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Manos Arriba : la novela asaltante de Ojeda Ortiz de Chile

Rocco Carbone

 

 

 

La editorial Malas Palabras Buks, acaba de lanzar al mercado una serie integrada por seis textos y titulada «Gane fama y fortuna con un lápiz», inaugurada por las novelas Manos arriba y Bellas artes. Por lo que concierne a la primera, cabe señalar que su autor –Ojeda Ortiz de Chile– nos entrega un texto audaz que es un mar de historias. Dicho de otro modo, el lector se encontrará frente a un objeto que cuenta por todos lados. Este proceso empieza apenas el libro cae en nuestras manos. Nos embiste una tapa aparentemente corriente, con una historieta que, como en el cine mudo, nos cuenta la primera historia: la biografía de alguien que va siempre en contra, pase lo que pase. La segunda es la historia editorial del libro mismo. Se trata de una novela escrita en los años ochenta del siglo pasado y aceptada por la agencia literaria que fraguó el boom de la literatura latinoamericana. Nos referimos a la agencia de Carmen Balcells (Barcelona), que aceptó representarlo frente a las editoriales españolas, pero que por una serie de mercantilismos editoriales (que el lector descubrirá por medio del carteo entre el autor y la agencia), desafortunadamente, fracasó en su misión. La tercera historia, por la cual sugerimos al lector empezar a leer el texto, aparece al final. Se trata de un índice, pero no de uno común y corriente, sino de fotos acompañadas por un texto. Éstas relatan la historia de la novela en su variante «real». En ellas aparecen los personajes que, en el marco de un relato de testimonio-ficción, pueblan Manos Arriba. La cuarta concierne a los problemas que engendra cualquier proceso compositivo. Gracias a este artilugio el narrador se abstrae de la ficción, se escenifica en tanto que hacedor de lo que estamos leyendo y nos deja constancia de los problemas de la escritura. Se hace hincapié en que escribir es el acto necesario y suficiente para que haya ficción y, en tanto tal, merece ser contado para que esa actividad no se olvide durante la lectura. La enumeración podría ser mayor, pero no queremos quitarle al lector el placer de nadar en el mar de historias que Manos Arriba pone a nuestro alcance para descubrir otras. Valga, sin embargo, una mención más. Como toda novela, también la de Ojeda Ortiz de Chile nos cuenta una historia. La odisea a través del espacio y el tiempo de un un joven artista chileno que, hacia fines de los años 60, deja Santiago para ir primero a Buenos Aires y, luego, a Europa (Firenze, Bruxelles, Barcelona, Paris), donde pasa penurias de todo tipo –pero también experiencias sorpresivas– al intentar vivir del arte. Su nombre es Nicolás Aguirre Pizarro, pero sus amigos le dicen « chico Nicolás ». El lector « asiste » a la vida presente de Nicolás, « escucha » su voz por medio de cartas que él le envía al narrador (que de algún modo es el propio lector); recibe información sobre su vida pasada a través de testimonios orales que el narrador se preocupa de recuperar (registrándolos o anotándolos) y que sirven para recontruir su historia familiar. El árbol genealógico arranca con sus abuelos maternos, por un lado, y con sus bisabuelos paternos, por el otro. A lo largo de las generaciones, las historias de pobreza y sometimiento se van a repetir una y otra vez para llegar a la de « chico Nicolás », cuya característica principal es que él –a pesar de la pobreza y las dificultades– hace lo que quiere. Eduardo, el narrador, que forma parte del círculo de amigos del protagonista, para reconstruir la historia de su compañero sigue sus huellas y configura un abanico de 72 fragmentos narrativos o « cajas » que, cuando las abrimos, sueltan una historia completa. A través de él, Ojeda Ortiz de Chile (a pesar de declarar su deuda con Los hijos de Sánchez de O. Lewis y con El antropólogo como autor de C. Geertz) no sigue ninguna tradición canónica, sino que combina (yuxtapone) el discurso ficcional, la recopilación de testimonios y un paratexto (notas a pie de página). Rompe límites genéricos y provoca un diálogo sorprendente, creando una auténtica polifonía literaria, entre tres géneros narrativos : el testimonio, la novela y el ensayo. Manos arriba teje una densa y compleja red discursiva, cuya heterogeneidad, al mezclarse con un lenguaje narrativo que aprovecha de manera inteligente chilenismos, argentinismos y palabras extranjeras que aparecen en su variante fonética (De en por The end), logra una sorprendente eficacia poética.

En definiva, Manos arriba produce en el lector un feliz efecto de conjunto y es difícil rechazar o evitar ese asalto que su título tematiza porque la única cosa de la cual no nos quiere privar es del abrazo que brinda.

 

©Rocco Carbone

 

 
 
 
 
Dirección y diseño: Juan Diego Incardona
Consejo editorial: Inés de Mendonça, Marina Kogan, Juan Pablo Lafosse
Control de calidad: Sebastián Hernaiz
Prensa: Elsa Kalish
 
 
 
 

Imágenes de ilustración:

Margen inferior: Michal Macku, obra (detalle).