Pero nada es gratuito en la vida. Estoy embichada. Ese odio a mí misma que nunca se me fue me hizo arrastrarme por la vida como una serpiente promiscua picando al que se me antojara en una catarata de venganza sin medida. De todos modos, me defiendo con un cóctel de valentía y medicamentos. Pero queda un solo motivo de venganza y es el que me interesa.

Guardo el mejor veneno para su cuerpo. Un veneno para que se pudra como hizo que se pudriera el mío por dentro para toda la vida. Sé dónde está. Ya sé dónde está. Y gracias a mi afición a la cirugía estética, ya no soy lo que era. Le gusto. Sigue igual de perverso. Me mira con ojos desorbitados de lujuria, sin reconocerme. Yo juego a la prostituta cuando el sale del trabajo y le jugueteo en la esquina. Está muy viejo. Nunca tiene plata. Lo dejo caliente, ya no me siento dominada ni obligada a ser objeto de su placer. Lo miro y cuando se me acerca y me respira me da asco su aliento. Pero mañana... mañana cuando salga del trabajo va a firmar su sentencia de muerte. Estoy podrida, él está viejo, y ese cuerpo no resiste el bicho que me habita. Mamá ya no está, no hay quién lo cuide.

Mañana, lo sé, al atardecer, como en esas tardes que bañaban de perversión los rayos del sol en el patio hace ya mucho tiempo, me va a estar esperando. Pero yo lo voy a estar esperando más a él. Y sé que después va a venir la nada. Pero qué importa�me pienso morir llena�pero muy llena�con el corazón contento.

Agosto 2005

 

Naty Menstrual

 

 

 
 
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Naty Menstrual

Es locutora y actriz. Condujo numerosos programas de radio. La encontrás en

 

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Travestismo Trash

Número 18: septiembre 2005 - Mauro

 
   
   
 
 
 
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Margen inferior: Fernand Khnopff, I Lock my Door Upon Myself (detalle).