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Muertos derecha, muertos izquierda, muertos

¿De quién son los muertos?

Diego Manzano

 

En el espacio que ocupamos los irrepresentados, reaccionamos ante la movilización capitalizada por la derecha en reclamo del endurecimiento penal; nos molesta que las únicas banderas sean celestes y blancas, que se cante sólo el himno, que se roce la idea de pena de muerte. De la misma manera nos hizo ruido la capitalización que la izquierda partidaria hizo de la revuelta del 20 de diciembre, de Maxi y Darío, cuya posición política había incomodado a dicha izquierda.

¿De quién son los muertos?

Y en el medio, la clase media, que navega entre la revuelta del ahorrista y la mano dura, entre la denuncia del gatillo fácil y el aumento de penas, entre el “que se vayan todos” y la nostalgia del uno a uno.

Los muertos. ¿Quiénes los lloran?

En esta tierra hay muchos muertos. Todos son muertos, pero la mirada mediática insiste en discriminarlos de manera falaz, lo cual tranquiliza a esa clase media que necesita imperiosa y permanentemente limpiarse las culpas pasadas, vivir en la inocencia perpetua.

¿Quiénes los utilizan?

Los muertos del terrorismo de estado, mediáticamente, sólo son los treintamil. En menor medida y casi silenciosamente se acepta que los treinta y tres del 19 y 20 de diciembre pertenecen a este grupo. No ya Maxi y Darío, porque fueron producto de la locura de Franchiotti. Ni hablar de Walter Bulacio o los muertos del gatillo fácil, de Cabezas; mucho menos de Axel. Para “los medios” no son asesinatos del terrorismo de estado. Esta discriminación y utilización bastante morbosa redunda en la diferencia y en la distancia de los reclamos: Juicio y Castigo contra Pena de Muerte.

¿Quiénes los vengan?

Si el ejemplo son las Madres, ahora aparece un Padre.

Pero, aquí sí es necesario separar la paja del trigo para entender y entendernos.

Para Nietzsche la idea de Justicia supone una venganza avergonzada; así, todos reclaman y reclamamos socialmente venganza. Pero, si del grito de principios de la democracia “Paredón, paredón...”, se pasó al de “Juicio y castigo”, si ninguna bala de familiar o compañero buscó vengar la muerte de ninguno de los treintamil, si ningún dolor de Madre exigió pena de muerte, ¿por qué enojarse cuando se reconoce la alegría en el rostro de alguna sobreviviente de la masacre de la dictadura a causa de la muerte natural de algunos de los jerarcas del terrorismo de estado?

Y allí siguen los medios intentando extremar el reclamo por unas muertes y la desvalorización de otras: la clase media prefiere el sonar de esa campana y no de otra, que la reinstala en esa culpa nunca expiada, de la que nunca quiso hacerse cargo; culpa, “teoría de los dos demonios” mediante, de la cual la exime la derecha. De sobrevenir la ampliación de las penas, la mano dura y/o la pena de muerte, la sociedad “inocente” tendrá en el futuro nuevas culpas de las cuales no hacerse cargo.