el interpretador poesía
 

Morir Soñando

Miguel de Unamuno

Aníbal Núñez

Francisco Castaño

Francisco Javier Cubero

 

MORIR SOÑANDO

Último poema de Unamuno, muerto el 31-XII-1936

Au fait, se disait-il a lui-même, il parait que
mon destin est de mourir en rêvant.
(Stendhal, Le Rouge et le Noir, LXX,
«La tranquillité»)


Morir soñando, sí, mas si se sueña
morir, la muerte es sueño; una ventana
hacia el vacío; no soñar; nirvana;
del tiempo al fin la eternidad se adueña.

Vivir el día de hoy bajo la enseña
del ayer deshaciéndose en mañana;
vivir encadenado a la desgana
¿es acaso vivir? ¿y esto qué enseña?

¿Soñar la muerte no es matar el sueño?
¿Vivir el sueño no es matar la vida?
¿A qué poner en ello tanto empeño?:

¿aprender lo que al punto al fin se olvida
escudriñando el implacable ceño
-cielo desierto- del eterno Dueño?

Miguel de Unamuno
28 -día de Inocentes- de diciembre, 1936.

 

 

MORIR SOÑANDO...

Morir soñando, sí, mas si se sueña
Ilusión es la muerte, fe la vida,
GUerra la paz; y si la paz se olvida
El tiempo al fin de eternidad se adueña.
La desgana de ayer ¿qué nos enseña
Deshaciéndose en hoy? Abierta herida
El empeño de hacer que la aprendida
Ventana dé al vacío que se sueña.
No se matan los sueños con la muerte.
¿A qué representarla con tal ceño?
Morir es aprender lo ya sabido,
Vivir la vida no es negar la suerte.
No sabemos, Miguel, si es que te has ido
O sigues con nosotros en el sueño.

Aníbal Núnez
1986

 

ENCLAVE

Morir soñando, sí, mas si se sueña
Ilusión es la muerte, fe la vida,
Ganada acaso cuando ya perdida
Un tiempo ajeno de las dos se adueña.
El empeño de ayer, ¿qué nos enseña?
¿La pasión con que damos por sabida
Esta ilusión de ser nunca aprendida
Ni nunca dócil porque siempre dueña?
¿A qué poner en ella tanto empeño?
No por saber corremos otra suerte.
Ilusión de aprender lo ya sabido.
Bajo otra advocación, también el sueño
Acepta la verdad que hay en la muerte.
Labio de luz que alivie nuestro olvido.

Francisco Castaño
1997

 

Morir soñando, sí, mas si se sueña...

A Miguel de Unamuno, Aníbal Núñez y Francisco Castaño.


Urdir la intriga que en la luz se empeña,
Negar lo dado siempre como cierto,
Andar el hoy en el pasado abierto,
Morir soñando, sí, mas si se sueña
Un nuevo sueño en que la vida es leña
Nacida para arder en desconcierto;
O no vivir soñando con lo muerto
O no entender la muerte como enseña.
Todo es producto de la misma herida:
Razón que rasga la inquietud interna,
Ansia frustrada porque en el empeño
Voraz el fuego, ya encendido en vida,
Eleva cenizas que abonan la eterna
Zozobra que alterna apariencia y sueño.

Francisco Javier Cubero
2003

 
 
el interpretador acerca de los autores
 
         

Francisco Javier Cubero

Poeta español contemporáneo.

Realiza las excelentes páginas de lengua, literatura y artes gráficas Eldígoras y la revista con arte y literatura El otro mensual

Publicaciones en el interpretador:

Número 1: abril 2004 - Cuaderno de viaje (Poemas)

Miguel de Unamuno

(Extraído de El poder de la palabra)

Filósofo y escritor español, considerado por muchos como uno de los pensadores españoles más destacados de la época moderna. Nacido en Bilbao, Unamuno estudió en la Universidad de Madrid donde se doctoró en filosofía y letras con la tesis titulada Crítica del problema sobre el origen y prehistoria de la raza vasca (1884), que anticipaba sus posturas contrarias al nacionalismo vasco de Sabino Arana. Fue catedrático de griego en la Universidad de Salamanca desde 1891 hasta 1901, en que fue nombrado rector. En 1914 fue obligado a dimitir de su cargo académico por sus ataques a la monarquía de Alfonso XIII; sin embargo, continuó enseñando griego. En 1924 su enfrentamiento con la dictadura de Miguel Primo de Rivera provocó su confinamiento en Fuerteventura (islas Canarias). Más tarde se trasladó a Francia, donde vivió en exilio voluntario hasta 1930, año en que cae el régimen de Primo de Rivera. Unamuno regresó entonces a su cargo de rector en Salamanca, que no abandonaría hasta su muerte. Aunque al principio fue comprensivo con la sublevación del ejército español que en seguida encabezó el general, Francisco Franco, pronto les censuró públicamente: en un acto celebrado en la Universidad de Salamanca, su comentario “venceréis, pero no convenceréis”, provocó la respuesta del general Millán Astray, uno de los sublevados: "¡Viva la muerte y muera la inteligencia!". Sus últimos días los pasó recluido en su domicilio de Salamanca. Unamuno fue poeta, novelista, autor teatral y crítico literario. Su filosofía, que no era sistemática sino más bien una negación de cualquier sistema y una afirmación de “fe en la fe misma”, impregna toda su producción. Formado intelectualmente en el racionalismo y en el positivismo, durante su juventud simpatizó con el socialismo, escribiendo varios artículos para el periódico El Socialista, donde mostraba su preocupación por la situación de España, siendo en un primer momento favorable a su europeización, aunque posteriormente adoptaría una postura más nacionalista. Esta preocupación por España (que reflejó en su frase “¡Me duele España!”) se manifiesta en sus ensayos recogidos en sus libros En torno al casticismo (1895), Vida de Don Quijote y Sancho (1905), donde hace del libro cervantino la expresión máxima de la escuela española y permanente modelo de idealismo, y Por tierras de Portugal y España (1911). También son frecuentes los poemas dedicados a exaltar las tierras de Castilla, considerada la médula de España. Más tarde, la influencia de filósofos como Arthur Schopenhaner, Adolf von Harnack o Sören Aabye Kierkegaard, entre otros, y una crisis personal (cuando contaba 33 años) contribuyeron a que rechazara el racionalismo, al que contrapuso la necesidad de una creencia voluntarista de Dios y la consideración del carácter existencial de los hechos. Sus meditaciones (desde una óptica vitalista que anticipa el existencialismo) sobre el sentido de la vida humana, en el que juegan un papel fundamental la idea de la inmortalidad (que daría sentido a la existencia humana) y de un dios (que debe ser el sostén del hombre) son un enfrentamiento entre su razón, que le lleva al escepticismo y su corazón, que necesita desesperadamente de Dios. Aunque sus dos grandes obras sobre estos temas son Del sentimiento trágico de la vida (1913) y La agonía del cristianismo (1925), toda su producción literaria está impregnada de esas preocupaciones. Cultivó todos los géneros literarios. Su narrativa comienza con Paz en la guerra (1897), donde desarrolla la “intrahistoria” galdosiana, y continúa con Niebla (1914) —que llamó nivola, en un intento de renovar las técnicas narrativas—. La tía Tula y San Manuel Bueno, mártir (1933). Entre su obra poética destaca El Cristo de Velázquez (1920), mientras que su teatro ha tenido menos éxito, pues la densidad de ideas no va acompañada de la necesaria fluidez escénica; en este terreno destacan Raquel encadenada (1921), Medea (1933) o El hermano Juan (estrenada en 1954).

Aníbal Núñez

Poeta español nacido en Salamanca en el año de 1944.
Estudió Filología Francesa en la Universidad de Salamanca. A pesar de su muerte temprana a la edad de 43 años, dejó una importante obra poética y un gran archivo de traducciones de poetas como Rimbaud, Mallarmé, Nerval, Eugenio de Andrade, Catulo y Propercio, entre otros.
Publicó en vida algunos libros de poemas como «Fábulas domésticas», «Alzado de la ruina», «Taller del hechicero», «Estampas de ultramar» y «Clave de los tres reinos», y dejó inéditos o parcialmente publicados otros como «Cristal de Lorena», «Naturaleza no recuperable», «Cuarzo», «Definición de savia», «Primavera soluble» y «Figuras en un paisaje», que han ido apareciendo póstumamente.
Su escritos sobre poética, de gran lucidez e inteligencia, son fundamentales para comprender su concepción de la poesía que él mismo define así:
"No creo en una poesía que valga por su mera intención de ser confesión, y sí, en cualquier intervención que se atenga al lenguaje, que renueve la fantasía o la crónica con un previo compromiso con la palabra instrumental."
Falleció en el año de 1987.

Francisco Castaño

Salamanca, 1951.

Poeta, novelista, traductor. Recibió el premio "Jaen de Poesía" en 1993.

Algunos de sus compilados más conocidos:

"Breve esplendor de la distinta lumbre" (1985)

"El fauno en cuarentena" (1997)