Casa del lago, 1976. Jos� Rosas Ribeyro, Mario Santiago, Cuauht�moc M�ndez y Roberto Bola�o.

el interpretador infrarrealismo

Tres poemas

por Jos� Peguero

Acto de Pie

Chololo D�az hac�a acto de cobijas y de pie.
De Pel� se puede decir lo mismo; pero yo
quiero referirme a alguien que no juega futbol.
Alguien que no viene desde mi infancia.
Y que yo quiero, por supuesto: Ese acto de cobija
tan solemne, ese pie tan bien puesto, tan bien pie.
Ah, su gol monumental, su fenomenal pelota.
Y no me pierdo, no pierdo a los que no juegan futbol,
no pierdo mi cabeza, no pierdo al guardameta.
Las mil glorias de mi gol, no las pierdo.
El acto de cobijas, no lo pierdo.
El poema gracioso, no lo pierdo.
El sarcasmo, la burla, la agon�a, no los pierdo.
Al Chololo y a Pel�, no los pierdo.
Y todos ellos se metieron en la cama,
hicieron futbol y tres hijos.
Y todos tambi�n hac�an hijos. Y todos jugaban futbol.
Repentinamente cay� paternal la muerte.
Pateaban con los dos pies, los dos murieron.
Algo maravilloso qued� de ellos; seis hijos.
Doce pies. Y lo m�s maravilloso, sus hijas...
Pero en realidad habl� de una mujer.
Ah, su gol monumental, su fenomenal pelota.

Me acabo de morir

Lo sospechaba.
Ya nadie va a tirar su culo apestoso junto a m�.
Ni siquiera hablar� del comercio
ni de las deliciosas burguesas,
pues me acabo de morir
y no escucho.
Alfred Jarry conoci� a un muerto en una carrera de ciclistas
que corr�a m�s que los otros pues se endureci�.
Yo no conozco algo m�s duro que el coraz�n.
Me estoy olvidando que nac�;
que tuve 24 a�os, una mujer y un hijo;
que vivo en un barrio asqueroso
donde los ni�os llevan un cintur�n en el cerebro,
donde Simpat�a y Esfuerzo son sus padres mong�licos.
Estoy esperando un examen;
una mano experta que diga: Est� muerto;
alguien que use el cerebro para decir eso.
Me acabo de morir,
ten�a la sospecha;
pero lo que nunca tuve
es lo que me est� matando con sospechas:
Capricho life --private eye--.
A ver si se entiende.

OTRA VEZ EN EL CAMINO

(a la manera de Neal Cassidy)

Para Daniel Goldin & Allen Ginsberg

Cuando las copas de los �rboles

se van comiendo a las nubes

y aparecen las ra�ces que crecen a orillas de los

barrancos me acuerdo de ti

Y veo lo que has visto, lo que todo mundo ve:

Velocidad m�xima 90-100 KPH

Y tu velocidad en la carretera aumentando y disminuyendo

y firme en el camino

respetando las se�ales parpadeantes

de la libido y el deseo

Y yo me apeo al estribo de un Estrella de Oro

Con tus u�as verdes y tu chamarra verde de soldado americano

�Qui�n bailar� por ti en la fiesta del amor interminable?

�Qui�n dar� la vuelta por ti en los parques?

�Qui�n, camarada Cuauht�moc, es tu Clodia, tu Lesbia?

Entre m�s dif�cil y duro es el entorno el hombre se libera con amor, dice Bertolt Brecht, y Cuauh indudablemente era as�, se enfrentaba con amor, con amor salvaje al entorno agobiante que lo rodeaba. �D�nde est� el hijoeputa que destruy� su brillante carrera sindical sino de lacayo y vendedor de los movimientos de los trabajadores de la Secretar�a de Salud y a quien pr�ximamente le deberemos la venta de las conquistas sindicales igual que en el Seguro Social?

Yo no sab�a que se pod�a amar tanto a una mujer hasta que lo vi leyendo La guerra y la paz a su mam�.

El mismo viento que sopla en la zafra

y que recorre una habitaci�n fr�a donde

guardo mi cama es el que me ha tra�do

a ti

Mi maleta de viaje huele a calcetines sucios

camisas sudadas y poemas viejos que ofrec�

a la desesperanza

Una tonada m�s pegajosa que la revoluci�n.

Direcci�n y dise�o: Juan Diego Incardona
Consejo editorial: In�s de Mendon�a, Camila Flynn, Marina Kogan, Juan Pablo Lafosse, Juan Leotta, Juan Pablo Liefeld
Control de calidad: Sebasti�n Hernaiz

Cuauht�moc M�ndez, Gerardo Albarran, Ram�n M�ndez, Mario Ra�l Guzm�n, Sergio Loya, Mario Santiago. Durante la presentaci�n del libro Canciones para gandallas, de Jes�s Luis Ben�itez, en la Sala Manual M. Ponce de Bellas Artes , 1987