el interpretador poes�a

Dos poemas pertenecientes a

Como un zumbido*

Dami�n R�os

Soplo

El jos� y el taco cruzaban la calle
en bajada azotados por el sol.
Acribillados por monedones
de luz, a la sombra de la parra,
con la humedad que se desparramaba
desde abajo de la pileta y
la muerte que ya jadeaba
entre nosotros -yo en tu falda-,
los mir�bamos pasar.

Ahora la gata se sube despacio con un solo
movimiento a la mesa de vidrio.
Se queda quieta y empieza a masticar.
Tengo la piel de las manos arrugada despu�s
de haber cortado la lechuga y el tomate,
rallado la zanahoria, lavado
y secado mis manos con un repasador.

De a ratos se cruza flameando
el trapo de la otra historia,
la que estoy aprendiendo a escribir
y que me dej� con los bolsillos
llenos de plata vieja y papeles mojados.

Afuera, todas las l�mparas est�n encendidas,
cada una con su sombra encima.
Los patrulleros azules planean
sobre las avenidas naranjas.
Vengan todos y vean
las gotas de roc�o que resbalan suaves
por las pendientes de los aleros.�
La gata mira su reflejo en el vidrio de la mesa
y despu�s me mira a m�. No va a llover, habr� que aguantar
esta cerraz�n que apenas humedece las baldosas
flamantes del pasillo y desacomoda los huesos de los viejos.

Me arrimo a la pantalla y te nombro:
est�s en la palma de mi mano ahora,
te paso a la otra mano con mucho cuidado,
y te soplo o quiero despeinarte, respir�s.
De nuevo la novela de visitarte bajo la parra,
abrigados del solazo, del ripio de aquella tarde.
La conversaci�n se atrasa entre viajes a la pileta para meter
la cabeza abajo de la canilla. Dan ganas de que sea
una ma�ana de invierno, la helada blanqueando
los pastos, hombres haciendo sonar las cadenas de las
bicicletas mientras encaran despacio cuesta arriba, las manos
enguantadas apretando los manubrios. Pero es verano
y el calor de la siesta embrutece, apena. Ten�s un pa�uelo,
un trapo con el que sec�s tu frente a cada rato.
Hay platos sin lavar y la ropa colgada gotea.
Olor a que ya comimos hace un rato.
No vamos a decirnos nada. Ahora acerco
la mano y soplo para quedarme solo de nuevo.

Una pelota cuesta abajo

Esa vez clav� la mirada
en el bajo envuelto en niebla
y me qued� un rato largo
colgado de eso verde y blanco
hasta que se me humedeci�
el pelo. Despu�s me di vuelta
para encarar la subida.

Ahora a veces me hago
el loco, pierdo el coraz�n,
me quedo callado con
la vista clavada en un punto s�lido,
hasta que me saca una puteada:
se me cae el cigarrillo,
el cenicero, los pensamientos se desparraman
en el piso de tierra,
en la alfombra...
entonces vuelvo
para hacer un comentario,
para tranquilizar a mis queridos.

Pero s� quien soy, lo s�, cierro
los pu�os, me revuelco,
me arrastro, rompo un plato, un libro.
No puedo parar el llanto de una mujer,
no puedo parar de llorar,
nunca tuve huevos,
estoy triste �C�mo anda la cosa
por ah�? �Est�s bien? Te quiero mucho.

Quisiera quedarme tranquilo, preparar
el mate, llamar por tel�fono, no pensar,
no despabilarme, son �rdenes:

levanto la vista
miro el cielorraso
cuento los pisos de los edificios las ventanas
la cantidad de gente en una esquina
en un piquete
en un colectivo
28 sentados
22 parados
el chofer.

Y me pica el cuero,
me molestan los mosquitos,
los bichitos colorados,
el zumbido de los sem�foros
para ciegos,
el olor a pasto,

con el primer roc�o
me dicen hola
feliz cumplea�os y me besan.
Entonces bajo la vista
para mirarme el caf� con leche,
el olor a ropa nueva.

Me gusta pensar que soy
una pelota cuesta
abajo en una calle de tierra
en una ma�ana fresca y clara.
Me cuesta pensar que soy un pensamiento.

Dami�n R�os

*Los poemas que aqu� se publican forman parte de Como un zumbido, colecci�n que Gog y Magog publicar� durante 2008.

el interpretador acerca del autor

Dami�n R�os

Naci� en Concepci�n del Uruguay, Entre R�os, en 1969. Desde 1991 reside y trabaja en la ciudad de Buenos Aires. En 2002 co-fund� el sello Interzona editora, que lo tuvo como director editorial hasta mediados de 2006. Sus poemas han sido recogidos en publicaciones como Poes�a.com, Diario de Poes�a y Los amigos de lo ajeno. Sus primeros libros fueron publicados en Ediciones Deldiego: La pasi�n del novelista, De costado, Habr� que poner la luz (novelita). Belleza y felicidad public� Poemas perros. El sello Vox recogi� poemas de todos sus libros y fragmentos de sus relatos y los edit� en bajo el t�tulo de El perro del poema. Sus poemas han sido recogidos en las antolog�as Hotel Quequ�n (Sigamos enamoradas) y Polvo (Voy a salir...). En 2007 la editorial alemana Parasitenpresse antolog� algunos de sus poemas y los public� bajo el t�tulo de �berall das gleiche Licht.

Direcci�n y dise�o: Juan Diego Incardona
Consejo editorial: In�s de Mendon�a, Camila Flynn, Marina Kogan, Juan Pablo Lafosse, Juan Leotta, Juan Pablo Liefeld
Control de calidad: Sebasti�n Hernaiz

Im�genes de ilustraci�n:

Margen inferior: Antonio Berni, Chacareros (detalle).