el interpretador ensayos/artículos
 

Barón B. Extra Brutt

 

Los amores imposibles proustianos: 
la madre, la seducción. La recepción 
de José Bianco y Jorge Barón Biza
por Alejandra Bertucci 
y María Luján Ferrari

izquierda: Raúl Barón Biza -el padre-; derecha: Jorge Barón Biza -el hijo.

 

 

Los alcances de la recepción de las obras de Marcel Proust en la Argentina no han sido todavía suficientemente explorados, este trabajo es un intento por aproximarnos a esta temática(1). De las múltiples opciones por las cuales comenzar hemos elegido la figura de dos autores que creemos que han cumplido un papel importante en la divulgación de la obra de Proust, se trata de José Bianco y Jorge Barón Biza. Cabe aclarar, sin embargo, que, desde una mirada retrospectiva, José Bianco se ha constituido como una figura más significativa  con respecto al posicionamiento de Proust no solo en la Argentina sino también en América Latina debido al lugar privilegiado que ocupó como crítico y traductor dentro del campo literario en sus veintitrés años de trabajo en la revista Sur y posteriormente en la editorial de la Universidad de Buenos Aires(2).

A lo largo del conjunto de ensayos titulados Ficción y Realidad  aparece con distinto grado de importancia el reconocimiento por parte de Bianco del valor literario de Proust, a los fines de nuestro interés nos concentraremos en tres textos “Proust y su madre” de 1955, “Centenario de Proust” de 1971 y “El ángel de las tinieblas” que obtiene el  premio literario La Nación destinado a ensayos inéditos en 1973.

Antes de introducirnos en la clave interpretativa que Bianco nos brinda  respecto de la obra de Proust nos detendremos primero en la concepción del texto narrativo que expone, en especial en el ensayo “La novela de Leo Ferrero” que apareció en Sur en 1935.  Allí dice con relación a los escritores que le interesan  “Se comportan como críticos. Están dentro y fuera de su obra percibiendo reflexivamente los escollos que un novelista congénito salva con perfecta inconciencia. (…) A veces introducen al creador en la novela (llevando un diario en donde anotan las alternativas de la creación) y los lectores presencian las argucias de que se sirven, los lazos que tienden para captar la realidad. Entre escritor y lector existe un sentido de equivalencia. La realidad ficticia y la realidad parecen confundirse, los contornos del libro crecen, se esfuman. Al terminar de leerlo tenemos la sensación de que su atmósfera perdura rodeando nuestra vida”(3).

En función de la cita anterior podemos concluir que la literatura que le interesa a Bianco se caracteriza por ser una actividad reflexiva que ni supone una autonomía absoluta ni una dependencia absoluta con la realidad. La ficción más que describir la realidad, trata de evocarla mediante ciertos recursos narrativos cuya ambigüedad transforma la lectura también  en una constante reflexión. El juego entre ficción y realidad  vuelve difusos los contornos, así puede llegar a afirmar: “La realidad, y la llamamos así porque algún nombre hay que darle admite pasar a segundo plano para que conozcamos mejor a quien se dispone a trabajar con ella, a elaborarla estéticamente, y el escritor se permite no verla para verla”(4).

Ahora bien, la misma relación que Bianco establece entre ficción y realidad la establece entre la obra del escritor y su persona como lo  manifiesta en una entrevista  “Su persona, su verdadera persona está en su obra, sólo en su obra. Lo digo- y no es por cierto ninguna novedad – en un artículo sobre Proust. Es más verdadero el Proust de En busca del tiempo perdido que el de las cartas y las biografías, en la obra habla el yo recóndito del escritor, y no el hombre que frecuentan sus amigos e inclusive su familia, su mujer y sus hijos o su amante, ese hombre lleno de anécdotas que puede ser encantador o insoportable en la vida cotidiana” (5).

El texto a que hace referencia es “Centenario de Proust”, allí  se pregunta como lector, si hay que entender a Proust como el  hombre de las cartas y las biografías, si por ellas entendemos la realidad, o como el autor  que se devela en la Obra. Y se pronuncia diciendo que el más verdadero es el Marcel Proust que nosotros recuperamos en la lectura de En Busca del Tiempo Perdido. El acto creativo enriquece y transforma esa realidad que parece motivarlo. Conocemos muchos aspectos de la vida de Proust, su snobismo, su hipocondría pero sin embargo Bianco afirma que “al hundirse en su obra, Proust se transfigura. Hasta su mala salud, hasta sus defectos de carácter se transforman en fuerzas positivas.”(6)
 
Proust es el modelo del escritor que interesa a Bianco, se comporta como crítico, está dentro y fuera de su obra, tiene una conciencia reflexiva del proceso literario. Y más importante aún en su obra se ve claramente la relación entre ficción y realidad como juego creativo (7).  Su fascinación por los diarios de los escritores se inscribe en la misma dirección. Léautaud, Gide, los hermanos Goncourt le interesan porque en ellos hay referencias a su vida privada, a las personas que conocieron, esto no implica que haya que reducir la obra a la vida. Bianco, como hemos visto, se pronuncia a favor de la tesis de Proust en Contra Saint Beuve. Sin embargo, estos eventos pueden servirnos en nuestro trabajo hermenéutico siempre que tengamos presente que la ficción los ha transfigurado, elevado a otro plano.

Así Bianco recurre frecuentemente a anécdotas sobre la vida privada de los escritores para echar luz sobre la idea estética que considera la clave interpretativa del texto. Claro ejemplo de lo que acabamos de decir es la tesis que se sostiene en “Proust y su madre” según la cual la muerte de la madre de Proust es la clave de la concepción de En Busca del tiempo Perdido(8).

Sabemos por la correspondencia y las biografías de la dependencia material y psicológica que mantenía unido a Marcel Proust con su madre al punto que su presencia era indispensable para ejecutar mínimas tareas cotidianas como llenar un cheque, tratar con los sirvientes, recomendarle un corte de pelo o supervisar la dieta diaria; hasta tareas más complejas de índole profesional como lo manifiesta su estrecha colaboración en la traducción de algunas obras de Ruskin. Entendemos que la separación de su madre resultara devastadora y, es en esa dirección que Bianco puede proponer que la muerte de la madre produce la obra en por lo menos tres sentidos. Primero: el dolor motiva la imaginación y el pensamiento que posibilitan la concepción o confección de la obra. Segundo, el anhelo retrospectivo de no defraudar las esperanzas que ella puso en su talento. Tanto las cartas como la Recherche revelan a la abuela y la madre como figuras tutelares de su vocación literaria. Finalmente, la liberación que produce esta muerte le permite abordar temas que la hubiesen apenado, escandalizado.

Pero estos modos en que la muerte de la madre de Proust produce su obra resultan insuficientes, Bianco necesita encontrar en la propia producción ficcional motivos estéticos que la verifiquen. Efectivamente la muerte de Mme Adrien Proust no se produce nunca en la obra, a pesar que esta llega a contar los años de madurez del  personaje,  pero sí está transfigurada como inspiración en la muerte de la abuela del héroe. Mas aún,  Marcel llega a asociar la muerte de Albertina con la de su abuela, así leemos en la Recherche “me parecía que por mi ternura, puramente egoísta, había dejado morir a Albertina como había asesinado a mi abuela”.

Bianco no ofrece argumentos novedosos para su tesis explicativa de la génesis de la obra,  hasta que cierra su argumentación  con la idea del asesinato simbólico de la madre, por una necesidad estrictamente estética, en beneficio de la obra.  Según Bianco esto se daría en la descomposición del carácter del personaje de la madre en los últimos tomos de En busca. Ni siquiera ella se salva  de la disolución de la identidad a la cual Proust somete a sus  personajes; porque en definitiva  “todo  hombre mata a su madre”  como sostiene en el relato  Sentimiento filiales de una parricida, reformulando la famosa sentencia de Wilde “todos los hombres matan lo que aman.”(9) 

En la misma dirección Analía Melamed en “Recorridos del amor en Proust” da un paso más allá de la tesis interpretativa que hemos analizado y sostiene que “En el amor (proustiano), la particular percepción del mundo que es el retorno del enamorado a un estado infantil, remitiría  todos los amores a uno mismo: al primer amor de la infancia por la madre.”(10) De igual manera la autora en “Los amores perversos y las metamorfosis del arte” remarca como en distintas obras de Proust se revela un patrón en las relaciones amorosas vinculado a la presentación de los lazos amorosos bajo el esquema de la relación padres e hijos e incluso esta invariancia implica que el amor aparezca “con llamativa frecuencia ligado al sentimiento de culpabilidad, a la muerte, a la perversión y la locura”(11)

Podríamos establecer una cadena semántica que parte de la reconstrucción ficcional de la vida del escritor a partir de esa relación primaria con su madre en términos de  muerte, locura, culpabilidad y perversión. Eso parece hacer Bianco cuando en “El Ángel de las tinieblas” retoma estos tópicos para relacionar las obras de dos de sus amigos literarios Paul Léautaud y Marcel Proust. En Léautaud se extrema la relación entre vida privada y ficción  porque toda su obra tiene el estilo de un diario personal al punto tal que algunos de sus conocidos literatos temían hablar en su presencia. Las vicisitudes de la vida de Léautaud le sirven a Bianco para utilizar nuevamente el anecdotismo no sólo como clave interpretativa de las obras literarias sino como uno de los tantos recursos de la crítica para seducir al lector que de otro modo podría caer en la apatía.

No utilizaremos la táctica de Bianco para introducir la perspectiva que ofrece sobre la obra de Proust el escritor Jorge Barón Biza a pesar de que su vida supera con creces el pathos de cualquier ficción.

Jorge Barón Biza aparece en nuestro recuento de la recepción de Proust en la Argentina a partir de la traducción de El Indiferente acompañada por notas críticas, un texto temprano de Proust rescatado del olvido. No sería equivocado pensar que lo que llama la atención de Barón Biza sea justamente esa conflictiva relación entre vida privada y ficción sobre la que como ya hemos visto a propósito de Bianco se asienta la obra de Proust. De hecho la propia concepción de la literatura de Barón Biza corre por esos mismos senderos. Daniel Link marca justamente esto cuando en un artículo la reconstruye parafraseándola “¿Pero es que acaso hay otra relación que importe con la literatura? ¿Acaso la necesidad de escribir (la necesidad de la novela) no se mide por esa manía típica de considerar la propia vida, la propia historia, la propia familia como un mero pretexto para la novela?”(12) La vida es un pretexto para la literatura pero la literatura es otra cosa, como lo señala Barón Biza el mero sufrimiento no la justifica. El valor de su  única novela El desierto y su semilla de neto corte autobiográfico no está en la serie de tragedias en que consiste su biografía sino en el proceso de ficcionalización que constituye la obra.

Volviendo a Proust, Barón Biza afirma en las notas sobre los desencuentros amorosos entre Magdalena y Lepré, los personajes del Indiferente, que la clave interpretativa de esta obra es la seducción ejercida por la perversión. Entendiendo la seducción en los términos de Baudrillard tenemos que decir que la seducción es del orden del artificio, del ritual; una estrategia de lo femenino que encarna la posibilidad de la desviación del sentido, por lo cual la mujer en la seducción no tiene cuerpo, ni deseo propio, se vuelve apariencia a la que se adhiere el deseo de otro.

Para comprender cabalmente estas ideas detengámonos brevemente en el argumento de El Indiferente, allí se relata el enamoramiento de Magdalena de Grouves, una joven viuda parisina que atrae todas las atenciones mundanas por su belleza y posición social. Contra todas las expectativas ella se enamora de un joven de reputación dudosa: Lepré quien ama a “las mujeres de fango” y se muestra indiferente al amor de Magdalena. El relato culmina con el casamiento de Magdalena  a partir del desengaño amoroso.

Barón Biza  nota que, si al principio podemos caracterizar a Magdalena como una seductora que brilla en los salones mundanos atrayendo todas las miradas sobre sí, cuando se enamora pasa de seductora a seducida. Recordemos que, según su clave interpretativa que vincula seducción y vicio, Magdalena se enamora cuando descubre el vicio de Lepré (13).  Magdalena no es una seductora esencial sino intermitente mientras dura el receso de su existencia matrimonial. Lepré, que está dominado por el miedo a ser seducido, renuncia a la seducción mediante una serie de conductas: la corrección (antiseducción); la inteligencia, y finalmente el vicio. Pero según Barón Biza el vicio de Lepré puede ser leído como una seducción generalizada porque Lepré es más que un seductor, es un indiferente incluso con “las mujeres del fango” a las que abandona cada quince días cuando aparece en sociedad.

Según este esquema, la sexualidad femenina estaría vinculada con la continuidad en su vacuidad mientras que la sexualidad masculina tiene que ver con la intermitencia. Por ello puede Barón Biza afirmar que Lepré se revela en su feminidad, a lo que podríamos nosotros agregar siguiendo esta lógica que Magdalena tiene un carácter masculino. Los sexos se intercambian(14).

Los derroteros de la crítica literaria a que se ha abocado el presente trabajo siguiendo el reconocimiento a la obra de Proust en dos críticos argentinos: Bianco y Barón Biza pareciera autorizarnos a ver a la literatura y a la crítica como esas actividades que ensanchan y enriquecen la realidad(15). De la cual Bianco dice en el límite:

“Entorno a nosotros, junto al horizonte, la vida nos impone un límite preciso, más allá del cual todo es vaguedad y misterio. Respetemos el límite sino queremos lanzarnos extraviados, por senderos que no tienen fin”

Ni la literatura ni la crítica respetarían esos límites y gracias a ello nos extravían por esos senderos que no tienen fin.

 

Alejandra Bertucci y María Luján Ferrari

 

 

NOTAS

(1) Julio Moran describe el reconocimiento del que es objeto Proust en Argentina como “reprimido  y discontinuo” y propone una serie de hipótesis de ello que van desde razones ideológicas hasta la angustia de las influencias. “Marcel Proust: ¿quién es ese tipo? Una exposición de las influencias de Proust en Latinoamérica”  en  Moran, J. (2006) Proust ha desaparecido: una memoria de los paraísos perdidos.  Buenos Aires, Prometeo, pp. 99-112.

(2) Más aún, en los últimos años, la figura de Bianco ha sido objeto de una revisión y revalorización constante. Toda la obra de Bianco puede resumirse en un libro de cuentos de juventud La pequeña Gyaros de editorial Viau y Zona, Buenos Aires, 1932; dos novelas cortas de corte fantástico Sombras suele Vestir cuya primera aparición  data de 1941 en  Sur y Las Ratas de 1943; una novela de corte autobiográfico, La perdida del reino aparecida  en siglo XXI 1972 y una compilación de ensayos críticos Ficción y realidad  (1946-1976) que apareció en Monte Ávila  en 1977.

(3) Bianco, J. “La novela de Leo Ferrero”  en Sur nº 10  año 1935.

(4)
“La argentina y su imagen literaria” exposición leída en la Universidad de Concepción de Chile en enero de 1962  en Bianco, José.  (1977) Ficción y realidad (1946-1976). Caracas, Monte Ávila Editores.  Pág. 9.

(5) Entrevista de Andrés Avellaneda. “Estilo, autor y narrativa” en La Prensa, 1977 en Bianco, José. (1984) Páginas de José Bianco seleccionadas por el autor, Buenos Aires, Editorial Celtia. Págs. 221-222.

(6) “Centenario de Proust”  en  Bianco, J (1977) Ficción y realidad. Op.  cit.  Pág. 43.

(7) Pareciera que a Bianco le falta para poder dar cuenta de todos estos aspectos de la obra de Proust el concepto de autoficción no disponible en el estado de la crítica literaria en que produce.

(8) “cruel separación a la que se deben sus casi veinte años de semiclausura y la suma novelística más admirable que se haya producido en Francia”  en “Proust y su madre” en Bianco, J. J (1977) Ficción y realidad. Op.  Cit. Pág. 19.

(9) “Yet each man kills the thing he love. By each let this be heard. Some do it with a bitter look. Some with a flattering word. The coward does it with a kiss, the brave man with a sword”.  Oscar Wilde. The Ballad Of Reading Gaol en Wilde, O. (1969) Complete Works. Great Britain, Collins Cleart-Type Press. 

(10) Melamed, A. “Recorridos del amor en Proust” en Moran (2001) Proust más allá de Proust. La Plata, La Campana. Pág. 27

(11) Melamed, A, “Los amores perversos y las metamorfosis del arte” en Moran (2001) Proust más allá de Proust, Op. Cit.  Pág. 38

(12) Link D. “Un Edipo demasiado grande” en Radar libros 01/09/01 Suplemento cultural de Página 12

(13) Es interesante marcar que esta  lectura de El Indiferente encuentra una correspondencia en los amores del héroe de la Recherche con Albertina, Marcel se enamora cuando sospecha que Albertina pertenece a Gomorra.

(14) Véase al respecto “El travestismo artístico de Proust” en Moran Julio (2006)  Proust ha desaparecido: una memoria de los paraísos perdidos. Op. Cit, pp. 55-60.

(15) “En cuanto a los críticos, es curiosa la interpretación que pueden hacer de un cuento o de una novela, la cantidad de significados que descubren en ellos y en los que el autor no había pensado, y que a veces enriquecen, ahondan y ensanchan la realidad en que creyó inspirarse. Saben en suma más que el autor. Con lo que se vendría a demostrar que en el ámbito literario y artístico no hay realidad que sea previa a la obra de arte, y que esta obra de arte, lejos de ser secundaria con respecto a la realidad es la que cuenta primero, la original, la principal.”   Bianco José en Zanetti, S. (Dir) (1982) Encuesta a la literatura argentina contemporánea. Buenos Aires, centro Editor de América Latina.  Pág. 268.

 

 

BIBLIOGRAFÍA

Altamirano, C y Sarlo, B. (1997) Ensayos argentinos. De Sarmiento a la vanguardia. Buenos Aires, Ariel.
Baudrillard, J. (1987) De la seducción, Madrid, Cátedra
Bianco, José. “La novela de Leo Ferrero”  en Sur nº 10  año 1935.
Bianco, José.  (1977) Ficción y realidad (1946-1976), Caracas, Monte Ávila Editores.
Bianco, José. (1984) Páginas de José Bianco seleccionadas por el autor, Buenos Aires, Editorial Celtia. Estudio preliminar de Hugo Beccacece.
Bianco, José. (2004) Las ratas. Sombras suele vestir. Buenos Aires, Emecé.
Link D. “Un Edipo demasiado grande” en Radar libros 01/09/01 Suplemento cultural de Página 12.
Moran, J. (2001) Proust más allá de Proust. La Plata, La Campana.
Moran, J. (2006) Proust ha desaparecido: una memoria de los paraísos perdidos.  Buenos Aires, Prometeo.
Proust M. El Indiferente, traducción y notas de Jorge Barón Biza,  Buenos Aires, Rueda.
Proust, M. “Sentimientos filiales de un parricida” en Proust, M (1975) Los Placeres y los días. Parodias y misceláneas. Madrid, Alianza
Wilde, Oscar (1969) Complete Works. Great Britain, Collins Cleart-Type Press.
Wilson, Patricia. (2004) La Constelación del Sur. Traductores y traducciones en la literatura argentina del siglo XX. Buenos Aires. Siglo XXI. En especial el capítulo 4. José Bianco, el traductor clásico.
Zanetti, S. (1982) Encuesta a la literatura argentina contemporánea. Buenos Aires, centro Editor de América Latina.

 

 

 
 
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