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�Qu� decir a dos meses de la tragedia? �Qu� decir sobre los j�venes y el rock despu�s de Cromagnon? �Qu� decir de los Pibes de Cromagnon? �Qu� decir de toda esta generaci�n?
Ante todo, creo supuesta la sensaci�n que nos recorri� a todos el 31 de diciembre de 2004, al ver por TV y por los diarios las ambulancias, los m�dicos, al sobreexpuesto Ibarra, a los cuerpos, los nenes, los j�venes, los pibes, hasta el Papa, convaleciente, enviando condolencias, y tambi�n al que una vez m�s brillaba por su ausencia, es decir, ?K?, de que-digo- esto iba a pasar. Y pas�. Todos los elementos estaban dados. Explot� incendiado el negocio del aparato del Estado de la Ciudad de Buenos Aires. Tuvo que venir a barrer cenizas el duhaldismo, con el flamante Secretario de Seguridad Juan Jos� �lvarez.
Detonaronse tambi�n la lista de elementos que se vienen gestando desde hace casi 30 a�os en la Argentina, que tuvieron su m�s perversa simbolizaci�n y representaci�n en la tragicomedia de los �90 y que, a pesar del otro estallido, social aqu�l, de diciembre de 2001, con sus intentos de reconstrucci�n, todav�a no se han podido reestablecer los lazos de solidaridad que dan sentido a las sociedades. Son estos elementos que tienen que ver con el prejuicio, a mi modo de ver, que existe hacia la m�sica local respecto a la m�sica extranjera, esto m�s all� de lo universal de la m�sica y m�s all� de la m�sica, me refiero al filicidio t�pico argentino. El prejuicio, insisto, as� como tambi�n la denigraci�n de la cultura joven: no es dif�cil imaginar a la clase media comadreando a los pibes de cromagnon por drogarse, por tomar alcohol, por identificarse con el rock (serie de elementos que tambi�n podr�an ser asociados al mundo del f�tbol), cuando el muerto recordado en el mundo del rock no fue muerto por el rock sino por la polic�a. Me refiero a Bulacio. Y sin embargo sobreviene que en la Rep�blica Cromagnon, el Estado, supuestamente Republicano, que promulga la cosa p�blica, valga la redundancia, hace estallar el prejuicio, la exclusi�n de los j�venes y la ?idiotizaci�n? de los mismos (qui�n piensa en dejar a sus beb�s y ni�os por $2,5 en una guarder�a improvisada en un ba�o-s�lo se me ocurre como respuesta una madre adolescente tal vez, s�lo en tiempos donde debatir en la Legislatura Porte�a un proyecto sobre educaci�n sexual se presenta como una herej�a, qui�n piensa en tirar una bengala en un lugar cerrado) con casi 200 muertos.
El Estado, ausente y los j�venes, perdidos en la b�squeda de un sentido de pertenencia, encuentran en el rock respuestas en una escena que es casi un ritual, con los m�sicos, los que tocan, hacen esas letras, fieles como sus seguidores. Pibes, adolescentes, que ante la anomia, establecen con el rock un contrato social impl�cito. Basta pensar, en ese sentido, lo que fueron Los Redondos, a mediados de los �80 y en los �90, y la efectiva conexi�n religiosa que compusieron con sus asiduos seguidores. No me olvido de, s� ya entrados en los �90, la nueva camada de grupos que, cual Los Redondos, cargan con un discurso contra lo institucional. All� es donde resulta interesante rescatar tres casos que en la Argentina son un paradigma que da cuenta y que fortalece ese discurso anti-institucional, me refiero, al ya mencionado caso Bulacio, el caso Mar�a Soledad Morales y el caso Carrasco, j�venes los tres. Este contrato, entiendo, resulta diferente en forma a aqu�l que en los �70 daba ese sentido de pertenencia, digo, las que fueron las desaparecidas de escena organizaciones pol�ticas. Hoy el joven argentino carga contra lo institucional pero resiente de la pol�tica y de las formas de llevarla a cabo por presentarse �sta de la mano de la corrupci�n y bajo el velo de la hipocres�a. Por significar, en definitiva, aquello que no quiere ser.
De la coyuntura, �Qui�nes son los responsables? �Qu� pasa con la cuesti�n pol�tica detr�s de la tragedia?
Responsables concretos de la tragedia concreta que tuvo lugar el 30 de diciembre. All�, si se quiere, todos tenemos cierto grado de responsabilidad m�s all� de la que deben asumir el Jefe de Gobierno, el empresario y la banda de rock. Ibarra, como dijo una madre dolorida en la Legislatura en ese acto que se llam� ?interpelaci�n? al Jefe de Gobierno, que no fue m�s que un echar culpas de los legisladores-atentos los diversos sectores del macrismo a ver de d�nde se pod�an colgar para obtener una cuota de r�dito de la tragedia-t�pico de la derecha: utilizar el dolor ajeno-, ?Esto le pasaba a Grosso, a De la Rua, o hasta el propio Macri, pero le ocurri� a ud., Ibarra?. �l, no pudo m�s que repetir su texto aceptando responsabilidades, apelando a la Legislatura a que comparta tales responsabilidades, pidiendo disculpas a padres, quienes cargan con el mayor dolor de todo esto que para ellos no tiene nombre. Con dotes de orador, supo defenderse de los dardos de los legisladores opositores (en una Legislatura que cuenta con 60 bancas y a la vez con 40 partidos pol�ticos). Sin embargo, no pudo con las espaldas y dem�s indiferencias de los padres. Chab�n, hasta la tragedia era el prototipo del empresario progre -qui�n no recuerda aquellas �pocas de Cemento-, hoy prototipo del empresario inescrupuloso quien para ver incrementadas sus rentabilidades lo �ltimo que considera es invertir en prevenci�n, quien cierra salidas de emergencia para que no haya colados. Callejeros, me pregunto, qui�n sabe la responsabilidad que tienen respecto de la seguridad en sus shows. Al d�a de hoy esto ser� decidido por lo que la Justicia interprete, pero seguro son quienes deber�an haber interrumpido el espect�culo, cual han hecho Los Redondos en determinadas ocasiones. Al margen de lo que se juzgue, resulta un punto de conflicto el hecho de que la banda tenga el papel de v�ctima leg�tima a pesar de que tambi�n le quepan responsabilidades de lo sucedido. Aqu�l que tir� la bengala, aqu�l que falt� en su inspecci�n (s�, s�, s�, la corrupci�n), los Medios Masivos de Comunicaci�n. �stos, no s�lo por lo que habr�a ocurrido si recital se hubiese prohibido con antelaci�n ?efectivamente la reacci�n habr�a sido putear ?Quieren prohibir el rock?-, sino tambi�n por lo que hoy acontece con el seguimiento de la prensa respecto a habilitaciones y/o proyectos-leyes del poder legislativo nacional y local referidos a estos temas (aquella tapa de Clar�n del 31 ya pas�). Finalmente, la sociedad entera.
Antes me refer� al escepticismo con que los j�venes perciben a la pol�tica, la anomia y la ausencia de referentes (desde el Estado a trav�s de la escuela hasta la familia, instituci�n en crisis, entre otros factores, debido a la falta de trabajo). Ahora digo, la tragedia tuvo su significaci�n pol�tica porque el pedido de la sociedad de ?que la paguen?, quienes sean, el pedido de ?que no se repita? implica un accionar judicial y pol�tico, por lo tanto, pide reformas. Reformas, y ah� es donde encuentro el sentido pol�tico de esto, que tienen que ver con c�mo es que aquellos que suponemos representantes nuestros interpretan la escala de valores de una sociedad con j�venes que cuentan con pocos valores. Padres y compa�eros de los Pibes de Cromagnon se movilizan, necesitan verse representados, necesitan actuar pol�ticamente. Necesitan ocuparse de la pol�tica porque en parte, no maduro, han naturalizado por experiencia en carne viva (como Blumberg, como las Madres y tantos otros) que si no la pol�tica se ocupar� (ocup�) de ellos.