el interpretador narrativa

 

...una luz que promete dejarnos a oscuras...

Juan Pablo Novas Francese

 

 

      

 

 

 

 

 

 

Acto Primero: Quienes somos

 

 

....le pido al que creó el espíritu crítico, santo, de la época, espíritus en general,  que me disculpe si me salgo de su libreto (1), tal vez se le ocurra algo parecido esto: “he decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos y he aquí que yo les destruiré con la tierra” (2).

 

 

Noé, un adolescente (3) de los suburbios newyorkinos (one of those) recibe una carta en la cual, mediante un membrete cruciforme, se intentaba imponer respeto. Por lo menos esa fue la sensación que tuvimos Noé y Yo. Su contenido era algo escueto pero por lo menos daba una idea de lo que quería decir. El mensaje era: “Noé: You are the one, come to my ship and bring the american way of life with you, some animals of your neighbourhood, beer and pizza with bacon. Love you, God.”

 

Noé me miró a las patas y siendo yo una cabra me llevó cargando la cerveza, la pizza, el american way of life y algunas revistas de palabras cruzadas para el viaje.

 

Cruzamos todos los puentes (4), Manhattan y algunas palabras entre nosotros. A lo lejos lo divisamos, era un navío parecido a un crucero Carnival pero tenía un cartel con la siguiente inscripción: “expresso Second Chance”. El cielo era color cielo atardeciendo, agua de estuario golpeaba el casco y éste último se echaba el cloro correspondiente a su último viaje. La ciudad a nuestras espaldas solo se hacía oír y oler.

 

En eso (mientras estaba describiendo el ambiente) aparece un marinero con pinta de ingeniero y remera a rayas verticales. El hombre se coloca estratégicamente a contraluz. Es decir, nos mira, luego observa la posición del sol, de inmediato se da cuenta de que estamos en sombra y nos empuja cordialmente hacia la zona luminosa del muelle. Acto seguido pronuncia lo siguiente con voz autoritaria: “Y he aquí que yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra morirá. Más estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el expresso tú, tus hijos, tu mujer y las mujeres de tus hijos.”

 

Noé, encantado ante la locuacidad del marinero, apela a levantar la mano.

 

Marinero: –Si tú el de la colita, qué quieres preguntar.

 

Noé: –Yo no tengo colita señor.

 

Marinero: –Ya lo sé Noé, le estaba hablando a la cabra.

 

Cuando la proyección del marinero se hizo egipcia (5), noté que era a mí a quien le estaba hablando y le dije: “¿Cómo sabe que yo tengo preguntas si no levanté la mano?”

 

Marinero: –Pues, querido caprino, Noé no tiene preguntas, solo tú las tienes. ¿Crees que con esas inquietudes puedes navegar las aguas de la fe?

 

Luego de analizar la metáfora de las aguas de la fe, se me ocurrieron preguntas al respecto pero inmediatamente las censuré al percibir una posible recepción agresiva en el interlocutor. Por lo cual opté por responder sin preguntar. Le dije: “Si las aguas de la fe son navegables sólo con los vientos de la cordura (para usar conceptos tan amplios como la fe) yo me declaro en disconformidad con las definiciones, pues he navegado.

 

El Marinero, tras no haber entendido lo que dije, chistó hacia abajo soltando un suspiro y dijo: “Anda, sube cabra, eso sí, ten cuidado al caminar por la cubierta, te puedes caer, pues los vientos de la cordura soplan fuerte en alta mar.”

 

Tomé de la mano a Noé, me di media vuelta, y cuando estaba por tomarme el inter para dirigirme a Brooklyn el marinero me sujetó del hombro diciendo: “Cabra retobá, no me contamines el ambiente que acá ta todo joya.”

 

Luego de una patada en el cachete izquierdo de nuestros glúteos, ambos nos dimos cuenta de que estábamos zarpando. El expresso Second Chance había soltado amarras hacia una derrotero llamado “The way to heaven”.

 

 

 

 

Acto Segundo: Nuestra empresa.

 

Noé se deleitaba jugando con el aire acondicionado mientras yo me preguntaba dónde estaba el marinero que nos introdujo en esta quimera. Salí a la cubierta con las pantuflas nuevas que Noé me había regalado en navidad y lo escruté en el puente de mando. Sabía que allí lo podía encontrar.

 

Al galope recorrí casi toda la eslora del navío para ver su cara. Cuando el Marinero pareció percatarse de que una cabra de pelo largo galopaba en cubierta, miró la posición del sol, viró el buque y cuando se alineó a contraluz se dirigió a ella por medio de los altoparlantes.

 

Marinero: –Ya lo sé, yo lo sé (aquí se detiene de una forma esotérica y el sonido del mar predomina), pequeño caprino mío. Tú vienes con todas esas preguntas de la gaya ciencia.

 

Yo: – ¿Cómo cree usted saber tanto de mi? (A lo Srta. Sarli).

 

Marinero: –Aparte de la remera de Nietzche que tenés puesta yo tengo mi servicio de inteligencia.

 

Yo: –No es de Nietzche, es un souvenir de Miró que me compré en Francia cuando era cabra de la Champagne.

 

Marinero: –Sí, cabra mía, ya lo sé, yo lo sé (se produce el mismo silencio explicado anteriormente), tienes que sacarte esa remera de Nietzche que tanto te aprieta. Ni respirar puedes ante tamaña pequeñez. También, y cambiando de tema, en lugar de ponerme el nombre de Marinero, deberías denominarme Capitán.

 

Yo: – ¿Y que tal si vos me llamás Juan?

 

Capitán: –No cabra mía, tu no te llamas Juan y yo sí soy Capitán, pues he visto que era bueno –aquí la hinchada estalla de éxtasis (6), se escucha a través de los altoparlantes.     

 

Yo: –Ta, ta, poné los axiomas donde te guste más pero a mi llamáme Juan y esta no es una remera de Nietzche, ¿Me copia Capitán?

 

Capitán: –Si lo copio fuerte y claro, pero vos para la editorial te llamás cabra.

 

Luego de dudar sobre mi identidad, fijé los ojos en su silueta y me percaté de que el hombre tenía cabeza de marinero y brazos de capitán.

 

Cabra: – ¿De qué editorial me habla usted?

 

Capitán: –Es un proyectito que tenemos con algunos escribas, no te preocupes, si sale mal, llueve como por cuarenta años y construimos el Third Chance que ya lo tengo medio planificado. Pues errar es humano y divino, o también puede ser que no exista tal distinción. Y si no existe la inventamos ¿no?, total después es axioma. O sea que existe ¿ta?, hagamos como que existe.  

 

Tras no entender nada de lo que este hombre irradiaba y al encontrarme preso en el Second Chance, adopté el papel de cabra y opté por no hablar, no me sentía muy contemporáneo en este ambiente bizarro.

 

En las noches, el capitán deambulaba por la cubierta con un vaso de Whisky sin hielo y creo que sin whisky también. Normalmente hablaba solo y recurría a mí para que le sacara los hielos del Whisky (7). Me hablaba casi hasta el alba y yo, extrañamente no preguntaba más, estaba en paz.

 

El capitán me contaba de su proyecto, y me decía que seríamos famosos. Todo lo terminaba con una frase: “Y he visto que era bueno”. Entonces decía: “Yo crearé a seres rectos esta vez, y veré que será bueno, pues he visto que era bueno, ¿ta?”.

Yo asentía con mi ausencia. 

 

En ese momento empecé a comprender algo: fuera lo que fuera este proyecto, era bueno. Y vió el Capitan que yo estaba en paz y dijo que era bueno. Pues el Capitán no escatimaba en redundancias. Y sus traductores las multiplicaban.

 

A todo este lirismo de cabotaje, Noé se encontraba cuidando a los animales ejemplares que, según el capitán, repoblarían la tierra. Yo me ocupaba de cuidar que Noé no jugara demasiado con los animales pues ya habían muerto unas tortugas de galápagos. El capitán restó importancia a tal suceso aduciendo que esas “tortuguitas” no se comen y que solo estaban para la pinta pues era un gesto político llevarlas.

 

 

 

Acto Tercero: Nuestra trayectoria.

 

Aparece la cabra, el Capitán y Noé sobre la cubierta, tomando sol en una noche de verano (es decir, tomando la reflexión de la luz solar que percibimos como luz de luna).

 

Noé: –Esto sí que es vida, ¿eh?

 

Capitán: –Mirá Noe, la vida…

 

Lo que ocurre a continuación parece un sermón de padre a hijo. Donde Noé inclina a cuarenta y cinco grados, su cabeza, hacia delante. En un gesto claro de receptor pasivo. Luego el Capitán busca la luz (que el iluminador sabrá colocar, y si es blanca mejor) inclina a cuarenta y cinco grados, su cabeza, hacia atrás. Entrecierra los ojos, suspira, y empieza su discurso.

 

Capitán: – …es una cosa impresionante. Para empezar, no es la muerte. Luego, existe la buena y su correspondiente contraria, archienemiga, pedófila, malvada y embustera, mala vida.

 

Noé (dice el capitán bajando la cabeza y todo se hace blanco), la vida es un eufemismo (suena Zaratustra en el fondo pero quejándose).

 

Noé: ¿un qué?

 

Capitán: Un eufemismo. Es decir, a ver como te lo explico. Nosotros le llamamos vida para que ustedes no piensen que es muerte. Pues luego de la vida, esta la plenitud.

 

Noé: Ah. Este....yo no sé capitán. A mí, ¿viste cómo es no?, la plenitud no la conozco.

 

Capitán: Claro Noesillo (pídole pronúnciese con sonido a elie). Por dicho asunto estoy yo aquí, tened fe. Para contártelo mientras armamos una “Second Chance” para ustedes. Para que todos los mortales sepan que para ser plenamente inmortales deben ser buenos mortales (esto es porque al Capitán le gustaba redundar). Pues si son malos mortales, les espera un infierno literario tipo Dantesco que estamos calcando en la factoría. Pero si ellos buenos son. Son, my son.

 

 

 

Cuarto Acto: Como realizar negocios con una taza libor estable.

 

Luego de dividir la cancha claramente en dos. Me refiero a la canchita de futbol-sala que tenía el Second Chance. El Capitán le dice a la Cabra que él será el juez y que debe jugar un Richard (8) Wagner con Noé para ver quién paga el asado.

 

Cabra: –No Capitán, yo tengo cuatro patas pero ninguna hábil para esto. ¿Que tal si jugamos a que volvemos? 

 

Capitán: –Y destruir mi proyecto!!! (En este instante todo es oscuro menos la salida de emergencia por cuestiones de orden). Yo diseñé mi proyecto y es mío. Ningún mortalcito me va a serruchar las piernas. Pues soy etéreo. Ja Ja Ja Ja Ja Ja................. ( es un Ja en Do y tipo Skeletor).

 

El Capitán vuela por el pasto marcando las líneas con cal (las de la cancha) y retorna la luz.

 

Capitán: –Jugad, Jugad mortales que ya está la chancha, líneas, luz, y el Juez.

 

En eso el Capitán abre sus ojos como si fuera una boca. Es más, creo que se mordió el ojo. Y dice: “Falta el público, the audience, oh que bochorno!”

 

El Capitán manda a doce animales al convertidor tx-4004.05 v45, el cual era una joyita del Second Chance, y salen convertidos en público.

 

Empieza el Match.

 

Termina el cotejo, se lesionó la cabra. Pita el juez y se le calienta la garganta.

 

Capitán: –Qué cosita contigo mi caprino, siempre saliéndote del guión.

 

Rápidamente, detrás del telón sale un caballo tipo Mustang en reemplazo de la Cabra.

 

El público emite sonido animal, por lo que, el Capitán los manda al convertidor otra vez, para corregir dicha falla. A su vez llama al comité de calidad para agendar una reunión para después de Cristo. Noé monta el Mustang por la cubierta mientras el Capitán vuelve. Aunque se percata de que nunca se había ido. 

 

Capitán: –Bueno Noé, bájate del caballo y pónganse a jugar el Richard Wagner.

 

Noé y el mustang se preparan para el pitazo. Llega Fidel, les da un habano y se va en una balsa.

 

El Capitán mueve los ojos hacia arriba y a la derecha, mientras duda en pitar el cilindro de tabaco. Se decide y no pita. Había una cuenta pendiente con la Cabra que yacía lesionada en la popa. Se aproxima a ella, manda virar el buque y se pone a contraluz.

 

El Capitán: –Mirá Juan… Te voy a tener que tirar por la borda pues ya sangraste demasiado. Escribiste un ensayito o algo así que me calentó. Ya se que te dejé leer demasiado y que la remera mía te queda grande. Pero ponéte las pilas. No puede ser, loco. Es decir, no puede ser que me hayas salido loco. Ya es demasiada la tinta que has gastado en plantear tus preguntitas y extensa mi producción de gomas (de tinta). ¿No te das cuenta que no interesa?

La vida es un eufemismo Juan. No te calientes, que ya te vas a calentar allá abajo. Mirá que Dante lo diseño como un relojito. Haceme el favor, no seas hereje.

 

Cabra: –Una última pregunta Dios, ¿qué es la naturaleza?

 

Dios: ¿Te refieres a esa Pachanosequé pagana que a ustedes los deja extasiados o a mi hermoso diseño, m?

Sobre la Pachanosequé, ni idea.

Sobre la mía, la creé así porque me reservé a Boticcelli para el Edén, cosa que se viera el cambio de turista a primera clase. La naturaleza que ustedes pueden oler, tocar, degustar, oír, etc, es una copia que le hice a Miguel. Llamarle Miguel Angel siempre genera atribuciones que no lo son. Me llamó la atención lo bién que pintó mi mano. Entonces se me ocurrió buscarlo en el futuro para robárselo al papa unos dias. El papa nunca escucha lo que le digo, y mirá que está escrito, ¿eh? Lo debés haber leído ¿no? Es una cosa (pronúnciese con triple s). Por eso se lo robé.

Estuvimos diseñando pocas cosssas en realidad. Porque luego vino un tal pato Darwin y nos resolvió el problema de la diversidad.

Qué decirte de la naturaleza mi pequeña cabra. Es como la vida mi afable caprino, un eufemismo. Como tú inteligente cabra de rebaño lo eres también, pues he visto que era bueno. 

 

 

Extra (9): Talen que los verdaderos jardines son los del Edén! (se escucha un grito desde el público).

 

Juan Pablo Novas Francese

 

 

NOTAS

(1) Léase también Guión.

 

(2) Dios en una conferencia citada en un libro llamado Biblia (d 6.22: He. 11.7.)

 

(3) Dicen que tenía seiscientos años pero yo le vi acné en las mejillas.

 

(4) Esos puentes que se parecen a puntales que separan tierra.

 

(5) Entiéndase Silueta tipo figura egipcia.

 

(6) La hinchada es el ContraMaestre y el Cocinero, que se encuentran en el puente de mando.

 

(7) Se preguntarán cómo hizo la cabra, con sus toscas pezuñas, para sacar los hielos. Simplemente tiró todo el Whisky pues el capitán no se daba cuenta, parecía (o quería dar la imagen de) no tener sensibilidad al gusto, tacto, etc.

 

(8) Richard es el nombre de una conocida práctica, de arco a arco, típica de cuando uno va a jugar un partido de fútbol 5 y faltan 8. Wagner ya van a ver por qué.

 

(9) Este es un personaje que sólo aparece aquí, así que puede usted conseguirse cualquier amigo.

 

 

 

 
 
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Imágenes de ilustración:

Margen inferior: Francisco de Goya, El sueño de la razón produce monstruos (detalle).