el interpretador no temáis

 

De la Cultura letrada a Internet

por Alejandra Bertucci y María Luján Ferrari

 

 

 

Cuando se nos propuso formar parte de un dossier dedicado a reflexionar sobre la década de los noventa pensamos en un fenómeno que creemos constitutivo de ella: la percepción de la aceleración de nuestra experiencia temporal que hace que aún los cambios, acontecimientos e innovaciones más recientes se naturalicen de tal forma que  parecen pertenecer a un pasado indeterminado.

En este sentido, ya no sólo hemos ajustado cuentas con el pasado remoto sino también con las décadas recientes, ahora le toca a los años noventa. Aunque  lo que nos separa de los noventa sólo sean siete años, esta especie de “dictadura” del presente, que parece caracterizar a las sociedades post industriales, exige una reflexión crítica. En este contexto creemos que es necesario  dar cuenta del fenómeno “Internet” y la instantaneidad de las comunicaciones que favorece, como uno de los factores del cambio de nuestra percepción de la temporalidad.

Aunque la primera conexión de computadoras en red data de 1970 e Internet se usa por primera vez en 1974 en los Estados Unidos, los servicios como la Web, el correo electrónico y el Chat se popularizan a tal punto en los noventa que hoy resulta difícil pensar cómo podríamos llevar adelante nuestra vida cotidiana satisfactoriamente, es decir, sin sobresaltos, sin aquellos recursos que Internet hace posible. Nos preguntamos cómo era posible comunicarnos antes de que apareciera Yahoo, aunque sólo si hacemos memoria veremos que tiene trece años de existencia en el mercado, cómo se podía investigar antes de que Amazon modificara la vida académica a partir de 1995 o cómo era la vida estudiantil antes de que Google apareciera en 1998 y Wikipedia en  el 2001.

El impacto del fenómeno de Internet bien puede analizarse desde distintas perspectivas. Una de las más usuales es su relación con la globalización y la paradójica coexistencia con los espacios nacionales, pero también pueden mencionarse su influencia en la constitución de las sub-culturas juveniles, la incapacidad de algún tipo de control centralizado en la red que es visto por algunos como liberador y por otros como peligroso, o la transformación que opera sobre la vida cotidiana de millones de usuarios reflejadas en nuevas formas de comunicación, consumo y entretenimiento.

En este complejo de perspectivas nos ocuparemos de la relación entre Internet y la cultura letrada, en especial el impacto de Internet sobre el modelo de educación que promueve dicha cultura.

La cultura letrada, centrada en el libro, supone que la educación para devenir formación implica largos períodos de tiempo, basta pensar en los once años de escolaridad  obligatoria. Frente a ello Internet se presenta como lugar de acceso instantáneo a cualquier tipo de información, en esto ignora  la lógica escolar preocupada por la transmisión de la tradición, la legitimación del saber, la organización de los contenidos  y las capacidades y el estado de los sujetos en el proceso formativo. En otras palabras, quién “habla”, a quién y cómo  adquieren nuevos sentidos.

Si bien es cierto que la aparición de los medios masivos de comunicación, principalmente la radio y la televisión, ya habían establecido una relación conflictiva con la educación tradicional, Internet introduce nuevos elementos. Y también como la radio y la televisión, tiene sus detractores y sus defensores, aquellos que ven su potencial educativo y liberador y aquellos que sólo ven peligros.

Asumiendo una perspectiva histórica, vemos que la aparición de un nuevo dispositivo tecnológico que modifica la transmisión de los saberes  tiende a provocar  a la vez reacciones de defensa ante la desaparición de formas tradicionales de vida así como apologías. En este sentido, el debate en torno a Internet sería el punto culminante de una secuencia cuyo antecedente inmediato sería la polémica en torno a los medios masivos de comunicación en la década del cincuenta.

Ya en ese debate Umberto Eco estableció las categorías descriptivas de apocalípticos e integrados para dar cuenta de dos actitudes opuestas frente a la cultura de masas. Aunque el foco del conflicto era la radio y la televisión, como mencionamos anteriormente, por cultura de masas se entendía toda producción seriada e industrializada de bienes culturales: diarios, revistas, la música enlatada, ediciones de bolsillo de grandes obras literarias, comics, el cine etc. La actitud apocalíptica consideraba que el auge de la cultura de masas ponía en peligro los grandes logros de la alta cultura. Pero dicho peligro no se entendía de igual manera, dentro de los apocalípticos podemos distinguir la actitud aristocrática de críticos como Ortega y Gasset; los radicales norteamericanos como Dwight Mac Donald que trasladaron la crítica radical de la izquierda política de la década del treinta a la cultura de masas en la década del cincuenta y la posición neo-marxista de la escuela de Frankfurt que lo que le cuestiona a la cultura de masas no es su carácter democrático sino, por el contrario, su carácter antidemocrático.

La actitud integrada sólo veía elementos positivos en la masificación de la cultura, Daniel Bell, Edward Shils y Marshall Mc Luhan afirmaban el carácter democrático y educador que introducían los mass-media a grandes masas poblacionales que tradicionalmente habían quedado al margen del consumo de los bienes de la alta cultura.

Frente a este potencial educador y democrático, las críticas tradicionales a  la cultura de masas como la medida del gusto concentrada en el público medio, la idea de que en lugar de simbolizar una emoción la ofrece digerida o  su carácter anónimo y efímero que alienta una visión acrítica del mundo quedan minimizadas.

Para poder percibir de mejor modo los nuevos elementos que, a nuestro entender, introduce Internet frente a otros medios masivos de comunicación -y aquí estamos pensando principalmente en la televisión-, retomaremos y precisaremos un poco más la posición de la escuela de Frankfurt y la de Marshall Mc Luhan.

La escuela de Frankfurt, en líneas generales, ha sostenido su crítica en la asociación de la cultura de masas y autoritarismo. El arte elevado era en definitiva una dimensión crítica que, aunque desactivada de la vida práctica, mantenía una oposición constante contra la vida comercial burguesa (sólo basta ver los héroes literarios: ladrones, locos, prostitutas; individuos que no se “ganan” la vida o no lo hacen de un modo normal). Será esta dimensión crítica la que se pierde con la masificación del arte,  incorporando las obras de arte al circuito de producción comercial se las convierte en mercancías y pasan a cumplir una función afirmativa con respecto al status quo. La cultura de masas forma parte junto con la tecnología y el alto nivel de bienestar de una forma de dominación más sutil pero efectiva y omnipresente que la de épocas anteriores.

Mc Luhan por su parte, creía que las nuevas tecnologías (desde el telégrafo hasta la televisión) iban a generar cambios socioculturales positivos al modificar las capacidades perceptivas de los seres humanos. Marcando la toma de conciencia de la importancia del medio para la comunicación, como expresa en forma extrema su famosa paradoja: “El medio es el mensaje”.

La tesis de corte antropológico de Mc Luhan  en La galaxia Gutenberg  se basa sobre dos supuestos: por un lado, que el medio tecnológico determina las estructuras psicológico-sensoriales y éstas las matrices de pensamiento y acción de los individuos; y por el otro, que lo sensorio auditivo y táctil propio del hemisferio derecho del cerebro se debe privilegiar a lo visual lineal del hemisferio izquierdo.  La unión de ambos supuestos  lo lleva a firmar que la introducción de los caracteres tipográficos móviles desde 1500 hasta el 1900 en Occidente es la explicación del proceso de destribalización por el cual la sociedad comienza a regirse por un pensamiento lineal homogéneo en el que prima el individualismo y el pensamiento instrumental. Pero a este hombre gutenberiano le surgirá un competidor, las nuevas tecnologías radio, teléfono y televisión promueven más lo auditivo-táctil que lo visual lineal. La televisión en este sentido no sería, al contrario de lo que pudiésemos pensar, visual lineal sino que responde a una lógica fragmentaria. Siguiendo esta línea de pensamiento, el nuevo hombre podrá entenderse como el hombre marconiano  que se caracteriza por su creatividad, su libertad frente a la coherencia lógica  y su capacidad para crear nuevos modos de vida frente a las estructuras tradicionales. Así el surgimiento del hombre marconiano significa el fin de la cultura letrada y el auge de la cultura audiovisual de los medios masivos de comunicación o  el fin de la galaxia Gutemberg.

Si bien es cierto que la posición de Mc Luhan ha generado una serie de críticas importantes, sobre todo respecto de su monismo causal, no es menos cierto que su postura ha llamado la atención sobre el papel decisivo de los medios tecnológicos en la transmisión de los saberes. La fuerza de esta tesis obliga a repensar en sus términos la función de la institución escolar, que era la que determinaba los contenidos a ser transmitidos. Así, a mitad de los sesenta, aparecen distintas posiciones que intentan dar cuenta del destino de la escuela frente al avance de los medios de comunicación, sobre todo la televisión. En Escuela y Televisión, a propósito de la paradoja de Mc Luhan “el medio es el mensaje” Enrico Baragli presenta algunas de las visiones teóricas que  intentaron resolver esa paradójica relación. Allí se mencionan posturas como las del norteamericano Neil Postman, quien entiende que la escuela tradicional puede ser reformulada a partir de una visión termostática de la cultura. En otros términos, la escuela tendría la función de suplir las deficiencias de los mass media en un intento por establecer el equilibrio entre los sistemas de los medios masivos de comunicación y el escolar, por ejemplo si la sociedad es innovadora la escuela debe ser tradicional o a la inversa.  Por su parte, el brasilero Lauro de Olivera Lima ve la solución en una reforma por la cual la educación se vuelva autoeducación. La presencia de los medios masivos hace innecesario el modelo tradicional de profesor que informa y alumno que escucha, que deberá ser reemplazado por profesor que motiva y alumno que investiga. Pero la posición más provocativa que la tesis de Mc Luhan ha generado tal vez sea la de Iván Illich. Un párroco nacido en Viena y que vivió parte de su vida en Latinoamérica escribe en 1971 La sociedad desescolarizada. Allí propone, en el marco de una crítica a la institucionalización de la sociedad, la abolición de la escuela y la creación de una red de aprendizaje que, apoyada en tecnologías avanzadas, aumenten las posibilidades de cada uno de nosotros de hacer de cualquier momento de nuestras vidas un momento interesante de aprendizaje.

La preocupación por estos temas llevó a que la UNESCO formara una comisión en 1977 presidida por Sean Mac Bride y de la que formaba parte entre otros Gabriel García Márquez, la cuál publicó un informe en 1980 acerca de los problemas de la comunicación en las sociedades modernas  dónde se hace especial hincapié en el acceso asimétrico a la información entre países desarrollados y subdesarrollados.

Luego de estas décadas de preocupación, la situación que involucra la relación conflictiva entre escuela y televisión ha mostrado una cierta tendencia a la estabilidad. En líneas generales, la televisión ha quedado relegada a la esfera del entretenimiento y la escuela ha resistido el embate: los medios aún hoy no han entrado a las aulas. Aunque en ciertos países desarrollados ha habido una proliferación de programas radiales y televisivos educativos, éstos presentan un carácter excepcional y no han podido derribar las fronteras de la escena escolar.

Esta aparente estabilidad ha sido perturbada por la aparición de Internet y nuevamente la escuela se cuestiona acerca de su legitimidad como transmisora de saberes. Este cuestionamiento se  percibe  por ejemplo en las intervenciones periodísticas de Umberto Eco, al respecto de preocupaciones tales como la muerte del libro o para qué sirven los profesores en la era de Internet o las de Marc Augé referidas al papel de la escuela y la enseñanza del funcionamiento de los medios tecnológicos para cuestionar su control absoluto.

La primera característica que queremos resaltar es que, a diferencia de las posiciones mencionadas que oponían televisión y cultura letrada, Internet no guarda una relación de oposición con esta última,  es obvio que para utilizarla el usuario debe saber leer y escribir. Por otra parte, si bien los textos en Internet se consideran como hipertextos cuya definición sería la de una estructura que vincula diferentes elementos de modo demasiado complejo para ser trasladada al papel, dicho hipertexto sigue respetando la secuencia lineal aunque complejizada. En nuestro medio, Daniel Link ha resaltado esta complementariedad entre Internet y cultura letrada, lo que podría dar lugar a pensarla  como un elemento que vincula aún más Internet con los procesos educativos, sin suponer con esto que Internet pueda reemplazar a la  escuela o que sea la solución a todos sus problemas. Dicha relación complementaria representaría una novedad con respecto a las posiciones al estilo McLuhan y, sobre su base, las predicciones sobre la cultura letrada parecieran haber sido falseadas hasta el momento.

Un segundo aspecto que marca una diferencia entre Internet y la televisión consistiría en que Internet se encuentra todavía libre de la lógica del mercado. Como lo resalta Beatriz Sarlo, la mayor parte relevante del espacio de Internet es gratuito, las intervenciones en él espontáneas y, en general,  no se espera por ellas un rédito aparte. Entonces, en el marco de las críticas de la escuela de Frankfurt, Internet parecería quedar fuera de aquella que señala justamente la mercantilización de los bienes simbólicos en la época de la reproductibilidad técnica.

Llegados aquí, creemos necesario mencionar un  último aspecto, en nuestra opinión,  el más desestabilizador con respecto a nuestras formas habituales de adquisición de conocimientos, que consiste en el problema del control y la legitimación de los saberes en Internet. Un caso que ilustra este aspecto es la polémica suscitada  por Nature en el 2005 en torno a la comparación entre la fiabilidad de los conocimientos que tiene por protagonistas a Wikipedia y la Enciclopedia Británica. Wikipedia  cuestiona no sólo nuestros modos habituales de adquirir conocimientos sino el modo en que estos se producen y circulan, dado que sus  entradas pueden ser editadas por cualquier usuario anónimo, si se quiere en un proceso de escritura infinita, y su acceso es gratuito. Así,  se  vehiculiza por primera vez  la posibilidad de un conocimiento colectivo a escala  mundial. Aunque desde un punto de vista educativo Wikipedia resulta altamente sugestivo, al mismo tiempo pone en primer plano un  problema que subyace a todo Internet, y que identificamos con la  homogeneización de los discursos; vale lo mismo el blog de una adolescente que un artículo de un premio novel. La crítica a la homogeneización  supone que el lector no posee por sí mismo la capacidad de distinguir el valor de los discursos, lo que en el fondo es un problema educativo. Un público educado puede distinguir las jerarquías entre los discursos y sigue siendo función de las escuelas formar a ese público educado. Junto al problema del acceso a la información se encuentra el problema del acceso a la educación.

Ya en la primera parte del Quijote, capítulo treinta y dos, en medio de una conversación entre el barbero, el cura y el ventero acerca de la veracidad de las historias que cuentan los libros, el ventero no cree, como el Quijote, en la actualidad de los eventos pero asegura que en el pasado han existido dragones, gigantes y encantamientos. Dicha seguridad está garantizada porque los libros en que figuran dragones, gigantes y encantamientos están impresos con la anuencia de los señores del consejo real y no logra ser cuestionada por los argumentos del cura quien afirma que fueron autorizados como entretenimiento ocioso y no como historias verdaderas. Descartada la locura de Don Quijote, el cura y el ventero representan dos modelos de valoración de  la información marcados por su nivel de escolarización. Si los problemas que promueve Internet siguen siendo los mismos que los de los personajes de una novela española del siglo diecisiete, la novedad consistiría en que hoy el  ventero podría publicar  cualquier texto en  Internet sin mediar la certificación de los señores del consejo real.

Sin embargo,  el optimismo que muestra nuestro último párrafo es cuestionado por las cifras, únicamente el 18,9 % de la población mundial es usuario de Internet. Esta cifra nos hace pensar que unir el destino de la humanidad a la expansión de Internet es por lo menos exagerado y nos recuerda al provincianismo de los griegos llamando bárbaros a todos aquellos que no hablaban griego.

 

Alejandra Bertucci y María Luján Ferrari

 

 

 

Nota: Muchas de las opiniones aquí vertidas han sido resultado de los debates mantenidos con los docentes de la Universidad Nacional de La Plata que realizan el curso “Educación y nuevas tecnologías: la reapropiación de los medios masivos de comunicación en el aula” que dictamos en el marco del  Programa de capacitación y actualización docente UNLP- ADULP.  2007

  

Referencias bibliográficas

El texto de Umberto Eco donde presenta las categorías de Apocalípticos e integrados es Apocalípticos e Integrados. Ante la cultura de masas. La primera edición es de 1964.

El texto clásico de Ortega y Gasset en contra de la cultura de masas es La rebelión de las masas publicado como libro en 1930.

La industria de la cultura con una introducción de Valeriano Bozal, es una compilación donde se pueden consultar textos de Dwight Mac Donald, Daniel Bell y Edward Shils.

Para Escuela de Frankfurt recomendamos el ensayo “La industria cultural” de Adorno y Horkheimer en La dialéctica del iluminismo (1947)y el libro de Herbert Marcuse El hombre unidimensional, 1964.

Libros de referencia de Marshall Mc Luhan son La galaxia Gutenberg (1962) y La aldea Global (1968).

El texto de Baragli pertenece a la compilación El sistema Educativo hoy, Docencia, Buenos Aires, 1986.

Sobre Ivan Illich recomendamos La sociedad desescolarizada de 1971 y el sitio web www.ivanillich.org donde hay mucho material.

El informe Mac Bride de la UNESCO se puede bajar completo de Internet, está en inglés y se puede acceder a él a través de Wikipedia.

Las intervenciones periodísticas sobre Internet son demasiadas, como un muestreo proponemos las siguientes (todas accesibles en Internet):

de Umberto Eco: “Resistirá” publicado el 07 de diciembre de 2003 en Radar, suplemento de Página 12 y de “¿De qué sirve el profesor?” publicado en La Nación el 21 de mayo de 2007.

de Marc Augé: “Hay que amar la tecnología y saber controlarla”, entrevista publicada en La Nación el 22 de junio de 2005.

de Beatriz Sarlo: “Los problemas de la educación argentina no se solucionan con la tecnología, pero la formación de los maestros cambiaría con el acceso a Internet”, entrevista publicada en el sitio Web Educar de noviembre del 2005.

De Daniel Link: “Si a algo equivale Internet es a la escritura y, por lo tanto, a la cultura letrada”, entrevista publicada en el sitio Web Educar de septiembre del 2005.

Sobre la polémica Wikipedia versus Enciclopedia Británica se pueden chequear: “Por qué wikipedia” de Ángel Ferrero en Sin permiso nº 2007 y “La biblioteca de Babel” de Stacy Schiff publicado el 01 de octubre de 2006 en Radar, suplemento de Página 12.

El episodio del Quijote del que hacemos mención corresponde a las páginas 320 a 327 de la edición del IV centenario de la Real Academia Española, Alfaguara 2004.

Las cifras sobre Internet fueron extraídas del sitio www.internetworldstats.com corresponden al 2007 y se desglosan de la siguiente manera: en Argentina el 34 % de la población tiene acceso a Internet, menos que Chile (42,4 %) pero más que Brasil (22,8 %) o Paraguay (4,5 %). En términos de regiones el 70 % de la población de América del norte tiene acceso a Internet, por encima de Australia y Oceanía (55 %),  Europa (42 %), Latinoamérica ( 21 %), Oriente medio (17 %), Asia (12 %) y África (5 %).

 

 

 
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Alejandra Bertucci y María Luján Ferrari

 

Publicaciones en el interpretador:

Número 30: marzo 2007 - Los amores imposibles proustianos: la madre, la seducción. La recepción de José Bianco y Jorge Barón Biza (dossier Barón B. Extra Brutt)

   
   
   
   
   
 
 
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Margen inferior: Gottardo Ciapanna, Adamo ed Eva (detalle).