Me despierto tarde, voy al baño y veo una cucaracha horrible y entonces salgo del baño y voy a mi cuarto y mi amiga que se había quedado a dormir ya no está pero está en el cuarto de mi hermano, en su cama, y espero que no la hayan pasado bien y me voy. Es domingo y por la calle no hay nadie, necesito ir al baño así que entro a un bar y en el espejo veo el maquillaje corrido, me lavo y como me da vergüenza no consumir nada me siento a tomar un café. El mozo, gordo-viejo-feo-, me trae el café que también es horrible y lo dejo y le dejo dos pesos sobre la mesa y salgo a la calle. El sol está fuerte y me molesta y quiero irme pero no sé adónde, así que bajo las escaleras de una estación de subte y tomo el que va al Centro pero como me quedo dormida estoy de nuevo en la estación en la que lo tomé y bajo y vuelvo a casa.
Estoy tirada en mi cama y mi amiga sigue con mi hermano y mis viejos se fueron al country o a algún lado y quiero que venga alguien a hacerme compañía. Llamo a tres tipos que conocí anoche, Polo-Rolo-Moro y todos atienden con voz de dormidos y me imagino que deben tener aliento horrible y me dan asco y a los tres les corto y llamo a mi ex. Qué hacés tanto tiempo, dice y le digo vení y dice bueno y después de un rato me arrepiento así que me voy de casa y de nuevo no sé a dónde ir y voy a lo de mi abuela. Mi abuela tiene alzheimer desde hace cinco años y cuando la veo me deprimo y por eso le dejo las flores que compré y me voy. Camino varias cuadras y entro a una sala de video juegos, demasiado ruido-gente-humo, y me acerco a un pibe que debe tener catorce años y le digo si quiere acompañarme a algún lado y me dice que sí y le propongo ir a su casa y duda pero acepta y dice que tenemos que tomar no sé qué colectivo, pero yo levanto el brazo y paro un taxi. El viaje es largo y él me pregunta quién sos-qué querés-qué vamos a hacer, yo le digo que ya va a ver y le pregunto por qué va los video juegos de Cabildo si vive en Flores y dice que ahí la droga es más barata y le pregunto qué toma y dice nada, yo nada más fumo, venimos muchos del barrio y pienso y le digo que pensaba que Belgrano era un barrio caro. De nuevo pregunta qué vamos a hacer, yo le toco la pierna y sé que está nervioso y me encantan los nenes nerviosos.
Acostados en su cama de una plaza, apenas entramos, tuvimos sexo y le gustó tanto que pide de nuevo y de nuevo tenemos y después le pregunto si quiere volver a verme y dice siempre y le contesto siempre no y me mira las tetas, las acaricia y siento sus manos suaves y me levanto y empiezo a vestirme. Le pregunto por su familia y dice vivo con mi mamá pero está trabajando y le pregunto dónde trabaja y me dice en el cementerio de la Chacarita y le digo qué lindo y dice lindo no, trabaja ahí desde que mataron a mi viejo, dice que así se siente más cerca de él y se da vuelta hacia la pared y pienso que debe estar llorando, le acaricio la cabeza y salgo del cuarto.
En la cocina de él, que todavía no sé el nombre y que se quedó dormido, pienso por qué no puedo estar con alguien de mi edad y no sé. Miro por la ventana y veo a una mujer que desde una cocina me mira y baja la persiana y pienso qué raro una cocina con persiana y voy al cuarto y lo miro dormir y me encanta pero como estoy aburrida lo despierto y le digo vamos a algún lado y no hace falta decirle a dónde porque él me dice que se llama Nicolás y cuando me pregunta le digo Sensitiva y pregunta de verdad y le digo que sí y que me lleve a caballito sobre su espalda y me acuerdo de una canción que cantaba en la primaria y se la canto: venga mi caballito, corre y trota muy ligerito, para dar una vuelta por la ciudad, dar una vuelta. Me lleva y los vecinos miran pero a él no le importa y eso me gusta. A dónde la llevo, Sensitiva, pregunta cuando termino de cantar y le digo a la calesita y dice cómo no y empieza a correr y tengo miedo de que nos caigamos y nos caemos y él quiere darme un beso y yo lo aparto y digo a la calesita, dije.
Subida a un caballo de madera acabo de sacar la sortija y la guardo en el corpiño y cuando termina la vuelta el tipo me la pide y le digo búsquela usted y se queda mirando y no hace nada. Compro pochoclo y le doy a Nicolás y le pregunto si se divirtió y me dice mucho y me abraza fuerte y me lo quiero llevar a casa y me acuerdo de cuando tenía cinco años y me llevé a casa a un perro lastimado y mis viejos me obligaron a dejarlo y yo insistí y dormí con el perrito toda la noche y entonces me lo llevo a Nicolás.
Mi amiga, acostada en el sillón junto a mi hermano que duerme, nos mira entrar y, mostrándole a Nicolás digo que es mi nuevo hermano menor y se ríe y pienso que no es para reírse y le digo a Nicolás subí que yo ya voy. Abro la heladera y agarro una cerveza y una chocolatada y también subo y lo encuentro tirado en mi cama desnudo y le digo esas cosas no se hacen y lo visto y le doy la chocolatada y me mira y yo prendo la tele y él quiere ver fútbol pero pongo una película porno que trajo mi amiga y le tapo los ojos y le digo esto no es para chicos y él se queja y hace fuerza para quitarme de encima y me muerde la mano. Saco un cinturón del placard y le pego en la cola y él grita y yo me río y le pregunto te vas a portar bien y me dice que sí y me encanta como dice sí y le digo que repita, sí, repetí sí, sí, sí, sí y dejo de golpearlo y apago la tele porque la película me da asco y le digo perdoname. Dice no es nada y apoya la cabeza sobre la almohada y lo acaricio hasta que se queda dormido y después me desvisto y me meto en la cama y antes de quedarme dormida le doy un beso en la frente y él es como un ángel.
Me despierto y son las tres de la mañana y estoy sola en la cama y voy al cuarto de mi hermano y veo que está con Nicolás y le grito pervertido hijo de puta y cierra la puerta con llave y escucho los gritos de Nicolás y bajo las escaleras y voy al cuarto de mis viejos pero no están y encuentro a mi amiga en el living mirando la tele y le pregunto qué pasa con mi hermano y no dice nada y le digo no sabés que está con mi hermanito menor y no dice nada y no sé qué hacer y le doy una cachetada y se cae y subo de nuevo y le grito a mi hermano dejá al nene tranquilo querés. Bajo de nuevo y mi amiga todavía no se levantó y me parece que está desmayada y le doy unas cachetadas hasta que se despierta y le meto azúcar en la boca y dice qué pasa, qué pasa y le digo decime vos qué pasó y dice tu hermano me hizo un trago muy rico y le digo estúpida, andate a tu casa y voy a la cocina y veo sobre la mesada una botella de vodka, limones, azúcar y una caja vacía de no sé qué somníferos y escucho el ruido de las llaves en la puerta y veo entrar a mi viejo con un pendejo veinte años-jeans elastizados-bronceado de cama solar, y me dan asco y le pregunto dónde está mamá y dice se fue a cenar con las amigas y no le creo, sé que la obligó a quedarse en algún lado y llamo a lo de mi abuela y atiende la mujer que la cuida y le pregunto por mi mamá y me pasa con ella que está llorando y no entiendo nada de lo que dice y veo que mi amiga se va y también quiero irme pero no puedo dejarlo solo a Nicolás con mi hermano y le explico a mi viejo lo que está pasando y me dice ahora subo y sube con el pendejo bronceado y escucho que mi hermano les dice pasen y me despierto y Nicolás está durmiendo y le doy un beso, lo abrazo y él se despierta y me dice tengo que ir a casa porque mi mamá se va a preocupar y le digo yo te llevo y él dice puedo ir solo y se va, y entonces me despierto y estoy en la casa de un pendejo que acabo de conocer y que está durmiendo y me encanta verlo dormir pero como estoy aburrida lo despierto para ir a algún lado y entonces me despierto en casa y veo una cucaracha horrible en el baño y mi amiga que se había quedado a dormir ya no está pero está en el cuarto de mi hermano, en su cama, y me despierto, me doy vuelta y veo que mi amiga que se había quedado a dormir sigue durmiendo al lado mío y quiero despertarla para que vayamos a algún lado pero antes de despertarla voy al baño.
Laura Farhi