Venganza en la ma�ana
�
Salto de la cama
el reloj que tintinea
la batalla que tengo
con que es de d�a
y la noche dur� poco
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me friego,
me callo porque la voz
viene m�s tarde
�
-primer atentado en clavarme
el cuchillo de una tostada
en mi madrugada-
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adi�s a las armas
que depara la casa
con el sue�o de todos en lo quieto
�
en el colectivo de la esquina
las gracias no son mayores,
son sudadas,
las mujeres clavan,
los ni�os sin nada que decirle
al resto de los autos
�
en otro tramo del camino
al primer reto
tengo una carcajada ahogada
en la basura matinal, en el fresco que no hac�a
�
primera venganza de buena
que me creo y no,
me encuentro entre las bolsas
un revolver olvidado
que har� recalcitrar,
las balas arrojadas a que disponga.
�
levanto mi regalo preciado
de las bolsas y lo miro de reojo
-por un momento escucho el fondo del mar
y la estampida de cohetes sin olor a p�lvora-
�
el arma clavada en el cuello del pantal�n
forma conmigo una ronda
y estamos ocultas por un momento
de la cat�strofe que flota.
�
en el trabajo no controlan
mi cauce de hiena
la falta de clara,
el colmillo afilado
en una cacer�a que tendr� a bastanza.
�
�
Venganza al mediod�a
�
Est�n las que piden comida echa
y se las traen,
los que hurgan en la heladera de los otros
por yogurt,
y las que llegamos, rendidas ya,
al amontono de platos del d�a anterior
que primero limpios y
despu�s veremos
�
con mi calibre 22
preferimos algo con sabor a trago
alcohol destilado
�nada beberemos, mi arma!
que hago de tripa gorda,
de tenedores masticables.
�
con la digesti�n virulenta
y la boca ampollada
una rampa me hace correr
y el arma en la cintura
Somos la luz que deja pasar
un sol
s�lo en lo funesto de pensar matar a todo
�
no volver atr�s
porque las espaldas son
el blanco m�s f�cil.
�
La primera muerte
tiene que ver con el tortuoso
que me escupe sus babas
cuando paso la rampa
?la veo roja por sangre-
El tipo mira cualquier huella
pero pasamos, mi arma,
y �l no se abstiene
desde el medio de la nada es un sult�n de humo
que con fuerza legitima a las p�lidas
�
Hay dos colores en mi cabeza:
MARR�N PARDO porque ahora todo es caca,
las veredas me siembran cemento como de hospital
que cada d�a se rellena m�s
VERDE MILITAR pero armado de mi propia guerrilla
-con arma tenemos cuchillo, clavo,
hachas de filo inmensamente grave-
�
o bien,
de los tonos que acontecen soy el �rbol
y quebracha no me rompo,
los dientes apretados
proponen un mastica
de perro el cacho de hueso con carne.
�
�
Venganza a media tarde
�
Ya en casa no hay enemigos visibles, mi arma
o eso parece en una primera impresi�n
y para quebrarla golpeo las puertas,
las insto a que se vayan de la calma
�
Hay 2 olores en mi cabeza:
A CAGO DE GATO que en una orden
hago desaparecer de su presencia
pero tengo su ira
A �CIDOS Y A BASURA que se acumula en el patio,
con arma sabemos que podridos
son destellos de rabia.
�
El vecino del piso de abajo
tambi�n maneja sin cautelas
a los rifles y metrallas,
�l tiene m�s profesi�n
y practica con blancos
pero en el enfrentamiento de los balcones
en lo alto y con las rejas de por medio de las plantas
somos r�pidas
y disipamos las sospechas
de firmeza venida a menos con la tarde
�l se ci�e a su ventana
y nos apunta a las piernas.
Arma ruge algo incomprensible
y se prepara para matar del todo,
con un disparo clave en medio de las cejas que tiene
cae rendido vecino por fin
y ahora no hay juegos que distraigan
del trabajo fino;
somos una violenta junta
y nos sorprende que el d�a no nos tenga miedo
�
Vecino muerto,
coraz�n contento de todas las que nos hizo,
Arma se siente fortalecida
y ahora me apunta sola.
Pienso un momento en sus due�os anteriores,
en las v�ctimas cobradas.
�
�
Venganza de noche
�
El atardecer nos hace descansar
y la oscurecida es bella:
hay azules frutales en el cielo
y verdes oscuros en las rayas de las plantas
con Arma nos refrescamos
con agua
�
vienen a molestar ahora
las llamadas de tel�fono
pero el aparato enmudece por ella
que no duda cuando es con dardos
y le lanza una llovizna de plomo
�
Alcanzo a ver el humo que deja el tiro
y s�
que no tengo nada mejor que hacer
-que no hice nada-
�
las almohadas ubicadas en el borde
al norte de la cama
y en la trinchera de resortes
el colch�n nos ayuda a depredar
la habitaci�n.
�
�
me ensa�o en destruir
los vidrios hasta hacerlos
finos a�icos cortantes,
los cables, hasta que est�n
pelados y peligrosos,
las s�banas, jirones.
�
Hay 2 im�genes en mi cabeza:
LA DE UNA BOCA QUE CHUPA UN LIM�N
contagi�ndose toda la acidez
sin resistencias a la autoridad
de tal fruta fresca;
Y LA DE UNA FOGATA al rojo vivo
por la que caminan descalzos
espectros de hombre
sin saltos, insensibles a la violenta luz.
�
Arma, en cambio,
con la idea fija
jala el gatillo sola
en su inexplicable ruleta
y a la cuenta de tres de mi parte
Un
Dos
Tres
con el eco de la sa�a
se asesina.
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El pormenor de
mi mal menor
desaparece de s�
y de su fuerza.
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Malena Rey
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