La voz de la señora Chamberlain

 

Juan Diego Incardona

 

 

El 21 de julio del año 1924, hace exactamente treinta años, terminé de filmar la película “La voz de la señora Chamberlain”, proyección muda que, según la opinión de los críticos, es una obra de segundo orden. Debo aclarar que siempre he coincidido con esa opinión, sin embargo, un hecho inesperado ha causado estragos en esos conceptos:

En la casa que Ilmari Dalen tiene en las afueras de Helsinki la hemos visto nuevamente en su cinta original, extraviada durante todo este tiempo a causa de un robo y recuperada por el señor Dalen hace cuatro días en una misteriosa subasta. “Sorpresa” es una palabra escasa para intentar describir el estado que se aferra a nosotros desde que la vimos por primera vez a las 23 horas de ayer, continuando de esa forma hasta sumar seis veces en total. La última proyección ha concluido hoy a las 13 horas. Dentro de un rato la veremos por séptima vez. Antes de hacerlo hemos decidido escribir lo que hemos presenciado y, dentro de lo posible, agregar algunas reflexiones. Estas últimas (según acota Ilmari Dalen que está sentado a mi lado) podrían titularse de la siguiente forma: “La voz de la señora Chamberlain ha dejado de ser una película de segundo orden”. Por mi parte, quisiera agregar a este improvisado título que, debido a los fantásticos acontecimientos que emanan del celuloide, yo he perdido cualquier indicio de autoría sobre este filme.

A continuación escribiremos un breve relato de la historia original de la película, luego intentaremos hacerlo con la nueva versión.

 

Historia original de “La voz de la señora Chamberlain”:

En el comienzo, el espectador se encuentra frente a una mujer mayor sentada en el banco de un jardín. Esta mujer, la señora Chamberlain, dirige su mirada hacia unas palomas que buscan alimento en las cercanías de sus pies. En la siguiente hora de película la cámara se entrega monótonamente a las plantas y a las flores, al cielo nublado y a las palomas y los pies de la señora Chamberlain. La esperada acción llega recién en el final: un hombre joven se sienta junto a ella y comienza a hablarle (esto se nota claramente porque la filmación avanza en los labios movedizos del muchacho), sin embargo, la señora Chamberlain no le responde, ni siquiera lo mira. Donde los espectadores suponen, allí mismo, el hombre atrapa una paloma y, retorciéndole el cuello, la despluma con una navaja sobre la falda de la mujer. La última escena culmina con la señora observando fijo hacia la cámara. Allí aparece un cartel, típico de las películas mudas, en cuya escritura se devela el habla del hombre. Él le dice: ¡Diga algo, señora Chamberlain!

Por último, la filmación se cierra en la boca oprimida, rígida, muda, de la señora Chamberlain.

 

Nueva versión de “La voz de la señora Chamberlain”:

En esta ocasión, es decir, en estas últimas horas en las que nos hemos reencontrado con la antigua película, hemos sido testigos de un cambio sustancial. El comienzo y el nudo del filme se mantienen intactos, sin embargo el final ha sufrido un cambio: cuando el joven despluma la paloma muerta sobre la falda de la mujer, cuando el cartel devela el habla del joven con la exclamación “Diga algo, señora Chamberlain”, cuando los espectadores suponen, allí mismo, la cámara centra su ojo en la boca de la mujer, y, para nuestro asombro, la señora Chamberlain emite su voz.

La primera vez que la vimos, a las 23 horas de ayer, el sonido arribó inesperadamente de la cinta con una palabra en español (idioma original de la película en su única situación de uso: el cartel que devela la voz del joven(1)). La palabra que claramente pronunció la boca de la señora Chamberlain fue el artículo “La”. Puede usted imaginarse qué ha sucedido desde entonces. En las consecutivas seis proyecciones, desde la primera, proyectada ayer a la noche, hasta la que vimos en el mediodía de hoy, se ha ido forjando la voz de la señora Chamberlain con las palabras castellanas que ella misma arroja desde su enigmático mundo:

La – voz – de – la – señora – Chamberlain.

 

El rompecabezas fantástico parece haber culminado. Sin embargo, pronto sabremos con certeza si “la voz” tiene algo más para decirnos: Ilmari Dalen y yo miraremos nuevamente la película para que luego podamos escribirle a usted, lector desconocido, cuál es el resultado de este extraordinario acto, cuál es el final, todavía incierto.

Antes de entregarnos a “La voz de la señora Chamberlain” queremos expresarle un interrogante que se nos ha ocurrido: ¿Qué pasaría si la película se proyectara con ausencia total de espectadores? Aún así, ¿hablaría la señora Chamberlain?

Nos retiramos al papel del cine; luego regresamos.

 

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Adjunto a este documento, hallado por nosotros en una casa abandonada en las afueras de Helsinki, el resultado parcial de nuestra investigación:

Siendo hoy 21 de julio de 1954, las fuerzas policiales hemos descubierto los cuerpos sin vida de dos personas, probablemente fallecidas hace muchos años. Según el médico forense que los ha examinado, los restos pertenecerían a un hombre joven y a una mujer de avanzada edad. Ambos fueron hallados frente a un proyector cargado con una cinta de celuloide; al intentar, algunos agentes de la policía, entre los cuales me incluyo, ver su contenido, hemos comprobado que la proyección de la misma no contiene película alguna, sólo perdura en un transcurso lluvioso, típico de las cintas vírgenes. Por las pistas que aporta el documento manuscrito, creemos que los cadáveres descubiertos corresponden al actor Ilmari Dalen y a la famosa actriz y directora Susan Chamberlain, quienes desaparecieron luego del rodaje de la célebre película muda “La Voz de la señora Chamberlain”, hace exactamente treinta años. Como es de conocimiento público, el señor Ilmari Dalen encarnó el papel del muchacho de la película y Susan Chamberlain, por su parte, hizo el rol del personaje que lleva su nombre: la señora Chamberlain.

Aunque permanecemos en el terreno de las suposiciones, es muy probable que los manuscritos que relatan los extraños sucesos anteriores sean del mismo puño y letra de Susan Chamberlain. Pero habrá que esperar el resultado de los exámenes que se realizaran en el Laboratorio del Departamento Central de Policía de la ciudad de Helsinki, hacia donde se envía este material, cumpliendo de esta forma con el Reglamento de Procedimientos y Rutina para Investigaciones Criminales. Mientras tanto, el resto de la evidencia será guardada en los depósitos del Tribunal de Justicia bajo la custodia del juzgado correspondiente a este caso.

Veijo Mörne, Oficial Inspector del Departamento Central de Helsinki

 

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Ilmari Dalen y yo hemos visto nuevamente la película. En esta última ocasión, la séptima, “la voz” no ha emitido sonido alguno. Quien haya sido el autor de “La Voz de la Señora Chamberlain” ha cesado su magnífica creación y se ha tomado el descanso.

En cuanto a nuestro futuro, nuestra vida pos - “La voz de la señora Chamberlain”, se ha convertido en un enigma a desplumar. No hay forma de saber qué pasará con todo esto que hemos vivido si de alguna forma morimos y no logramos transmitirlo al resto de la humanidad, porque, como pensamos anteriormente: ¿Qué pasaría si la película se proyectara con ausencia total de espectadores? Aún así, ¿hablaría la señora Chamberlain?

 

 

Nota del Autor:

Antes que el silencio me acompañe...

¿Quién emite la serie de sonidos de “La voz de la señora Chamberlain”?

Del tupido jardín de las respuestas he tomado este brote:

El autor de las misteriosas palabras reside en la cinta proyectada por los policías. Es cierto que ellos aseguran no haber hallado ninguna película en la proyección del celuloide y, en consecuencia, ninguna voz, pero me permito sostener que “la voz” sí existió en aquella cinta frente a los agentes investigadores y, seguramente, sigue existiendo. “La voz” es la cinta lluviosa y virgen que sostiene a la película; “la voz” es la página en blanco que sostiene a este cuento. Yo sólo insistí, insisto: ¡Diga algo, Señora Chamberlain!

 

©Juan Diego Incardona

 

NOTAS

(1)El uso del español se presenta como un homenaje, pues, como muchos cinéfilos saben, el padre de Susan Chamberlain era mexicano.

 

 
el interpretador acerca del autor
 
                           

Juan Diego Incardona

Argentina, 1971.

Es posible leer más obras de Juan Diego Incardona en los espacios de autor de Eldígoras-EOM.

http://www.eldigoras.com/eda/portal.htm

Publicaciones en el interpretador:

Número 2: mayo 2004 - Eyeston (narrativa)

Número 3: junio 2004 - Super Dios (narrativa)

Número 4: julio 2004 - Maldita Ley Interpretación acerca del artículo 194 del Código Penal en relación a los cortes de ruta y la criminalización de la protesta en Argentina (ensayo en colaboración con María Cecilia Incardona)

 

   
   
   
   
 
 
 
 
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