INTRODUCCIÓN
Pasé estos últimos cuatro meses en Asia, recorriendo los escenarios más fascinantes, conociendo las formas de vida de las culturas de esa zona y aprendiendo, absorbiendo y asombrándome. Con la curiosidad más despierta que nunca intenté documentar todo lo que entraba por mis sentidos, desde el olor de una vereda meada en Tailandia hasta los ejercicios de meditación de un monje tibetano en los Himalayas. Estas crónicas son los mails que fui mandando a mis amigos, una ligera aproximación a la experiencia que viví, absolutamente imposible de ser expresada con palabras.
Sábado, 3de Octubre de 2004 13:37
KUALA LUMPUR
Gente,
Acá hace calor y esta húmedo. Y eso que es invierno. Parece que de Abril a Agosto se llena de árabes, que huyen del calor de Medio Oriente y se vienen acá porque tienen todas las comodidades de su vida islámica (hay mezquitas cada 100 metros). Este es un país musulmán así que hay mujeres con velos por todos lados, unas todas de negro y tapadas hasta la nariz, otras con camisolas y turbantes, otras en jeans y velo y el resto en micromini (las asiáticas se visten más turras).
La gente es super amable, todos te sonríen y te preguntan por Maradona (es verdad el mito que lo conocen en todo el mundo). Lo más simpático es cuando pasan los contingentes de niños en excursiones escolares, todos pequeños niños orientales con casco y zapatillas con rueditas.
Manejan del lado derecho como los ingleses y prácticamente no hay veredas (nos dicen que hace tanto calor que la gente no camina por la calle), así que hoy por ejemplo cruzamos una especie de autopista para llegar a una estación de tren, y lo más gracioso es que para trepar hasta ahí (el autopista pasaba por encima de donde estábamos), había una barranca con una soga, preparada para que la gente se suba. Todas las calles son curvas y dan vueltas, así que es un problema ubicarse rápido.
La ciudad tiene edificios altísimos construidos en los últimos treinta años, así que todos son de vidrio azul y celeste, muchos con arcos y molduras árabes. Y esta lleno de árboles y plantas: la ciudad esta construida en medio del bosque tropical.
Comemos comida spicy (Con Dama nos desafiamos a ver quien se la banca mejor), todo es a base de arroz blanco o frito. Ayer fuimos a un chiringuito al lado del hostel que abría 24 horas (comimos a las 3 de la mañana gracias al jet lag), imagínense de pinta equivalente a Ugis pero pintoresco a nuestros ojos porque es indio. En un momento me doy vuelta y veo una cucaracha caminando por la mesa y de repente un mozo pasa el trapo para liquidarla y me mira riéndose.
Ya aprendí a decir gracias "terima kasih", se copan cuando les contestas así. Una observación sobre el idioma, el bahasa malayui: usa el alfabeto romano, debido a que los ingleses cambiaron la escritura, que antes era en base a signos del árabe.
Bueno, por ahora esto, Mañana partimos a Singapur,
Cheers
Rhubert
Miércoles, 3 de Noviembre de 2004 7 :39
SINGAPUR
Qué tal.
Si tengo que resumir la idea de Singapur en una frase digo que es un experimento cultural. Es un país independiente en una islita de menos de 1000 kms cuadrados cuya población consiste en casi un 80% chinos, y después se reparte entre malayos, indios del sur y un porcentaje chico de mix de todo el mundo. Se nota la prevalencia china (el primer día asumimos que nuestro hostel quedaba en Chinatown pero al final Chinatown era un barrio mucho mas lejos). Mismo dentro de los chinos hay muchas divisiones: de idioma, aunque hay carteles en la calle que sutilmente alientan a los chinos a que hablen mandarín y dejen de lado sus dialectos); también de origen: justo agarramos una exhibición en el Asian Civilization Museum sobre los Peranakang, los chinos que se instalaron en el sudeste asiático alrededor del siglo XIV y fueron desarrollando una cultura mixta: estos se diferencian de los chinos que inmigraron a Singapur en el siglo XIX, cuando esta empezaba a ser una ciudad prospera (estos son tildados de kelpers).
Las mismas figuras expresan la religión y la lengua de Singapur: Budismo, Islam, Hinduismo y Cristianismo; Mandarín, Malayo, Tamil e Inglés (los cuatro son idiomas oficiales). Hay como un patois que le dicen el Singlish, que es un mix de la gramática del inglés y vocabulario y expresiones del mandarín y malayo. Todos los carteles están en chino y en inglés.
Singapur empezó a ser una ciudad importante en el siglo XIX cuando el British Mr. Raffles (todo es Raffles: Raffles City, Raffles Hotel, Raffles Plaza. ...) estratégicamente fundo esta ciudad-puerto en la entrada del Estrecho de Malaca. Asignó a cada comunidad un lugar en la ciudad, lo que hoy es Little India, Chinatown, Little Malaysia. De esta época quedan un par de edificios públicos, uno que otro hotel y miles de casitas onda "terrace": todas estas son parecidas, pero en cada barrio tienen detalles de la arquitectura de cada comunidad: las chinas son las más simpáticas. También tuvimos suerte de ver una exposición sobre la remodelación de la ciudad: parece que hace 10 años se pusieron como meta rescatar todos las viviendas antiguas para equilibrar el lado histórico de la ciudad con los edificios vidriados, gigantes y modernosos que se multiplican a toda velocidad (increíble la cantidad de construcciones en marcha). Estas casitas parecen recién pintadas, todas en colores pastel y con las molduras impecables, ¡inclusive Chinatown! ¡Existe un Chinatown prolijo!
Toda la ciudad esta limpísima, no hay un papel en el piso, no hay un tacho de basura desbordado, no se puede fumar en ningún lado (hay ubicuos carteles que aclaran "no smoking BY LAW"). El disciplinamiento es extremo: señalizaciones en todos lados indican "no loitering", "no jaywalking", "no food and beverages", "no stopping", todos acompañados de la multa que supone cada delito; en el aeropuerto había uno inclusive que decía "no studying" (?). Y además de prohibir tantas cosas, sutilmente fomentan otras: en las estaciones de subtes hay posters gigantes de la empresa de trenes que dicen: "Gracioussness y giving a helping hand to someone in need", con dibujitos animé de niños felices y sonrientes cediéndole el asiento a un viejito o ayudando a un ciego a cruzar la calle. En las zonas de tráfico, afiches en los postes de luz que dicen "no horns make the traffic smoother" y cada tanto en las calles donde se puede estacionar encontrás carteles que te recuerdan cerrar las puertas, no dejar personal belongings en el auto etc. Es bizarro. Ah, hay una plaza que se llama Speaker's Corner, donde se puede ir a gritar y putear al gobierno, siempre y cuando se le avise a la policía antes.
Pero a la vez, los tipos se dan cuenta de su TrumanShow y se ríen de eso: los puestitos de souvenirs venden remeras que dicen Singapur adentro de un cartel de prohibido y otras que dicen "I love Singapur" y tienen una lista de todo lo que no se puede hacer ahí. Otro indicio de este humor era una publicidad de su Cliba que decía "Actually, littering is encouraged in Singapur".
Hace un calor tremendo (claro, estamos a menos de 100 kms del Ecuador) y hoy nos toco un día de lluvia tremenda y el resto nublado.
Sacando el factor chino, fácilmente se puede comparar con Miami: palmeras, edificios de vidrio, shoppings con aire acondicionado, calor húmedo, Starbucks y 7Eleven por todos lados. Los parques son perfectos, ordenados y llenos de flores gigantes, especialmente orquídeas (hay por todos lados).
También manejan del lado derecho y los semáforos tienen un cronometro para que los peatones juzguen si creen que podrán arribar a la otra vereda sin ser arrollados por los Mercedes Benz o BMW o Toyotas.
Es muy caro todo, pero nos las rebuscamos para no excedernos de nuestro magro presupuesto: nuestra única licencia fue el frapuccino diario, compartido, por supuesto.
Según leímos, hace un par de años que desde el gobierno buscan hacer de esta ciudad un centro artístico de la región, y se ve que le ponen pilas a esto. En el centro, sobre el río hay un complejo de teatros nuevo que se llama el Esplanade, que tiene como 50 salas y de afuera parece un carpincho gigante (Vieja, muy Wallpaper*, buscalo en internet). Justo enganchamos un gig de una banda taiwanesa que parecía Mambrú, pero que parecía ser top porque estaban todas las muchachas como locas haciendo cola para saludarlos y sacarse fotos. Y en Chinatown (el auténtico) pudimos ver una obra de teatro de Hong Kong, con todos los actores con trajes increíbles y pintados de arriba a abajo: lo mas simpático era la orquesta.
Bueno, más o menos esto sobre Singapur. Ahora estamos en Phuket, una isla al sudoeste de Tailandia, muy paradisíaca pero re turista (parece Florianópolis pero exclusivo para viejos europeos). Posiblemente partamos Ko Phi Phi mañana, una isla por acá.
Muchos saludos
Rhubert
pd: claramente estos teclados no están configurados para los acentos, así que disculpen la redacción. Este tiene símbolos del idioma Thai al lado de los romanos.
pd: La única palabra que usamos en Thai: "kwap khu ka", "gracias", que se dice con las manos en forma de oración y bowing the head.
Miércoles, 10 de Noviembre de 2004 2:46
KO PHI PHI
Amigos, qué tal.
Muchas gracias por sus comentarios, me alegro que estén disfrutando mis humildes crónicas de Oriente.
Ahora estamos en Tailandia, a donde llegamos vía Thai Airways desde Singapur. La idea era tomarnos un tren que cruzara todo Malaysia por la costa este pero en las provincias del sudeste de Tailandia (en la frontera) hay quilombos religiosos: la minoría musulmana que vive en Tailandia esta revolucionada porque hace unas semanas el ejercito thai acepto que misteriosamente habían muerto 80 detenidos musulmanes en sus cuarteles, así que tiran bombas todos los días.
Primero fuimos a Phuket, una isla al sur en la segura costa oeste y caímos en una playa que se llama Pattong, que supuestamente es el hit de la isla. Mucha edificación y actividad nocturna: un día nos quedamos mirando un grupo de muchachas thai que hacían coreografías à lo Cris Morena y como vieron que sonreíamos y aplaudíamos con entusiasmo nos invitaron y terminamos bailando "Asereje" con ellas frente a una amplia audiencia en el medio de la calle.
Una cosa tremenda de Pattong es el mercado de prostitución que hay, increíblemente explicito y aceptado. Teníamos una idea que el tema era fuerte el este país y todo, pero era deprimente ver en vivo y en directo los cientos (cientos en serio) de tipos europeos, algunos gordos y desagradables y otros que podrían ser los viejos de cualquiera, caminando de la manito con chicas tailandesas (la mayoría increíblemente lindas) o sentados comiendo frente al mar forzando charlas como si fueran novios (los tipos las eligen en los bares a la noche y las alquilan por semana). Horrible.
Después llegamos a Ko Phi Phi, una isla más al sur. Calza exactamente con el concepto de playa paradisíaca construido por el imaginario occidental: agua turquesa y transparente, vegetación densa e infinitas variedades de árboles con hojas gigantes, arena blanca, cangrejos de todo tipo, rocas de 30 metros que forman ángulo recto con el mar (es donde se filmo The Beach, increíble...)
Los primeros días nos quedamos en la aldea, "in town", donde solamente hay guest houses, puestitos de artesanías, de comida, de thai massage y de buceo. No hay autos, pero las bicis con sidecar que corren a toda velocidad por las calles angostísimas al son de "piiiiiiiiii piiiiiiii" (grito emitido por los propios conductores) para no pisarte son igualmente peligrosas; nunca atropellan a nadie, todavía no puedo entenderlo.
Esta isla es re turística, está lleno de ingleses y escandinavos que vienen de vacaciones por quince días, así que tienen un acelere diferente al nuestro: chupan a lo bestia y se los ve de noche. Pero el otro grupo de europeos consta de los que se quedan a bucear: no hay un sólo instructor de buceo thai, sólo occidentales. Muchos de estos se dedican al buceo y llevan una vida nómade instalándose temporariamente en Australia, Indonesia o acá, y otros, en cambio, hacen como un sueco que conocimos, quien labura dos meses de esto como pasantía para la facultad (!).
La idea original era recorrer la mayor cantidad de islas posibles, onda leap frog de una a otra, pero caímos en una mini playa que se llama Maprao y nos instalamos en el único resort que hay ("resort" suena re paquete, pero nuestro bungalow es una sencilla construcción en alto de caña con un colchón gigante y un mosquitero muy "Out of África"). Así que estamos ahí desde hace cinco días, comiendo fried rice with shrimp y aprendiendo trucos de malabarismo con nuestros amigos thai y un australiano (que se encarga del buceo, por supuesto).
Ayer fuimos a bucear a un arrecife cerca de una isla por acá, una experiencia totalmente National Geographic: había peces de todo tipo y color, estrellas de mar, corales (que pican como aguavivas), cuevas que parecían pintadas con grafitis multicolor. Debo admitir (este comentario va para Cochi y para el Dr.) que es imperdible, después nos explayaremos en el tema.
Sobre la comida thai. Primero, no comen con palitos como pensaba, sino con cuchara y tenedor: no usan cuchillo ya que todo se sirve trozado. Muy spicy, mucho frito y claro, infinidades de arroz (un plato de arroz hervido cuesta 35 centavos de dólar). Pescado y pollo es lo más frecuente: es gracioso porque (en la región sobretodo) en vez de haber Mc Donalds por todos lados, hay Kentucky Fried Chicken... siiiiii, astutos yanquis. Bueno, ahora estoy "in town", regreso en minutos a Maprao, donde Mr. Chen y Bop Thai dirán "hellllllloooooooooooo RRRRoooooooosa" cuando me vean (están copados con el nombre).
Les mando saludos y les escribiré en unos días sobre Bangkok, nuestro próximo destino.
Rhub
continuará...
©Rosario Hubert