el interpretador

 

Vieja del agua

Ediciones Deldiego, Bs.As., 2000.

Daniel Durand

 

 

“abríamos los ojos abajo del agua

Y veíamos el río por adentro”

 

      Juan Meneguín

 

 

 

 

 

Destornillador tornillo música y un pecesito

nadando bajo el agua, visto a través de antiparras,

por arriba pasa la corriente, el pecesito, vieja del agua,

nada en un remanso redondo,

un hoyo basáltico, por arriba pasa la correntada

que viene así cristalina del brasil de hace dos meses.

 

 

Escucho el ruido de los chorros, el agua cáe constante

en el tanque redondo que hay arriba del techo,

veo a la vieja nadar adentro del hoyo,

prenderse a los musgos y chuparlos,

la correntada me resbala por el cuerpo,

me infla la maya, millones de globos blancos

salen de abajo de las piedras:

aire que embucha la cascada y acá abajo revienta,

busca salir desesperadamente para arriba,

abro las orejas abajo del agua y escucho

el martillazo acuático de dos piedras que se tocan.

 

 

Palito Pusterla viene y me arranca del fondo de los pelos,

no ves que todos te andan buscando,

y como voy a ver si estoy abajo del agua

viendo como la vieja del agua chupa barro del fondo.

 

 

Pasa el helicóptero de prefectura

mostrando toda la zona de afloración basáltica,

abajo del helicóptero el agua pasa,

desde arriba no se ve que el agua es correntada

adentro de la correntada los dorados cruzan

remontando la corriente; abajo casi en el fondo, estoy

viendo como la vieja del agua chupa barro del fondo

con su ventosa redonda y bigotuda.

 

 

Viene Palito y me dice sacándome la antiparra

no ves boludo que todos te estan buscando,

 

 

llora mi madre,

del miedo que tuvo y de la rabia que tiene,

mi hermana llora porque llora mi madre,

el perro ladra porque llora mi hermana,

los pájaros se vuelan porque ladra el perro,

los hijos de Pusterla le tiran piedras a los pájaros,

una piedra cae al agua y la vieja se espanta,

se muda de comedero.

 

 

 

 

 

 

 

Teo rema,

pasa en una chalana por la superficie del agua,

va a pescar a los arenales de la Isla de los Lobos,

yo miro a la vieja del agua, está chupando unas babas

que envuelven una piedra marrón,

apenas coletéa para que el agua no la saque del lugar,

succiona, me prendo con las manos a las piedras de abajo

y avanzo por el fondo en contra de la corriente,

después saco la cabeza más adelante y la gente se impacta,

cómo puede ser que el agua no lo arrastre y le gane a la corriente,

será el mismo, se preguntan, pero hago trampa, avanzo por el fondo

agarrándome con las manos a las salientes de las piedras,

los turistas vienen de visita a ver la correntada,

es muy fácil ilusionarlos,

engañados los turistas, como un lector.

 

 

 

La vieja del agua se fue dos días y después apareció

en el mismo redondel de piedra del fondo, anda un poco más rápido;

en el chorro más hondo hay anzuelos, torcedores y piedras luminosas.

 

 

 

El agua es energía dice uno que explica

porqué es que todo esto va a desaparecer.

 

 

 

miro a la vieja chupar y arriba llueve, me paro de un salto,

me bajo las antiparras, vino de golpe un viento fuerte, vuela arena,

me da frío y me hundo en el agua caliente,

el mundo de la vieja no cambia con el viento,

me asomo apenas a la superficie, pongo media antiparra

fuera del agua, veo el temporal que tienen los que están afuera,

mi madre corre atrás de una conservadora de tergopól,

a la Tálerman se le vuela la carpa,

los que vinieron a pasar la tarde corren a los autos,

algunas gotas revientan en mi cabeza y me quedan picando,

me hundo en el agua caliente

y me prendo a la piedra del fondo.

 

 

Nekotai

 

  

Los japoneses no tenían palabra

para decir corbata, la punguearon

del inglés, pero la enponjearon:

neko de neck, cuello;

tai de tie, cola.

Sakurako vino a filmar la correntada,

de traje, en febrero, quiso hacerse

una corbata con forma de dorado, dijo que

los pescados son como corbatas y quiso

hacerce una con cuero de dorado.

Nekotai, nekopez, nekotai, nekopez,

sonriente repetía medio tildeitor

 

y filmaba:

las corbatas y los peces tienen la misma forma...

 

y filmaba:

las corbatas y los peces tienen la misma forma...

 

 

  Coletazos 

 

 

En bicicleta fuimos con Santiago a la costanera,

había grupos de amigos y familias pescando,

en uno me paré porque vi que sacaban viejas

y después las tiraban a la vereda,

no las comen a las viejas? le pregunté a uno,

me dijo que no que las viejas no tienen carne

son pura cáscara caparazón,

 si que tienen le dije, me bajé de la bici,

      le mostré que en la cola estan llenas de carne,

        blanca, sin espinas, es como carne de merluza

           pero más rica sin el gusto salobre del mar.

 

 

              Los coletazos de las viejas pescadas

               raspan las baldosas de la costanera,

                las de adentro dan vueltas y vueltas

                  alrededor del hoyo.

                   Los tiburones nadan en círculos

                  veloces en el acuario del Zoo,

                no paran nunca y cuando duermen

               siguen nadando.

             Dan vueltas los CD, y van pasando

             al rayo todo lo que tienen.

            El tornillo da vueltas y vueltas

           y va abriendo trepanando

          las hebras de la madera.

 

         Mi verga se encajó justa

       en la concha de Sandé,

 

       más larga pincharía

        más gruesa dolería

 

         El avanzar lento del bote

          por el medio de la noche

            era como el pasaje

             de un pensamiento coherente

               a través del subconciente

 

                          Calzó una teta de Azote

                              en el hueco de mi pecho,

 

                                    más grande escaparía

                                        más chica temblaría.

 

 

Final del agua

 

 

 Le mandó, un plomero que llamaron

las viejas secas del edificio,

un sopletaso de aire a las cañerías,

si revientan que revienten,

quiere decir que hay que cambiarlas

que estan podridas.

 

Reventaron los caños y los cambiaron,

ahora estoy viendo un chorrito aguja

que salta de un caño que tengo en la terraza,

el hilo brilla en el sol, lo paro con la palma

de la mano, me hace una cosquilla suave:

 

esta noche cuando esté oscuro y nadie me vea

voy a salir al patio, voy a poner la cabeza en el chorrito

para reavivar a la vieja del agua, para hacerla coletear.

 

 

El once seco 

 

 

No hay presión de agua, los tanques

estan vacíos, el agua no puede

subir hasta allá arriba, las

canillas escupen aire,

las mujeres cargan

agua en baldes

de plástico

en el Once

seco.

 

 

 

Daniel Durand

 

 

 
el interpretador acerca del autor
 

 

               

Daniel Durand

Daniel Durand (Concordia, 1964) Libros publicados: “La maleza que le crece”, Selecciones de Amadeo Mandarino, Bs.As.,1999; “El Krech”, Ediciones Deldiego, 1998; "Vieja del agua", Ediciones Deldiego, Bs.As., 2000; “Segovia”, Poesía.com, nro 8; “El cielo de Boedo”, Ediciones Gog y Magog, Bs.As., 2004; “El Estado y él se amaron”, Ed. Mansalva, Bs.As., 2006; “Ruta de la Inversión”, Ediciones Gog y Magog, 2007.  Traducciones: “El ego va siempre al volante”, Delmore Schwartz, Ed .Deldiego, 1999; “La luna brilla fría sobre los huesos blancos”, Tu Fu, Ed. Deldiego, 1999.

Otras actividades: integrante de “La Mineta”, colaborador de “La Trompa de Falopo”, fundador de la Revista “18 wiskys”; redactor del suplemento de cultura del diario “El Cordillerano”; fundador de las Ediciones Deldiego.

Se considera concordiense, donde nació y vivió hasta los 19 años, en consecuencia entrerriano, pero vive en Buenos Aires hace 23 años y es porteño también, es esa mezcla que son casi todos los que viven en Capital. Su formación literaria la obtuvo en Buenos Aires, y luego de algunos años comenzó a recuperar los sonidos y los espacios de su lugar natal, el río, la voz de su padre y los sucesos del lugar de origen.

 

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Imágenes de ilustración:

Margen inferior: Mapa del Río de La Plata del año 1806.