En el marco de la guerra fría, el bloque soviético ultima en secreto la que parece ser el arma definitiva contra el "mundo libre": la resurrección y optimización bio-tecnológica de Rasputín (también conocido como "el monje loco"). Contra todo pronóstico, la información es interceptada por los servicios de inteligencia de "la reserva espiritual de occidente". Francisco Franco, Jefe del Estado y a la vez señor bajito, calvo y con bigotillo, decide que si algún país dispone de gallardía y empaque suficientes para frenar la inminente amenaza comunista, éste es, sin duda, España. Así pues, la comunidad científica del padastro de toro se pone a cincelar la versión española equivalente al Rasputín ruso.