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"Chicas populares, alocadas, agraciadas, desgraciadas, Ninfo-chicas, Ninfo-pibas, Ninfo-ladies..."
En La maestrita de Eros, Mar�a Moreno se refiere al mito de la ninfoman�aca diciendo que la moral machista la invent� para consolarse de que la capacidad de goce masculina es finita. Sin embargo, cuenta la leyenda que algunas de las mujeres m�s famosas de la historia fueron ninf�manas. Se habla de Cleopatra, esa met�dica y carism�tica mujer, que fue representada con todo �xito (bajo el nombre de Ninfo) en La loca historia del mundo de Mel Brooks, en donde cantando desentonadamente articulaba un "Yes" o un "No" dependiendo de lo que portase el soldado medio desnudo frente a ella. Y as�, de manera efectiva, delimitaba su s�quito nocturno.
Tambi�n se menciona a Catalina la Grande, f�lica como cualquier hijo de vecino, y conocida tiernamente por algunos como "La gran Puta". Pero sobre todo, y a�n m�s insistentemente, se hace referencia a Mesalina, la mujer del emperador romano Claudio, quien al parecer se acostaba con regimientos enteros de soldados en una sola noche. La emperatriz fue finalmente ejecutada al intentar destronar a Claudio para poner a uno de sus amantes en su lugar. Sin embrago, mucho antes de que esto sucediese, Mesalina pas� a�os compartiendo sus aposentos con centenares de hombres que la pose�an sin proporcionarle placer alguno. �Porque, dejemos algo en claro antes de que ustedes, lectores masculinos, se asomen a la ventan en busca de una de estas mujeres: la ninfoman�a es una enfermedad! Es cierto, seg�n el diccionario "es una enfermedad femenina caracterizada por un deseo m�rbido e incontrolable", una especie de furor uterino que domina a la mujer llev�ndola a realizar todo tipo de " atrocidades". Pero aunque suene un tanto sexy para el o�do desacostumbrado, no deja de catalogarse como patol�gico.
Un estado delicado que lleva a la dama a ejercitarse en el acto continuamente, sin conseguir jam�s arribar al cl�max. O al menos eso aseguran algunos especialistas...
El primer libro que le� acerca de esta extra�a condici�n se llamaba "Soy una ninf�mana" y era de un tal L.T. Woodward, MD. Un doctor que recopil� sus casos cl�nicos y los public� "discretamente". Es as� como en su contratapa negra y blanca podemos leer las siguientes descripciones de personajes:
M�nica: La rica heredera que se acost� con toda la alta sociedad
Luisa: Cuyo cuerpo estaba siempre sobreexcitado
Carol: que buscaba la popularidad
Liz: Una hermosa modelo que no quer�a ser lesbiana
Lonnie: S�lo encontraba placer en los hombres que odiaba
Y Phillis: Un secreto que la llevaba a todas las camas....
Y todas agrupadas bajo el t�tulo: "Las chicas que no saben decir No"...
Impresionada luego de la lectura, y al comprobar que hab�a j�venes que estaban "haci�ndolo" con todo el equipo de f�tbol americano, me encerr� en mi cuarto a meditar sobre el tema � Era acaso posible suponer que hab�a mujeres que no pod�an decir que no? En mi imaginario empezaron a circular peque�as escenas en donde mujeres de todas las razas y tama�os se ve�an condenadas a responder "s�" eternamente, "s�" a cualquier cosa, s�, s�, s�... Por un tiempo decid� no investigar m�s sobre el tema, nombr� a mi bicicleta Mesalina (como tributo a la pobre desgraciada) y retom� mi tira de fizz donde la hab�a dejado...
Pero a�os despu�s me llam� la atenci�n escuchar una exc�ntrica plegaria. Arrodillado con sus manos sobre un banco de plaza un se�or de bigote-peine y cara llena de ampollas murmur� lo siguiente: "Se�or, d�jame conocer a una verdadera ninf�mana, entr�gamela y juro que no te arrepentir�s". Nunca imagin� que plegarias como �sta fueran permitidas. Tal vez en mi inocencia poco religiosa, pas� por alto a toda una generaci�n que le pidi� a Dios una ninf�mana. Es por esto por lo que hoy me parece pertinente ocuparnos de estas mujeres �Qui�nes son? �C�mo detectarlas? �C�mo decirle que no a una ninf�mana?
Pero antes que nada he aqu� una aclaraci�n: �la ninfoman�a no es lo mismo que la promiscuidad! No vaya a ser que dejen pasar una oportunidad seductora por considerar a una mujer que se les ofrece a muchos hombres, como un ninf�mana... Eso es simplemente la libre-sexualidad femenina (y sigue estando muy bien vista).
Retomando los cuestionamientos, hay que decir que para las primeras dos preguntas hay solo una respuesta posible: la ninf�mana puede ser cualquiera. No tiene rasgos f�sicos definidos (contrario al rumor popular no segrega baba continuamente), ni un discurso armado s�lo de palabras obscenas. No usa botas de ca�a alta con espuelas plateadas, ni monta en bicicleta al rev�s, no toma t� solamente de jengibre con lim�n (famoso t� de verga) ni mide los genitales de sus amigos con reglas invisibles. Y por desgracia para algunos, no parece ser igual a la Carmen de Insaciable, ese maravilloso personaje que protagoniza la Sarli y que deja a m�s de uno en la b�squeda de la ninf�mana perfecta.
Y as� como la ninf�mana "arde continuamente" (en palabras del doctor Woodward), su posible presa debe estar preparada para todo, inclusive para refractarle v�a "espejito rebot�n" su propia necesidad sexual duplicada. "Porque nada aterra m�s a una ninf�mana que ver su imagen en el espejo". O eso dice el Dr. James Corvet de la universidad de Ohio, que afirma que la ninfoman�a se comporta de manera similar al vampirismo: "Su h�bitat es preferentemente nocturno, chupa de su presa hasta drenarla por completo, nunca se sacia, odia los espejos ya que en su cabeza no se ve reflejada en ellos, y solo puede ser eliminada v�a una estaca al coraz�n". Estaca que el erudito (�!) de Ohio homologa a un shock de corriente suministrado por un m�dico de manera "responsable" al "m�sculo" ya mencionado.
Dejando de lado al estudioso Dr. Corvet y sus teor�as macabras he aqu� otras soluciones para decirle "No" a una de estas avasallantes mujeres (ordenadas de la m�s cruda a la m�s sutil):
1- No, gracias; he le�do el libro del fabuloso doctor Woodward y �l dice que un hombre que lo hace con una ninf�mana no est� teniendo sexo en absoluto (en el sentido de una uni�n compartida) ya que el acto es semejante m�s bien a una masturbaci�n, que en vez de hacerse con la mano, tiene lugar en el interior de una vagina.
2- No, le agradezco. Es usted muy linda pero escuch� que me comer� la cabeza despu�s de la c�pula.
3- No, much�simas gracias (ya que siempre se ha de ser cort�s). Suelo no tener �xito en el sexo, soy errante, discontinuo y mal dotado, pero por sobre todo no me atraen las mujeres.
En pocas palabras: a no sacar provecho de las mujeres que padecen este trastorno, mujeres democr�ticas que toman a TODOS los hombres por igual, que no necesitan de cenas fastuosas, cumplidos poco elaborados, ni flores compradas a las apuradas en el puesto de la esquina. Mujeres que disfrutan engullendo sendos bocados sin el artificio de la respiraci�n, mujeres de entra�a caliente, ninfoman�acas... sean �stas un mito... o la pura realidad.
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� Tatiana Goransky
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