Este foro no pasa de una exaltada y arbitraria –pero no por ello menos honesta– recomendación de algunas películas tanto para involuntarios insomnes, como para quienes sólo buscan en la pantalla chica el preludio del sopor y la somnolencia del imaginario onírico en el que nos adentramos cada noche.
Desafiando las ínfulas del título de esta columna –mendaz como pocos– y sus vanos fastos, aquí se encontrarán recomendaciones que irán de lo camp o kitsch (la coca Sarli es una habitué pero también algún día aparecerán Ed Wood y Jorge Polaco), el cine "infantil" o la patriotera y oportunista reivindicación del nuevo cine nacional, a las altas cumbres de maestros de la talla de I. Bergman, A. Tarkovski u O. Wells, pasando por los clásicos del tiempo en el que Hollywood hacía que el latiguillo "industria de los sueños" fuera algo más que una torpe etiqueta, sin olvidar por cierto algo que podríamos llamar –como en el campo de la música algunos denominan world music– world movies, que incluiría a cineastas como Kiarostami o Tsai Ming Liang.
Dichas recomendaciones están dedicadas a aquellos que hacen justicia colgándose del cable –y por ende, no tienen cómo saber qué demonios se ofrece cuando se sientan frente a la tele–, a quienes, pagando las excesivas tarifas, se niegan a abonar unos pesos extras por la impresentable revista que se les entrega, y por último, a aquellos que, teniendo ese pasquín en sus manos –pero perteneciendo a esa vasta fauna de televidentes forjados a golpe de imbecilidad del peor cine de Hollywood; me refiero a quienes les resulta igual La dolce vita que la última de Matt Damon, o lo que es peor, la última de Mel Gibson, quien para colmo se cree director–, de vez en cuando perciben que deberían ver algo "como la gente".
Primera advertencia al lector. Trate de desconfiar de todo lo que se recomienda en este foro. El ánimo de quien escribe, el sueño, la fiaca, la poca oferta de filmes "de culto" y la velocidad con la que se arma esta infamia pueden llevarlo a recomendarle tanto bodrios absolutos como a pasar por alto grandes perlas. Junto a obras de A. Hitchcock, F. Truffaut o S. Kubrik pueden aparecer películas tales como Y tu mamá también, El faro o películas de Palito Ortega, filmes impresentables para cualquier cinéfilo digno de tal nombre. Por lo dicho, no sea ingenuo y sospeche de esta democrática lista.
Segunda advertencia al desconcertado lector. No son pocas las noches en las que, presos la abulia o el cansancio, corremos al televisor con el ánimo de encontrar "algo" que nos libere de ese estado autista en el que nos deja el día despiadado. Y reconozcámoslo, lo hacemos porque no tenemos a "alguien" que nos rescate y no nos queda otra, de lo contrario, ¿qué mierda estaríamos haciendo frente a la tele si tuviéramos a nuestro lado un cuerpo escultural que incita nuestros más bajos instintos o si tuviésemos una fortuna incalculable y todo el tiempo para derrocharla? Los que lo tienen, tanto una cosa como la otra, les aseguro, no miran películas de Bergman o de Fellini, sino pregúntenle a Pancho Dotto o al Sr. Constantini. Decía que prendemos el televisor un poco desesperados, leemos esta lamentable columna para orientarnos entre la maraña de imbecilidad televisiva y, descorazonados, nos encontramos con que los programadores de turno del cable decidieron proyectar cualquier cosa menos lo anunciado. Por ello –y atajándonos de injustificadas imprecaciones– la casa no se responsabiliza por los cambios en la programación de estos imberbes. En relación con dichos inconvenientes –y ante cualquier reclamo– antes de maldecir a este pobre cristiano que escribe, mejor robe la revista de su vecino o tírele unos mangos al portero para que se la deje primero a usted antes que al inmundo de al lado, apunte los números de teléfono correspondiente y rájele una puteada al Sr. Retro, Sr. Isat (con este último sea más amable porque últimamente, el programador que está a sus servicios, en un acto que hace descreer de sus capacidades intelectuales, ha elogiado esta columna infame) y toda esa yunta.
Tercera y última advertencia al –ahora cansado– lector. Esta columna está hecha "a las apuradas", en primer término, porque debo prepararla para cuando comienza el mes y quien aquí escribe recibe la revista el mismo día que Ud., cuando no después. Ergo, la hago "a los pedos" matándome para que el muy señorito se siente el día 5, 6 ó 7 del mes y pueda saber qué corno mirar; y en segundo término, y no menos importante que lo anterior, a mí el Sr. interpretador.net, para quien trabajo, no me paga un mango por esta columna miserable –y bien que hace, pues no merece retribución alguna–, por ende, la hago "de onda" porque, la verdad sea dicha, me gano la vida como docente. En un maratónico y nocturno rally escriturario que nunca excede las cinco horas de trabajo –a veces seis, cuando estoy muy entusiasmado con mis propias tonterías– y que no conlleva la consulta de ese degradado –para algunos mejorado– reemplazo de la Enciclopedia Británica borgeana que es Internet, la hago frente a mi computadora, unas veces con tres o cuatro mamantes, otras, con dos o tres libros enfrente para robar a gente que sabe y con ello, hacerles creer Uds., ¡oh, pobres ilusos!, que quien recomienda en este foro, sabe. Hechas estas salvedades, si encuentra algún error –a algún director se le adjudica una película que jamás realizó, un título está mal escrito debido a la dislexia de este marmota, etc.–, sepa disculpar a este servil amanuense amante del séptimo arte.
Hernán Sassi
Antes de pasar a las sugerencias del mes damos una recomendación que bien vale para cualquier fin de semana en el que no encontremos nada para ver por cable o en el que, encontrándolo y desatendiéndolo, prefiramos salir a pasear por para ver una buena película.
Brindando un servicio al pobre cinéfilo desamparado ante el basural, aprovechamos para recomendar el Cineclub Eco (Corrientes 4940, 2do. piso "E", Tel: 4854-4126) en donde, por la módica suma de siete manguitos (lamento decirles que la inflación también golpea a la cinefilia, hace unos meses eran cinco los manguitos; pero no importa, verá que no serán malgastados), Ud. podrá disfrutar tanto de grandes filmes como de una tertulia posterior en donde se desmenuza la película.
En Contra la interpretación Susan Sontag se preguntaba –y respondía negativamente– si era necesario, hasta imperioso, que elijamos entre los Rolling Stones y Bach (entre paréntesis, maliciosa la Sontag, ¡eh!, mirá que poner frente a frente a tipos que no te saben tocar dos notas seguidas con un genio de la música como Bach; turrita la mechonuda). Desde aquí, recordando y retrucando con una impertinencia desfachatada a esta intelectual única, haremos una analogía brutal, así que no me la critique: si Ud. está entre el Blockbuster (que, como puede leerlo, lleva inscripta ya en su marca el sello de la bosta que promueve) y un Cineclub, debe elegir. Sí, debe elegir. Pues elija este foro realmente acogedor atendido por una gente maravillosa que sabe de cine en serio. Este que escribe, si es que sabe algo de este arte magnífico, en gran medida se lo debe a los encantadores anfitriones de esta hogareña sala.
En un ciclo dedicado a los hermanitos Taviani el sábado 10 a las 21 hs. darán La noche de San Lorenzo (1982), el 17, El sol también sale de noche (1992) y el 24 Tu ridi (1998). Y en otro dedicado a Nanni Moretti, creo que a las 20 hs., pero bien pueden llamar al teléfono aquí apuntado para confirmar, el domingo 11 proyectarán Palomita roja (1989), el domingo 18 Caro diario (1993) y el 25 Aprile (1998).
En otro orden de cosas, pero siguiendo con las recomendaciones cinéfilas, este mes se estrena en el Centro cultural Rojas, sí, en ese antro antes psicobolche, hoy centro de reunión de "chicos" retro-posmo-futuristas de clase media que tienen tristeza y que no se les ocurre nada mejor que "canalizarla", por ejemplo, haciendo un cursito de cine taiwandés hecho por malayos; decía que ahí va a estrenarse el segundo corto de la dupla Martín Turnes – Marina Kogan, quienes por su solvencia narrativa y austeridad de recursos (recordemos, cuando un perejil empieza a filmar, lo primero que quiere hacer es demostrar que maneja todos y cada uno de los resortes de esa maquinaria llamada dirección; por lo tanto, siempre con los cortometrajistas, pero menos en este caso, debemos padecer grasadas inimaginables) nos sorprendieron con su primer corto, A la orilla, y hoy presentan el segundo, Pasamontañas, basado en un cuento de la bloguera Marinita. A propósito de esta fiebre de los blogs de estos últimos años, y que me disculpe Marinita que no es con ella la cosa y tampoco con il capo de este site que también tiene el suyo, pero éramos pocos y... Como si no tuviéramos suficientes pelotudeces en la red –basta reparar en esto que está leyendo–, ahora debemos soportar que cualquiera escriba cualquier cosa en ese formato decadente que es el blog. Y ojo, que no se mal interprete. No es que estemos en contra de la libertad de expresión y toda la bola, simplemente estamos en contra de la pelotudez lisa y llana. Fíjense. Me enteré hace poco que hasta un "periodista" que tiene serios problemas con la tabla del 2 como es Luis Majul cuenta con blog propio. Los blogs, hasta donde yo sé, son tierra de majules donde el vuelo gallináceo lo embarga todo, donde cada uno cuenta ideas profundas como que hoy se despertó con sueño, que cuando desayunó el café estaba caliente, que el ruido de la calle, que el perrito del vecino, etc. Cosas así, de alta densidad filosófica. Sí, Ud. diría que tomadas por Pessoa o Lispector (de paso léase en este número de elinterpretador el ensayo de Camila Flynn sobre esta animalita de las letras) estas nimiedades pueden ser objeto de una sutilísima reflexión. Bueno, pero este no es el caso. Pero más allá del predominio de esta chatura, lo que decepciona un poco (ni siquiera exaspera, es tan imbécil lo que allí impera que ni dan ganas de denostarlo y es más, en este momento me doy cuenta de la imbecilidad que estoy cometiendo en darle tanta bola; ya termino) es la soberanía que ahí tiene la palabra bastarda, la "palabra del reportaje", como decía Mallarmé. Si se trata de escritura, no sólo apena anoticiarnos de la pereza mental de algunos que no se toman en serio ni a sí mismos ni a su potencial lector, sino más que nada, lo que resulta penoso es el hecho de ver ahí también la palabra hecha trizas. Y ojo, no tiene que ver los condicionamientos del formato o con mi mirada decimonónica o purista frente a la palabra en el marco de las nuevas tecnología. Sólo bastará un ejemplo para desmentirlo. Lean Keres cojer de Alejandro López y después me dicen si no puede haber verdadera escritura en formatos digitales. Y no me vengan con que no vale porque eso es un libro y no una escritura-en-red porque, en realidad, mis chichipíos, este era un libro para leer en la red pero la editorial "prefirió no hacerlo" posible. Así que ¡calenchu!, ¡chiva!, ¡chiva!
Volviendo a lo realmente importante, Pasamontañas irá el lunes 12 de este mes a las 19hs. Como les dije, por lo que el director y la guionista han mostrado en su primer corto, Pasamontañas promete.
Última interrupción antes de las películas. Informamos que, según me lo hicieron saber, la revista elinterpretador.net va a tomarse unos meses sabáticos para repensar la misma: entre otras cosas, su periodicidad, la cantidad y calidad de las colaboraciones, el tenor de las intervenciones de alguno de sus miembros y sobre todo, sus columnas mensuales, entre las que resalta ésta por su vacuidad, y más que nada, por su marcada y lamentable pérdida del rumbo. Así las cosas, me despido hasta ver qué demonios hago con mi columna. Por favor, no sea previsible. No me mande a metérmela donde ya sabemos. Además, estamos en tierras virtuales, de modo que me sería imposible, ¡eh!
Adiós.
DÍA CANAL HORA DIRECTOR/ PELÍCULA
Sab 10 FOX 22,30 J. Schumacher. ENLACE MORTAL. Para demostrar que aquellos que miramos cine de autor podemos extraer cosillas de la basura, recomendamos esta película que, con ciertas salvedades, puede leérsela como algo más serio que un simplote thriller hollywoodense. El director de Un día de furia, esa película en la que M. Douglas se volvía loco, entre otras cosas, porque llegaba 11,15 a un McDonald´s y sus serviles empleados no le querían dar el desayuno porque "no era el horario adecuado". ¿Se acuerdan? Bueno, ese mismo director ahora hace un thriller psicológico en el que un ubicuo D. Shutterland desenmascarará a un yuppi obligándolo a permanecer en una cabina telefónica durante toda el filme y a confesar sus pecados frente a una Manhattan convulsionada por este hecho. El filme usa un recurso grasa por excelencia: el picture and picture, eso que Greenaway usaba con su destreza habitual en The Tempest o en The pillow book. Lo único que tiene de bueno dicho procedimiento aquí es que el protagonista hablará por teléfono con muchas personas y todas aparecerán en una doble o triple pantalla, pero él, Shutterland, el más importante, el desalmado que lo extorsiona como un dios despiadado que obliga a la confesión –¿o acaso la cabina telefónica no funciona como confesionario?–, no aparecerá en pantalla nunca, sólo al final presagiando un Enlace mortal II. Bueno, che, hay que seguir haciendo guita. Y más si Enlace mortal fue un éxito en todo el mundo y gastamos U$S 3,50 en hacerla.
Dom 11 VOLVER 00:30 (noche del sábado) Saslavsky. LAS RATAS. El director de La fuga hace una soberbia transposición de uno de los textos más importantes de nuestra literatura, una de las pocas obras de Pepe Bianco. Entre paréntesis lea a esta bestia de nuestras letras, uno de esos que amó a H. James "hasta el plagio", como decía nuestro Tiresias de la literatura. Con A. Alcón como protagonista.
Dom 11 TFZ 22 D. Arcand. LAS INVASIONES BÁRBARAS. Segunda y última parte del díptico de Denys Arcand. Si no la vio el domingo pasado, pues ya se perdió el comienzo: La caída del imperio americano. Aquí, en una película eminentemente discursiva donde se mencionan, entre otros, al insoportable de M. Kundera (¿se acuerdan de la fiebre-Kundera?, más o menos como la fiebre-Saramago que supimos padecer o más bien que padecemos, ¡vade retro!), al barbudo Marx, el místico hasta la locura San Juan de la Cruz, por un lado, en charlas de hombres y por el otro, de mujeres, se hablaba sobre la sexualidad, el proceso civilizatorio, la infidelidad –sobre todo– y la felicidad. Sobre este último tema volverán a reflexionar unos años después los mismos personajes en Las invasiones bárbaras. Para ver.
Dom 11 CCA 22 A. Adamson. SHREK 2. En la primera de la saga la productora que compite a muerte con la Disney supo dar vuelta como un guante los sempiternos cuentos tradicionales. En aquella desde el comienzo quedaba claro cómo venía la mano: en una de las primeras escenas, el protagonista, un ogro del pantano, literalmente se limpiaba el culo con un cuento de hadas.
Esta segunda parte, con un mismo tiro por elevación a la Disney, ofrece una feroz crítica al edulcorado formato que suele entregar la empresa del millonario congelado. En ese marco en el que adrede se roza el "tono disney" y se dan fuertes golpes de timón, siempre irónicos y más bien corrosivos, aparece ridiculizado Hollywood en general (la película incluye una sátira de las transmisiones desde red carpet) y, en particular, la bella durmiente, el hada madrina, Cenicienta y el pobre Pulgarcito. También como en la primera ocurría con Matrix por ejemplo, en ésta habrá reescrituras paródicas de películas famosas: El zorro, Los fabulosos Baker boys y Misión imposible. A esta última se alude dos veces y la segunda, con un Pinocho haciendo de Tom Cruise impagable y un muñequito de jengibre zarpado, es de antología.
En la nueva entrega el ogro y la princesa (un ogro mujer) deberán ir al castillo. Allí son separados luego de algunos hechizos inconvenientes. Será entonces cuando Shrek volverá para recuperarla secundado por sus amigotes: pinocho, los tres chanchitos, el muñequito de jengibre y un nuevo amigo, el supermuñeco de jengibre, el lobo disfrazado de la abuela, el burrito transfigurado en un blanco corcel y él mismo, Shrek, como un príncipe tradicional. El final, con todos bailando "La vida loca" de Ricky Martin, es buenísimo e incluye a Pinocho contorneándose como Michael Jackson.
Amén de la diatriba entre productoras que esconde –o quizá gracias a ella–, Shrek 2 es también una gran película en la que el burro que secunda al ogro, aunque aquí sea un poco opacado por un nuevo personaje, el gato con botas, sigue llevándose todos los premios.
Quienes vieron la versión en castellano, no deben perderse ésta, en inglés. Verán que es otra cosa.
Dom 11 DNY 22 D. Anderson. MONSTER INC. Si la competencia hace una película invirtiendo los roles tradicionales, pues la Disney no podía quedarse atrás. Aquí los monstruos no asustan a los niños sino al revés. ¿Recuerda Pollitos en fuga, aquella película de animación con muñecos en plastilina que tiene una iconografía que remite a los campos de concentración, aquella que, aunque parezca mentira, en el marco del cine para niños hablaba sobre la alienación, el capitalismo global y la revalorización de la utopía? Bueno, nada que ver. Esta es una simple película infantil pero en la que también puede verse algo de la "monstruosa" maquinaria industrial, mejor dicho, de la Técnica, que bien sabe producir desde cepillos de dientes hasta personas e incluso monstruos como en este caso.
Lun 12 VOLVER 22 A. Agresti. LA CRUZ. Solamente para ver cómo un actor de teatro de pura cepa hace una labor brillante en este filme. Una película justa para que se luzca el gran N. Briski, quien no sólo se queda sin laburo sino que se queda sin mina. La Busnelli, la desalmada que lo deja a este pobre cristiano, también está impecable. Esos sí, como película, película, malísima. Después de El acto en cuestión, como bien saben, Agresti no hizo nada como la gente.
Lun 12 ISAT 23 C. Sorín. HISTORIAS MÍNIMAS. Hace unos meses me hacía el vivo invitándolo a ver Detrás de los olivos de Abbas Kiarostami, diciéndole que en realidad este último sí sabía filmar una historia mínima en serio. No seamos tan duros. Sorín en esta película también sabe hacerlo. ¡Más si vimos El perro, una película infumable! Ni se le ocurra alquilar ésta, su última película.
Mar 13 CCA 00,40 (noche del lunes) M. Scorsese. LA ÚLTIMA TENTACIÓN DE CRISTO. Sé que es muy pero muy grasa citar a Saramago, pero cuando leí El Evangelio según Jesucristo –cuando era un adolescente, che– no me pareció tan mal. Además ahora viene al caso para comentar una película que repara en el Cristo hombre más que en el hijo de Dios.
En esa novela, entre otras cosas, al autor –y en esto, sólo en esto, es deudor de Voltaire– profundiza en las injusticias y calamidades de este mundo que ponen en duda la misma existencia de Dios judeocristiano, incluso, dan por tierra con esta vana creencia. Al margen de recordar el pasaje en el que se recrimina a Dios por todos los inocentes muertos para aniquilar al niñito Jesús –pasaje que recuerdo con intensidad, con la misma intensidad con la que recuerdo las palabras de Voltaire frente al terremoto de Lisboa–, rescatemos algunas citas: "no me gustaría verme en la piel de un dios que al mismo tiempo guía la mano del puñal asesino y ofrece el cuello que va a ser cortado" [...] "verdad es que a Job lo compensó Dios restituyéndole en doble lo que simple le había quitado, pero a los otros hombres, a aquellos de quienes nunca se escribió ningún libro, todo es quitar y no dar, prometer y no cumplir." [...] "que Dios, si de algo sabe, es de hombres, e incluso así no de todos, que sin cuenta son los que viven como burros, o aún peor, y Dios no se ha cuidado de averiguar y proveer. "
Pero lo más importante en relación con este filme es que aquí, en esta olvidable película de Scorsese que no está a la altura de Casino o Taxi driver, como en alguno de los Evangelios apócrifos (no confundir con el Código Da Vinci y todas estas pelotudeces de hoy día), se repara más en el Cristo hombre, en sus deseos, en sus pecados, y con ello se apunta al repudio del cuerpo que esta religión siempre ha profesado y que, entre otros, ha sido analizado por M. Onfray y el viejo Rozitchner, no el que hace papelones junto a Grondona, ojito, no confundir, sino el padre, sí, el mismo a quien unos "Doctorcitos" de la Academia rechazaron su maravillosa tesis sobre San Agustín. El sacrílego de Saramago escribe: "Dios, que está en todas partes, estaba allí, pero, siendo lo que es, un puro espíritu, no podía ver cómo la piel de uno tocaba la piel del otro, cómo la carne de él penetró en la carne de ella, creadas una y otra para eso mismo, y, probablemente, ya ni allá se encontraría cuando la simiente sagrada de José se derramó en el sagrado interior de María, sagrados ambos por ser la fuente y la copa de la vida, en verdad hay cosas que el mismo Dios no entiende, aunque las haya creado. Habiendo, pues salido al patio, Dios no puede oír el sonido agónico, como un estertor, que salió de la boca del varón en el instante de la crisis, y menos aún el levísimo gemido que la mujer no fue capaz de reprimir."
En vez de ver la película, mejor cómprese el libro de Saramago, uno de sus buenos libros, entre los que también podemos recomendar Historia del cerco de Lisboa y el dedicado al heterónimo de Pessoa, ¿cómo se llamaba?, ¿El año de la muerte de Ricardo Reis?, más o menos así, no me acuerdo y no pienso ir a buscarlo a la biblioteca porque después del Nobel a don Saramago lo confiné a los lugares más recónditos para dejarlo reposar, para retomarlo cuando baje el boom, cuando deje de ser tan bienpensante, tan mediático y se ponga a escribir como en otras épocas.
Mar 13 ISAT 20,25 W. Friedkin EL EXORCISTA CON ESCENAS NUNCA VISTAS. En su ensayo Por qué leer a los clásicos, el gran Italo Calvino decía que cuando uno lee un clásico por primera vez ya lo conoce. Y esto es porque él ya pertenece a la memoria de la tribu. En el caso de El exorcista, ¿quién no escuchó hablar sobre esta película, la de Linda Blair contorneándose en la cama semoviente y vomitando Alba Latex verde? De modo que cuanto menos, por esta razón, el filme de Friedkin ya es un clásico. Pero mejor dejemos en paz a Calvino –que en paz descanse, sobre todo, por la trilogía Nuestros antepasados y por Si una noche de invierno un viajero, si no las leyó, péguese un tiro o consígalas, ¿qué espera?–, seamos honestos a la verdad y digamos que El exorcista quedará en la historia del cine por su carácter revulsivo –más en ésta, la versión que contiene muchas escenas que no estaban en la del ´73– y por su herética iconografía que parece ideada por el turrito de Nietzsche, quien, dicho sea de paso, metió la cola ya que tiene uno de su prole en los créditos, un tal J. Nitzsche.
Basado en un best seller, a su vez tomado de un caso real, esta provocadora obra, centrándose en una adolescente poseída por el Diábolo, retrata la ancestral lucha entre el Bien y el Mal que viene reeditándose desde Caín y Abel o desde el muchacho Zoroastro y los ejércitos de la luz y de las tinieblas.
La escena inicial, que cobra sentido como en tantas otras películas al final del filme (así que aguante), nos sitúa en el norte de Irak, donde se asentaba la milenaria ciudad de Nínive. La cuestión es que, inmersos en medio de un esfuerzo arqueológico ciclópeo, encontramos a decenas y decenas de tipitos desenterrando ruinas del tiempo de los Asirios (pobres, hoy vemos vana tal empresa ya que en sólo unos decenios un tal Bush se encargará, más por ignorancia que por maldad –y eso es lo peor a mi entender– de destruir todo aquello con una prolijidad envidiable). En ese marco se encuentra un cura de ceño fruncido, el gran Max Von Sydow, que ve el desafío del eterno e ígneo villano del tridente en cada chirimbolo rescatado. El tipo no está loco, cuanto menos no por esto. Van a ver.
Dejamos el Cercano Oriente y nos instalamos en la anodina vida de una actriz que comparte algunos momentos con su hija, un angelito encantador. Al correr de las escenas la pendejita –Linda Blair, reconocidísima por ese papel– empieza a dejar su cándido semblante angelical para convertirse en una posesa de las más bravas. Es tan brava que la muy impúdica (que entre paréntesis se llama Regan, como el presidente, ¿ya Friedkin lo veía como un demonio?; ¡y eso que no conociste a Bush, hermano!), luego de decirle todo tipo de barbaridades a cuanto macho se le cruzaba, llega al broche de oro ¡clavándose un crucifijo en la vagina! Por ello, ante tamañas escenas, yo advierto. Devotos, abstenerse. En este sentido, como vemos, por su violencia y por sus imágenes sacrílegas la película bien puede catalogarse como una de las más herejes de la historia, y, en una fantasía contrafáctica, de haberse proyectado en el Medioevo, seguro que iba al Index de cabeza.
La madre, como cualquier mujer sensata, recurre en principio a la ciencia, encarnada en este caso por unos médicos que no dan pie con bola y, ante el desconcierto, el de los médicos por supuesto, éstos le recomiendan que a su vez recurra a algún sacerdote cristiano que cree en la "sugestión de las palabras" (sin saberlo el médico la estaba mandando a un analista, ¿no decía Freud que toda la confianza en la terapia y en la cura estaba en la sugestión por la palabra?) y que el que te dije cura haciendo exorcismos como si estuviera en la época de Torquemada. Ahí va la pobre madre y cae con otro cura, éste más joven que el gran Max, que anda con algunas duditas de fe y un problema groso, se siente culpable porque su vieja murió en un sanatorio de mala muerte y él no pudo estar a su lado en aquel fatídico momento (conflicto con el cual, con dolor, me siento muy identificado ya que viví –y aún padezco– una situación similar). El curita joven tampoco puede atrapar al Luzbel escondido en el cuerpo de la ahora cada vez más monstruosa Linda Blair. Bueno, ¿y ahora?, ¿quién podrá ayudarnos? No, el Chapulín colorado, ni en pedo. Se caga todo ante Luzbelito, el demonio de Los redonditos de ricota, que es el mismo que está –y disculpen la expresión– "metido" en el cuerpito gentil de Linda, que a su vez, de linda a esta altura ya no le queda nada. Hay que llamar a alguien que sepa de demonios en serio, que no sea un sanatero ni un pelotudo como el Chapulín. Está bien que los dos visten de colorado, que quizá por esa nimia coincidencia se sienten a tomar unos tragos y a hablar sobre esto de estar siempre disfrazados por la vida, y en una de esas el diablo, medio en pedo, se olvida que es diablo y deja en paz a la pobre chica. Pero no. Pues si se trata de luchar contra el Mal, ¡contra el Mal, la Hormigaaa Aaatómica! No, la Hormiga Atómica tampoco, esto es algo serio. Pero serio, serio. Una hormiguita de mierda ¿qué puede hacer? Entonces, como último recurso, ¿a quién pueden llamar sino a aquel que, desafiando al abominable Sr. Muerte con una partidita de ajedrez de morondanga en El séptimo sello de Bergman, gozándolo a más no poder, tirándole las piezas, chicaneándolo durante toda la película, logró cuanto menos postergar su propia muerte algunos días? Sí, a Max, a Super Max Von Sydow. Es lógico, si logró boludear a la Muerte en la peli de Bergman, ¿por qué no podría incluso vencer al demonio en ésta? Ahí llega Super Max, un poco demacrado por los años, pero es Super Max, caracterizado en una de las últimas escenas como si fuera un detective de la serie negra, y agua bendita va, agua bendita viene, un salmódico recitado de la Biblia por aquí y otro por allí, objetos que vuelan por la habitación, levitación de por medio y el demonio... Ni en pedo les cuento la inesperada y deslumbrante secuencia final que bien vale la celebridad que tiene esta película. Hay que verla sí o sí. Vale la pena. Si no lo convencí con estas largas parrafadas, ¡váyase a cagar, quiere! O vaya a ver a Tinelli. Por más exorcismo que le hagamos, Ud. ya es irrecuperable.
Mar 13 ISAT 23 A.G. Iñárritu. AMORES PERROS. Con la misma dosis de rigor narrativo e impronta documentalizante de otras obras del cine latinoamericano contemporáneo, este vertiginoso filme cruza tres historias en un choque automovilístico. La primera de ellas, la mejor, tiene una potencia pocas veces vista (comentario machista pero más que nada pelotudo: las chicas no deberían perderse a Gael García Bernal, de soberbia actuación, por cierto). La segunda, una nimiedad absoluta. La tercera, propia de un señor reaccionario, como lo es don Inárritu -ex-militante del PRI-, no es azaroso que hoy esté filmando en Hollywood. Y ojo, 21 gramos no le salió nada mal. También está para verla. Ya que no sabemos cuándo volverá a aparecer esta columna nuevamente, bien vale este momento para recomendarle que alquile o que vea cuando la den, 21 gramos, que si bien tiene algún que otro momento grasún, está muy bien.
Mar 13 VOLVER 23,15 D. Blaustein. CAZADORES DE UTOPÍAS. Documental que analiza la trayectoria del movimiento Montoneros a través de reportajes recientes. Recuerdo que cuando vi esta película me pareció un poquitín laudatoria, por no decir demasiado, y no supe reconocer –cosa que según parece sucede– cuánto se separa de los tradicionales documentales políticos. Hoy, en tiempos "monto" como estamos, seguro que no me va a parecer tan laudatoria. En realidad esta película es un poco para Retro porque, por lo que recuerdo, aunque seguro esté equivocado, mantiene una idea del heroísmo que parece no tener en cuenta "detalles" como que estamos en la era del Imperio y de la modernidad líquida, y que los sujetos revolucionarios, si es que aún existen, hoy encarnan de muy distinta forma que antaño. Por suerte, con Los rubios de Albertina Carri o con Crónica de una fuga de Caetano, el nuevo cine argentino supo echar una mirada más inteligente sobre el pasado reciente. No sé si mejor o peor, pero más inteligente al fin.
Mie 14 RETRO 22 E. Kazan. AL ESTE DEL PARAISO. Que me suena que es la transposición de la novela de S. Fitzgerald This side of paradise, más porque en castellano suena más o menos igual: A este lado del paraíso, una bildungsroman autobiográfica del gran autor del Gatsby y Hermosos y malditos. Sea o no la adaptación de esta novela, el filme cuenta con un torturado J. Dean en el protagónico.
Mie 14 ISAT 23,05 M. Rejtman. SILVIA PRIETO. Le aviso que el miércoles pasado ya se perdió la primera película de Martín Rejtman, Rapado, basada en un cuento homónimo suyo. Este filme fue rechazado por el INCAA de aquel tiempo, aquel de la gestión de Julio Mahárbiz, entre otras cosas, porque... ¡mostraba una juventud sin horizontes y sin ideales! No se preocupe. Por suerte el Instituto Nacional del Cine ya no está más comandado por gente imbécil como antes. Y tampoco se preocupe si no vio Rapado. Si ahora lo agarra a Rejtman así, in media res, lo agarra en lo mejor porque Silvia Prieto es, a mi modesto entender, su mejor filme.
Rejtman, junto con Stagnaro, Caetano, Sapir, la Martel y no muchos más, es uno de los directores más importantes de lo que se ha llamado "nuevo cine argentino". Y dentro de ellos es de los que se ha caracterizado por una cerril independencia. Él, a la hora de la producción de sus películas, hace de la carencia virtud porque siempre filma con lo mínimo indispensable. No sólo tiende a lo mínimo en esto y con los decorados, por ejemplo, también en lo referente a los diálogos, por ello en sus películas los personajes tenderán al silencio y cuando dicen una palabra lo hacen en un registro totalmente desapasionado, casi como leyendo lo que sienten de algún rincón recóndito de sí mismos, pero siempre leyéndolo, un poco como los personajes de Bresson.
Silvia Prieto también surgió de un texto literario como Rapado. En este caso surgió de una novela no suya (él escribe cuentos que tienen algo de Cheever y mucho de Carver y Handke) sino de una amiga, novela que terminó modificando en su totalidad a la hora de la redacción del guión. Como todos sus filmes Silvia Prieto también gana intensidad con pasajes absurdos y, sumado a esos característicos diálogos que mencionábamos, da como resultado una comedia con un humor asordinado. Para grabar.
Vie 16 A&E 00,00 T. Guillam. DOCE MONOS. Distópica como tantas películas de ciencia ficción, aquí B. Willis, cooptado por las fuerzas dominantes del futuro de una humanidad devastada debe volver al pasado para desbaratar una célula rebelde. Excelente trabajo de B. Pitt encarnando a un loco que, como suele suceder con los dementes del cine, dice toda la verdad.
Vie 16 ISAT 00,15 (jueves por la noche) S. Wolf y L. Muñoz. YO NO SÉ QUÉ ME HAN HECHO TUS OJOS. Desde los comienzos con Robert Flaherty, incluso desde los primeros cortos de Lumiere, el documental ofreció dos caras: una más "objetiva" y pedagógica, y otra más subjetiva y fuertemente comprometida con la exploración de nuevas formas en el lenguaje cinematográfico. Ejemplos de la primera bien podrían ser todos los documentales testimoniales de raigambre política y de la segunda, glorias como Shoa de Lazmman, Noche y niebla de Resnais y más recientemente Los espigadores de la genial Agnès Varda.
Dentro del cine nacional de los últimos años el documental ha tenido un lugar privilegiado. La televisión y yo de Andrés Di Tella, Balnearios de Mariano Llinás, Los rubios de Albertina Carri, Bonanza – En vías de extinción de Ulises Rosell, Trellew de M. (Mariana, Marina, Mabel, Maribel, qué sé yo, con M. es y no pienso chequearlo, además lo que importa es la cerveza, digo, el apellido) Arruti y Yo no sé qué me han hecho tus ojos, de S Wolf y L. Muñoz han sentado un precedente, y más que nada han demostrado que el nuevo cine argentino ha optado por esta segunda opción, aquella que consciente o inconscientemente tiene como axioma una inteligente sentencia (¡cuándo no!) de J. L. Godard: "el cine no es la representación de la realidad sino la realidad de la representación".
El de Wolf y Muñoz es un documental ficcional tanto como Bonanza o como Los rubios. Aquí encontramos a Wolf transfigurado en detective de la serie negra siguiendo rastros y pistas de todo tipo, y en busca de algo perdido: una Argentina pasada y en especial una figura, Ada Falcón. El filme es excelente, uno de los dos o tres mejores documentales argentinos de los últimos tiempos. Pero hay alguna escena final, la cual no puedo contar porque arruinaría todo el suspenso que supieron imprimirle los directores a este magnífico documental, que es, a mi modesto entender, de un patetismo cruel y totalmente innecesaria.
Para grabar y coleccionar.
Sab 17 VOLVER 22 D.Tinayre. LA MARY. De las características encantadoras y encantatorias de esa preclara diva del espectáculo que es la "Su" Giménez, por sobre todas ellas se destaca su ingenuidad, cifrada en su espontánea y ahora clásica repregunta "¿un dinosaurio VIVO?". Aquí la "Su" ya despuntaba como ingenua contumaz frente a Carlos Monzón cuando, despistada, en "su" mundo, no sospechó que en plena filmación de una escena donde el morocho debía "demostrarle su estimación" a la rubia ("¡con verosimilitud!, ¡que sea creíble, Carlos!", le gritaba el "director"), el campeón mundial le apoyase el atributo que lo hacía un macho latino con todas las letras.
Hace poco escuché una anécdota que, aunque no opaque al campeón, cuanto menos lo pone en ridículo. La anécdota reza así. Cuenta la leyenda que un día estaba ese gran dandy-grasa que es Cacho Castaña, hoy, flamante hombre de familia, dale que dale con la Su en la mismísima casa de Monzón y Su. De repente, se escucha el ruido del motor de un auto: llega el campeón. Como Susana siempre estuvo forrada en guita, su casa era prácticamente una mansión, de modo que Cacho tuvo tiempo para vestirse rápidamente, saltar cual felino a la cochera y esconderse a las apuradas en el baúl de su propio auto, el cual era mirado por Monzón con suma desconfianza y lo hacía pensar y volar alto en cosas como: ese auto no es mío ni de Su, ¿de quién podrá ser?
Así escapó de la mano más pesada de aquel momento. ¡Eso es un gigoló! Aquel que arriesga hasta su vida por compartir un momento erótico con una mujer. Desde aquí, nuestra admiración al gran Cacho. Pero por hoy veamos al gran campeón en una actuación digna, no tan buena como la famosa y ya célebre de los ruleros con Favio en Soñar, soñar, pero respetable al fin.
Dom 18 RETRO 22 E. Kazan. AL ESTE DEL PARAISO. Que me suena que es la transposición de la novela de S. Fitzgerald This side of paradise, más porque en castellano suena más o menos igual: A este lado del paraíso, una bildungsroman autobiográfica del gran autor del Gatsby y Hermosos y malditos. Sea o no la adaptación de esta novela, el filme cuenta con un torturado J. Dean en el protagónico.
Dom 18 VOLVER 23,35 M. L. Bemberg. YO, LA PEOR DE TODAS. La verdad no recuerdo si vale la pena esta película. La que vale la pena es ella, la protagonista: Sor Juana Inés de la Cruz. De modo que lo que me interesa aquí es promover su lectura. No glosaremos en su integridad –por conocido, no por otra cosa– aquí su famoso:
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“hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis.”
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Mejor podríamos recordar estos sonetos:
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En perseguirme, mundo, ¿qué interesas?
¿En qué te ofendo, cuando sólo intento
poner bellezas en mi entendimiento,
y no mi entendimiento en las bellezas?
Yo no estimo tesoros ni riquezas;
y así, siempre me causa más contento
poner riquezas en mi entendimiento,
que no mi entendimiento en las riquezas.
Yo no estimo hermosura que, vencida,
es despojo civil de las edades,
ni riqueza me agrada fementida,
teniendo por mejor en mis verdades,
consumir vanidades de la vida
que consumir la vida en vanidades.
El ausente, el celoso, se provoca,
aquél con sentimiento, éste con ira;
presume éste la ofensa que no mira,
y siente aquél la realidad que toca.
Éste templa, tal vez, su furia loca
cuando el discurso en su favor delira,
y sin intermisión aquél suspira,
pues nada a su dolor la fuerza apoca.
Éste aflige dudoso su paciencia,
y aquél padece ciertos sus desvelos;
éste al dolor opone resistencia,
aquél, sin ella, sufre desconsuelos,
y si es pena de daño, al fin, la ausencia,
luego es mayor tormento que los celos.
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O este último que nos recuerda, y más que nada en su último verso, a Georgie:
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Este, que ves, engaño colorido,
que del arte ostentando los primores,
con falsos silogismos de colores
es cauteloso engaño del sentido;
éste, en quien la lisonja ha pretendido
excusar de los años los horrores,
y venciendo del tiempo los rigores,
triunfar de la vejez y del olvido:
es un vano artificio del cuidado,
es una flor al viento delicada,
es un resguardo inútil para el hado,
es una necia diligencia errada,
es un afán caduco y, bien mirado,
es cadáver, es polvo, es sombra, es nada. |
Para cerrar recordemos a esta escritora única de América que debió, como Galileo en las Europas, "echar piolín en bolsa" por sus escritos si no terminaba como el pobre Giordano Bruno. En vez de comprar la bazofia de El código Da Vinci, cómprese Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe de Octavio Paz, un libro docto como pocos que ha sido reeditado por el Fondo de Cultura Económica. Sí, vale caro, como $ 50 mangos. Pero los vale, che.
Mie 21 ISAT 23 M. Rejtman. LOS GUANTES MÁGICOS. Último filme de este prolífico y joven director argentino. Lo de joven, vaya y pase, y hasta por ahí nomás, pero lo de prolífico corre más que nada por cuenta de los organizadores del Festival de Cine Independiente de Bs. As., quienes en una edición pasada le armaron una retrospectiva a Rejtman con sólo 3 ó 4 peliculitas en su haber. Si para ellos esta es una vasta obra, la de Chabrol ¿qué es?, ¿una obra centenaria?, ¿milenaria? Esta es una de las razones por las cuales al cine independiente lo bardean no sólo el impresentable de la columnita de ñ, ¿cómo se llama?, ese viejo pelotudo que le gusta el cine pochoclero y las grasadas de Campanella y aborrece joyitas como El custodio, las de Lisandro Alonso y Lucrecia Martel, eh..., Jorge Carnevale o algo así (como sospechará no me acuerdo y no pienso levantarme de la silla para buscar el dato exacto de este personaje despreciable); decía que ahora sé por qué boludean al cine independiente no sólo perejiles como este sino también muchachines que cantan en bares y les dedican canciones para denostarlos.
Pero bueno, basta de tonterías y chicanas. Hablemos de lo importante.
Si Rapado, con su modo neutro e impasible, representaba la crisis de los 20 y Silvia Prieto la de los 30, Los guantes mágicos mostrará la de los 40. Aquí tendremos a un remisero, Vicentico, que acaba de perder a su novia y que lo único que le importa es su auto. Eso sí, le importa como le puede importar algo a alguien en las películas de Rejtman, sin mucha pasión que digamos.
Mie 21 VOLVER 23 F. Rudnik. EL NADADOR INMÓVIL Adelgazando al extremo el hilo argumental –centrado en la experiencia subjetiva de un personaje que, evocando la ausencia de un amigo y con la mirada en el horizonte, transita por sitios vacíos y silenciosos en busca de algo que no encuentra–, sin el fragor de la catarata de imágenes de Picado fino, sin diálogos, desde un punto de vista más introspectivo y casi metafísico (con una firme tendencia a la abstracción, el de Rudnik es tanto un filme de sitios como de estados de ánimo), sigue la línea de esta árida y críptica poética experimental iniciada por esa rara mezcla vernácula de Jean-Luc Godard, Sergei Einsestein y Robert Bresson que es Esteban Sapir. Un filme raro. Conste que avisé.
Jue 22 F & A 22 P. Almodóvar. ¡ÁTAME! Almodóvar suele retratar el costado más descarnado de las pasiones, ése que nos lleva a tomar actitudes totalmente irracionales y hasta infantiles. Aquí A. Banderas, su fetiche de los buenos tiempos, se enamora perdidamente de V. Abril, a quien rapta para que, cuanto menos por cansancio, le retribuya su amor como se debe. El que parece que reencontró su rumbo después de La mala educación dijo sobre este filme: "En ¡Átame! no hablo de un comportamiento transgresivo sino de un personaje cuyo problema mental es llegar a la autonomía y a la falta de prejuicios. El personaje de Antonio Banderas intenta desesperadamente convertirse en una persona normal, y lo que hace es una imitación de lo que él piensa que es socialmente un hombre normal. Esa imitación de la normalidad es algo muy infantil, y el personaje también lo es. No hay intención en mí de ser transgresor, porque la transgresión implica un respeto a la ley que yo no tengo. Del mismo modo que mis películas no son antifranquistas, porque yo, en mis películas, ni siquiera reconozco la existencia de Franco. Están hechas como si Franco no hubiera existido". Pedro Almodóvar, Un cine visceral. Conversaciones con Fréderic Strauss (nada que ver con los músicos vieneses), Madrid, Ediciones El País, 1994.
Agregado para ésta, la última aparición en formato mensual. Puesto que, como le dije, no sabemos cuándo saldrá esta columna nuevamente, aprovecho para incluir un comentario sobre una película de Almodóvar que no la darán este mes pero seguro que lo harán en el próximo porque siempre la repiten. Se trata de Todo sobre mi madre.
Para comenzar, y para retractarnos, recordemos aquella célebre sentencia de Heráclito según la cual "no nos bañamos dos veces en el mismo río". Este fragmento es injustamente –y ya verá por qué– el más conocido de "el oscuro", como le llamaban a este animal del pensamiento occidental, que entre paréntesis, si lo comparamos con Parménides, de oscuro no tenía un pelo. Heráclito tiene tres fragmentos referidos al río y vaya a saber por qué, por cierta injusticia poética, pienso yo, sólo recordamos éste. So color de una merecida reivindicación poética, cito los otros. Va a ver. Vale la pena.
En un pasaje más didáctico, con más ritmo y más hermoso que el que conocemos, dice: "Aguas distintas y distintas fluyen sobre los que se bañan en los mismos ríos". Y en otro, incluso más poético aún, afirma: "Entramos y no entramos en los mismos ríos. Somos y no somos". ¡Ma-ra-villa! Ya que estamos les regalo un par más relacionados con el tema. El fragmento 84a reza así: "Cambiando, descansa." Y el 52, dice: "El tiempo es un niño que juega con los dados; el reino es de un niño". Bueno, basta porque empalaga tanta poesía y sabiduría juntas. Lo central es que el tipo este, como bien ya sabe, utiliza el río como imagen de la vida y sobre todo del cambio que ella inexorablemente implica.
Todo este prolegómeno sirve sólo para decir que este charlatán de feria que escribe se equivocó cuando trató a Todo sobre mi madre como una "peliculita menor con trabas edulcorados" (sic.). Nada que ver. Hoy, que tuve que volver a verla por cuestiones de trabajo, pienso de manera diametralmente opuesta al "pensamiento" de ese que alguna vez dijo que "con esto se presagia que Almodóvar ya arribará a Hollywood" (sic.). Como dijo Heráclito, el tiempo pasa y cambiamos, che. De modo que, a desmenuzarla como se debe.
Todo sobre mi madre, un melodramón como los de antaño, es una elegía a la madre. Por ello no será casualidad que aparezca evocada All about Eve, de Mankiewikz y que el hijo de la protagonista, un joven escritor, tome notas para un futuro libro sobre su madre cuyo título será el de la película. Y es un melodrama como los de antes también porque tiene un manejo del climax y del anticlimax único: el momento en el que la Roth intenta socorrer a su hijo o el que Penélope Cruz revela su secreto están puestos en el lugar justo, ni un minuto antes, ni uno después de lo debido; y porque recupera la figura, tantas veces tratada en melodramas mayúsculos, de la estrella en decadencia.
No es necesario haber leído mucho a Freud para darse cuenta de que este filme versa sobre el duelo. Para ser más precisos, sobre el duro camino del duelo. Será por ello que el retrato del hijo muerto (con planos detalle en más de una ocasión) y la recurrencia de una obra que compartió con él, aparecerán como muestra fehaciente de ese tortuoso tránsito que todos tuvimos o tenemos que atravesar alguna vez.
Como G. Lorca, T. Capote, O. Wilde y T. Williams, autores mencionados o aludidos en esta película y entre los que se destaca Capote por el hecho de ser alguien amado con locura por Almodóvar (precisamente amaba Música para camaleones, el libro que lee el pibe en este filme), este último, en su condición de homosexual, como aquel que ha transitado de un sexo al otro –no sin traumas, como lo ha revelado–, descubre la esencia de la femineidad. Como tantas películas del manchego, Todo sobre mi madre es una sutil exploración sobre la condición femenina. Mujeres al borde de un ataque de nervios podría ser otro ejemplo, pero incluso también sus primeras películas más revulsivas. Aquí, mientras que los hombres están en "su mundo", ausentes –muertos o en otras tierras y otros amores–, son inútiles o sitúan a la mujer como mero objeto de deseo, son ellas, las mujeres, las que se ayudan con entrega y de manera desinteresada. Además, siguiendo con el mundo femenino, aquí también, como en tantas de sus películas, aparece una tensión clave: la tensión en la relación madre–hija.
Un capítulo aparte merece la fotografía, edificada siguiendo la paleta de colores de M. Chagall, pintor mencionado ya que la madre de Penélope Cruz es nada más ni nada menos que una falsificadora de chagalles. En el marco de un relato sobre mujeres con pasiones fuertes, predominará el rojo, al que se unirán colores plenos y furiosos como los que solía usar aquel pintor judío excepcional. Y otro capítulo bien podríamos dedicarlo a la soberbia construcción de los planos. Como ejemplo, reparen cómo utiliza los espejos expresamente en las escenas de los camarines y díganme si no recuerda al uso que hace Wells de ellos en alguna de sus películas.
Lamentablemente no todas son rosas. Debemos decir que a Pedrito "se le escapó la tortuga" en un momento e hizo una grasada, una escena tan políticamente correcta que da asco. La pobre madre que ha perdido a su hijo, Roth, le dice a Penélope: "Es un gran día. Metieron preso a Videla y nacerá tu hijo". ¡Pedrito! ¿Qué hiciste, maestro? Por un momento pensé que estaba viendo a Luppi en una de Aristarain.
Para finalizar, ya que somos muy afectos a las tonterías, hagamos mención de una aparición rutilante. Mientras que la Roth filmaba como loca, el Pito Faez estaba medio embolado en tierras españolas y fue entonces cuando le pidió a Almodóvar aparecer en la película, cuanto menos un minuto. Pedrito, que no podía verlo más en el set de filmación puesto que le tenía las bolas por el piso, le prometió que cumpliría si a su vez éste prometía irse a la mierda en cuanto terminara la escena. Y así fue. Fíjese si no me cree, y así como en el jueguito de "Buscando a Wally", encuentre a Pito Faez haciendo un bolo impresentable. Eso sí, hizo una actuación de antología, perfecta. Hay que felicitarlo. No dijo ni "mu".
Vie 23 VOLVER 22 M. Levín. SOTTO VOCE. Un excelente policial negro argentino basado en un texto de Luis Gusmán. Con grandes actuaciones de Lito Cruz y Patricio Contreras.
Vie 23 CCA 23,55 F. Coppola. PERDIDOS EN TOKIO. Película, a mi modesto entender, no de mayor talla que Vírgenes suicidas, su ópera prima, pero con mayor reconocimiento –quizá desmedido– de la hijita de Coppola, quien se ve que acompañando al viejo en los sets de filmación aprendió a filmar en serio. También vale verla por B. Murray que está estupendo.
Sab 24 TFZ 22 B. De Palma. EL SONIDO DE LA MUERTE (conocida en el mundillo cinéfilo como BLOW OUT). Después de Fiebre de sábado por la noche Travolta necesitaba hacer algo serio para afianzar lo que, años después, se mostraría como una carrera brillante en la actuación (entre paréntesis, recordando mamarrachos realizados por actores en sus primeros años, cada dos por tres repiten Grease, película clase Z imperdible por la que el pobre actor que años después resucitaría Tarantino pagaría millones a las cadenas de cable para dar por tierra de una vez y para siempre con semejante papelón realizado). B. De Palma le dio la oportunidad en este thriller excelente que muestra cómo un sonidista de pelis clase B graba ruidos en un parque y, repitiendo las grabaciones de manera obsesiva, descubre algo pesutti. En este caso, el hitchcockiano empedernido más que rendirle homenaje a su maestro –cosa que hace explícita ya que incluye la famosa escena de Psicosis– o a Eisenstein, como en Los intocables, le rinde tributos a M. Antonioni que unos años antes de esta película había realizado Blow up. Ya el título nos invita a leer en paralelo a De Palma y al segundo Michelangelo famoso. Además, en la de este último un fotógrafo al dope saca fotos en un parque (otra coincidencia, ya tenemos dos: nombre de la película y lugar nodal del conflicto dramático) y descubre un tomuer sobre el césped a la luz de la luna. Ud. se acuerda, esta película, la del tano, está basada en Las babas del diablo de don Cortázar ¿Ahora se acuerda? Si lee el cuento verá que no tienen un pito que ver. Bueno, che, así son los artistas inspirados.
Dom 25 HALL 22 E. Harris. POLLOCK. Pollock, junto con De Kooning y Rothko (un genio, mi preferido, de quien tenemos una obra estupenda en el Bellas Artes), fue uno de los exponentes más representativos del expresionismo abstracto, y sobre todo fue el "iniciador" del action painting (decimos "iniciador", así, entre comillas, porque en realidad quien comenzó con esto fue su esposa, la cual vivió bajo su sombra toda su vida). Este fulano, cuando no prendía una turbina de avión y le empezaba a tirar baldazos de pintura al lienzo, cosa que hacía muy a menudo, tiraba la tela al piso, escuchaba al mismísimo Jonhy Allon decir "¡suuubime la música!" como hoy nosotros lo hacemos por Crónica TV cada sábado (¡long live Jonhy!), bailaba como un poseso ritmos jazzísticos o tribales y se ponía a pintarrajear la tela, eso sí, chorreando y goteando la pintura con suma precisión. El tema es que el tipo, algunos añitos después que Gauguin y que Picasso –después de todo, y digámoslo con firmeza, las vanguardias de los 60 no fueron otra cosa que la versión farsesca de las trágicas vanguardias históricas–, deseaba recuperar algo, aunque sea un ápice de las culturas primitivas. Y la verdad sea dicha, lo consiguió, no sólo en su performance sino también en sus pinturas. Uno al ver un cuadro suyo no puede menos que remontarse hasta el inicio de todo, a las mismísimas pinturas rupestres. Eh... ¿la película? ¿Yo qué sé de qué trata la película? Calculo que sobre Pollock. Los muchachos de Isat son loquitos muy cool, lo tienen a Casero presentando pelotazos de karatecas del año del pedo, al gran Laiseca leyendo tenebrosos cuentos de terror y dando nuevo vigor, según el decir de Elsa Kalish, a "El narrador" de W. Benjamin, y ahora tienen una sección llamada "Eurotrash", de modo que seguro que es sobre el pirucho de Pollock.
Para saber cómo terminó este animal, antes de despedirnos apuntamos algo que no sólo se refiere a su final sino que también revela cierto desdén con el que se miraban surrealistas y expresionistas abstractos. En una entrevista le preguntaron a Miró qué pensaba de Pollock. Éste respondió: "Su punto de partida es muy bueno, pero limitado. Tengo mucho respeto por él, le aprecio mucho. Pero no hay que quedarse en eso: él mismo lo sintió y se suicidó". Georges Raillard. Conversaciones con Joan Miró. Barcelona, 1977.
Lun 26 ISAT 23,05 G. Noé. IRREVERSIBLE. Le Figaro dijo de Irreversible: "Un pequeño paso para el cine, pero un gran paso para la barbarie." Mientras que The Guardian sentenció: "el mejor cineasta francés de la última década es argentino." Eh...¿en qué quedamos, Cacho?
Lo sabemos, Gaspar Noé, el enfant terrible –hijo de nuestro veterano y maestro pintor Luis Felipe "Yuyo" Noé– radicado en Francia hace años, es un provocador. Cuando presentó Solo contra todos lo menos que se dijo de él, tanto en Francia como aquí, era que representaba el más repudiable fascismo. Con Irreversible, obra que levantó gran revuelo en Cannes, se lo acusó de obsceno por filmar una violación en tiempo real. Aquellos que lo hicieron no vieron que la violencia de esa violación (esa escena es imperdible; toda mujer y todo hombre –y más aquellos que vemos en las minas más un hecho milagroso que el alarde de un cuerpito gentil– deben ver esta secuencia) puede ser vista no tanto como un alegato contra el abuso de la mujer –eso lo hace hasta un perejil como K. Loach y hasta podría hacerlo S. Spielberg– sino también como una reflexión moral más densa (y para verlo de este modo, preste atención al momento en el que el novio "cobrará" venganza contra "el violador") y también como una exploración en el hombre como un animal salvaje. Ojo, no como el bípedo implume de Platón que necesita un filósofo amigo para que le baje los humos, o el Hombre de Hobbes siempre listo a la lucha de todos contra todos, esto es algo distinto.
Con un pequeño prólogo –en el cual aparece el protagonista de Solo contra todos diciendo algo que deberemos tener en cuenta: "no hay hechos terribles, sólo hechos" –, el filme está narrado de atrás para adelante. De modo que empezamos viendo a la mina después de la salvajada sin nombre. Es irreprochable de principio a fin. No, mejor dicho, de principio hasta la anteúltima escena porque, como dice nuestro Macedonio, Diego Cousido –un amigo de la casa que siempre tiene reflexiones sutiles y agudas, más cuando está en pedo, pero que nunca las escribe sino que nos las regala en una grata conversación–, la última escena es de un corte meloso que borra con el codo todo el patetismo que reflejó con la mano. ¿Hace falta mostrar a la parejita feliz con un embarazo en puerta para repudiar al cerdo abusador? Es una pregunta retórica, así que no se quede pensando en ella para contestarla ¡No haga papelones! ¿Quiere?
Mie 28 HALL 22 E. Harris. POLLOCK. Pollock, junto con De Kooning y Rothko (un genio, mi preferido, de quien tenemos una obra estupenda en el Bellas Artes), fue uno de los exponentes más representativos del expresionismo abstracto, y sobre todo fue el "iniciador" del action painting (decimos "iniciador", así, entre comillas, porque en realidad quien comenzó con esto fue su esposa, la cual vivió bajo su sombra toda su vida). Este fulano, cuando no prendía una turbina de avión y le empezaba a tirar baldazos de pintura al lienzo, cosa que hacía muy a menudo, tiraba la tela al piso, escuchaba al mismísimo Jonhy Allon decir "¡suuubime la música!" como hoy nosotros lo hacemos por Crónica TV cada sábado (¡long live Jonhy!), bailaba como un poseso ritmos jazzísticos o tribales y se ponía a pintarrajear la tela, eso sí, chorreando y goteando la pintura con suma precisión. El tema es que el tipo, algunos añitos después que Gauguin y que Picasso –después de todo, y digámoslo con firmeza, las vanguardias de los 60 no fueron otra cosa que la versión farsesca de las trágicas vanguardias históricas–, deseaba recuperar algo, aunque sea un ápice de las culturas primitivas. Y la verdad sea dicha, lo consiguió, no sólo en su performance sino también en sus pinturas. Uno al ver un cuadro suyo no puede menos que remontarse hasta el inicio de todo, a las mismísimas pinturas rupestres. Eh... ¿la película? ¿Yo qué sé de qué trata la película? Calculo que sobre Pollock. Los muchachos de Isat son loquitos muy cool, lo tienen a Casero presentando pelotazos de karatecas del año del pedo, al gran Laiseca leyendo tenebrosos cuentos de terror y dando nuevo vigor, según el decir de Elsa Kalish, a "El narrador" de W. Benjamin, y ahora tienen una sección llamada "Eurotrash", de modo que seguro que es sobre el pirucho de Pollock.
Para saber cómo terminó este animal, antes de despedirnos apuntamos algo que no sólo se refiere a su final sino que también revela cierto desdén con el que se miraban surrealistas y expresionistas abstractos. En una entrevista le preguntaron a Miró qué pensaba de Pollock. Éste respondió: "Su punto de partida es muy bueno, pero limitado. Tengo mucho respeto por él, le aprecio mucho. Pero no hay que quedarse en eso: él mismo lo sintió y se suicidó". Georges Raillard. Conversaciones con Joan Miró. Barcelona, 1977.
Mie 28 VOLVER 23 R. Beceyro. NADIE NADA NUNCA. Está bien que esta novela de Saer es irrepresentable, tanto como lo sería una del objetivismo francés al que tanto le debe nuestro escritor fallecido no hace mucho. Pero aquí no hay atenuantes. No hay derecho. Pobre Juani, le destrozaron la novela. Y no me vengan con que esta transposición tiene una marcación de actores bressoniana ni ocho cuarto. Es un mamarracho. La escena sobre los caballos, famosa por cifrar allí un alegato contra la represión, es de una mediocridad pasmosa, aquí coronada por el inexplicable plano de un pobre caballito en un establo. Esto que no está en Saer sino sugerido –el Falcon, el atropello en la caza furtiva de subversivos–, en la versión de Beceyro aparece en un radiante primer plano.
Insisto. Está bien que sea una novela infilmable, pero si amábamos tanto a Juani, ¿por qué no tomar La ocasión o La pesquisa, novelas con más "acción", más "filmables" que Nadie, nada, nunca? Uds. me dirán que es porque su director quiere denunciar la masacre de la dictadura. Bueno, pero para eso no hacía falta pisotear aquella pluma impar, sino miremos Garage Olimpo o Crónica de una fuga. Pobre Gato, pobre Elisa, Pobre Pichón, y sobre todo, pobre Tomatis que acá es una suerte de Saer mamado en versión grasa.
Para no despedirnos con un sabor amargo de éste, uno de los mejores escritores argentinos, recordemos un par de frases, sólo con eso basta para apreciar su ritmo hipnótico –y hasta errático, según Daniel Link– del comienzo de esta maravilla.
"I. No hay, al principio, nada. Nada. El río liso, dorado, sin una sola arruga, y detrás, baja, polvorienta, en pleno sol, su barranca cayendo suave, medio comida por el agua, la isla."
Para contrapesar, vamos a recordar unas palabras de un escritor tan memorable como Saer, pero por lo opuesto, porque escribe para el reverendo culo. Sí, quienes leen esta columna saben a quién me refiero, a él, un abonado de este foro, Marcelo Polino (por lo grotesco) Birmajer. De No tan distinto, una novela del 2000, una suerte de Isaac Singer degradado y del subdesarrollo, extraemos esta frase que quedará para los anales de la historia de la pelotudez, mas no de la literatura. El narrador dice:
"La miró alejarse y como buen porteño le escudriñó el trasero."
Sí, no leyó mal, es así como lo lee. Y para que vea que no macaneo puede chequearlo Ud. mismo. Está en la página 35 de esa linda edición de Norma.
Agradezco a Sebastián Hernáiz su invalorable ayuda porque gracias a ella me eximió de la relectura obligada para dar con esta gema en ese chiquero cenagoso que es la literatura de Birmajer.
JUEV 29 EUROPA 00,15 (noche del miércoles) P. P. Pasolini. MEDEA. Según mi amigo medievalista Pablo Saracino, lo mejor de esta película está en el retrato de los sangrientos ritos de fecundidad que filma Pier Paolo. A mi modo de ver, no hay mayor embole que ver estos pasajes "documentales" en los que el tannetti quiere recuperar una visión del mundo perdida hoy día. Yo le retrucaba –y ahora lo hago desde esta impunidad virtual– que si queremos recuperar el mundo mítico, mejor sentarnos a leer a Ovidio, Sófocles, Esquilo, Eurípides, Píndaro o nuestros contemporáneos M. Eliade, Levi-Bruhl, Levi-Strauss, y sobre todo Frazer, el de La rama dorada. Si queremos ver al mejor Pasolini abordar una temática afín, deberíamos volver a ver Apuntes para una Orestíada africana, para mí, su mejor película junto con Pajaritos y pajarracos. Pero antes de borrar de un plumazo esta Medea, entendamos cuáles eran las intenciones de este genial polígrafo cineasta. Para ello, aggiorno un texto que escribí hace un tiempo.
Pasolini se refirió a esta obra como una "película problema", definiéndola con palabras cercanas a lo que sería una película de tesis. Medea será, en su opinión, una película que se propone indagar sobre un problema: la pérdida del mundo mítico, del mundo arcaico ante la secularización del mundo moderno. Pasolini aclara: "Medea es la confrontación del universo arcaico, hierático, clerical, y del mundo de Jasón, mundo por el contrario, racional y pragmático. Jasón es el héroe actual que no solamente ha perdido el sentido metafísico, sino que ni siquiera se plantea problemas de este tipo. Es el "técnico" abúlico, cuya investigación está dirigida únicamente al éxito [...] todo el drama está basado en esa oposición de dos "culturas", en la irreductibilidad de dos civilizaciones entre sí". J. Duflot. Conversaciones con P. P. Pasolini, Barcelona, Ed. Anagrama, Pág. 130.
El poeta, cineasta, escritor y embambinador de muchachines se valdrá de un mitologema clásico –el mitologema de Jasón y los argonautas– con el fin de reflexionar sobre la relación entre lo sagrado y lo profano. Como fuentes para su "película problema" Pasolini recurrió a historiadores, antropólogos, filósofos, etnólogos y mitógrafos, y en menor medida recurre a un autor literario. La película de Pasolini no es una transposición del mito a secas. Aquí el drama de Medea es en cierta medida lateral. Es una excusa para explorar, por un lado, las diferencias entre dos estadios culturales, y por otro, las pérdidas irreversibles en relación en un mundo desacralizado. Aquí el drama de Medea no es central como sí lo es en Así es la vida (1999) de A. Ripstein y en Medea (1989) de Lars Von Trier.
El director de Salo se ha encargado de aclarar que la referencia a Eurípides es meramente una cita. Para Medea, tanto como para Edipo, Pasolini actuó con mayor libertad en el uso de las fuentes en relación a como había trabajado con la fuente de El evangelio según San Mateo. Allí partía de la idea de fidelidad al texto sin añadir nada. El autor de La mejor juventud hizo explícito que antes que en Eurípides su film "está fundamentado sobre el libro de historia de las religiones", específicamente se refiere a Tratado de la historia de las religiones, de Mircea Eliade. De la Medea de Eurípides sólo conserva el argumento –con gran cantidad de agregados, ya que Pasolini traduce en imágenes primeramente los antecedentes de la tragedia y luego la tragedia misma– y algunos diálogos. El autor de Historias de la ciudad de Dios, para mí, el mejor libro de narrativa suyo, lejos, afirma: "en cuanto a la obra de Eurípides, me he limitado simplemente a unas cuantas citas. Curiosamente, esta obra está basada en un fundamento "teórico" de la historia de las religiones: M. Eliade, Frazer, Levi-Bruhl, obras de etnología y antropología modernas". Íbid. Pág. 130.
Por último, si aggiornamos en serio la lectura de esta Medea a nuestros días, no podemos olvidar que ella no es otra cosa que una indocumentada, alguien que vive en los márgenes, una indeseable como lo es un mejicano para un yankee, un africano o latino para un español, etc. Tengan en cuenta esto al verla. Si hoy viviera Pasolini, si no lo hubiera matado un bambino tragasable e irrespetuoso, él hubiera querido que la leyeran de este modo.
Juev 29 SPACE 22 P. Jackson. CRIATURAS CELESTIALES. Antes de llevar a la pantalla El señor de los anillos y de destruir descaradamente ese mito clásico del cine que él mismo tanto amó con su propia remake de King Kong, Peter Jackson hizo algunas películas aceptables.
En Criaturas celestiales, donde entre otras cosas le rinde tributo al mismísimo Orson Wells, ya dejaba el placer por lo mal hecho del cine clase B y se pone a narrar con maestría y fantasía, algo de ternura y mucha truculencia, la historia de dos adolescentes que se aman demasiado, pero demasiado, demasiado.
Bueno, esto ha sido todo en este ciclo mensual. Me despido de Uds. hasta la próxima, quién sabe cuándo. Como sospecharán por lo que leyeron al comienzo de la columna no esperen que, de no encontrar otro foro, la cuelgue de un blog nefasto. Antes, prefiero el silencio o salir cada 3 ó 4 meses. Igualmente, si quieren ver buen cine, pueden usufructuar las columnas anteriores para alquilar algo o para verlo en cable ya que las señales suelen repetir películas a lo loco.
Aprovecho para agradecer a Juan Diego Incardona y equipo por dejarme escribir estas tonterías cada mes. Para mí ha sido un placer y un divertimento.
Adiós.
Hernán Sassi